La Globalizacion

JÓVENES, ÉTICA Y DESARROLLO HUMANO

Nunca como hoy, los valores éticos deberían teñir todas las dimensiones de la dinámica de nuestras sociedades, tanto en la esfera económica y social, como en el terreno político y cultural. Y nunca como hoy, las y los jóvenes reclaman que los tomadores de decisiones y quienes manejan los hilos del poder, sean consecuentes entre lo que dicen y lo que hacen, erradicando resueltamente la corrupción y los abusos de poder.

Pero la realidad, lamentablemente, es otra. En la práctica, nuestros países se ven afectados muy seriamente por la corrupción, por la falta de transparencia en la gestión pública, por los abusos del poder, por la falta de ética en el accionar de los tomadores de decisiones en casi todos los niveles de la dinámica de nuestras sociedades, y con ello, la población pierde crecientemente credibilidad en sus gobernantes y en las principales instituciones democráticas (Congreso, Justicia, etc.).

Numerosos informes de los principales organismos especializados han denunciado reiteradamente estos verdaderos atentados contra la democracia y la justicia social. Así, Transparencia Internacional viene editando sus Informes Anuales sobre Corrupción en el mundo, así como informes nacionales y regionales más específicos. En la misma línea, el denominado Social Watch (informe ciudadano internacional de progreso sobre erradicación de la pobreza y el desarrollo social) realiza una importante labor de vigilancia ciudadana de la gestión pública, denunciando los incumplimientos y los apartamientos del camino de los diferentes países, respecto a las metas acordadas.

Por su parte, también son muchos los esfuerzos que se vienen realizando en términos más proactivos y proposititos, procurando brindar respuestas a las limitaciones antedichas. Es el caso del Informe sobre la Democracia en América Latina del PNUD (“hacia una democracia de ciudadanos y ciudadanas”) y también las propuestas de la OIT sobre el “trabajo decente” y de la UNESCO sobre la “diversidad cultural”, entre muchos otros esfuerzos por el estilo.

En dicho marco, en América Latina se vienen desarrollando fecundas experiencias que tratan de poner en práctica diversas iniciativas de participación ciudadana, tanto en términos de “denuncia” de arbitrariedades y violación de derechos adquiridos, como en términos de construcción colectiva de herramientas para el desarrollo humano, como pueden ser las múltiples experiencias (sobre todo locales) de participación en el denominado “presupuesto participativo” (asignación de recursos) como en términos de control ciudadano de políticas públicas (auditoría social).

En todos estos casos, las y los jóvenes latinoamericanos vienen participando activamente, junto a otros sectores poblacionales y movimientos sociales (de mujeres, de trabajadores, de indígenas, de campesinos, etc.) pero hace falta –sin duda-

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