La Gran Central
Enviado por jamoncitojamon • 3 de Abril de 2014 • 1.752 Palabras (8 Páginas) • 258 Visitas
Frente Sindical Mexicano (FSM)
Hacia la creación de una central sindical clasista e independiente.
I
Ante nuestros ojos (y nuestros bolsillos) está teniendo lugar la mundialización del capitalismo, es decir, la expansión depredadora de un modo de producción basado en la explotación del trabajo asalariado.
No hace muchos años, existía un referente no capitalista realmente existente, y la esperanzadora pregunta que se hacían los trabajadores y los opositores al modo de producción capitalista en esos tiempos, era: ¿qué región del mundo será la próxima en escapar de la órbita del capital? Hoy, después del fracaso histórico del experimento soviético y sin desconocer los significativos casos en Latinoamérica, de Bolivia y Venezuela, la pregunta se ha transformado: ¿qué región del mundo está todavía a disposición del proceso globalizador capitalista, para explotarlo y devorarlo?
Los grandes centros de poder y financieros a escala global. Iniciativas similares se han aprobado, o están por aprobarse, en España, Portugal, Irlanda y en los mismos Estados Unidos, para los capitalistas las conquistas alcanzadas por la clase trabajadora en el último siglo son, además de una afrenta al orden Burgués, el principal obstáculo para expandir los procesos de acumulación de capital y revertir la curva descendente del ciclo económico. El objetivo de la nueva “economía global” es combinar tecnología de punta, una nueva división internacional del trabajo y la flexibilización laboral, con fuerza de trabajo barata y/o superexplotada. Estamos viendo pues, una etapa victoriosa de capital sobre el trabajo a un nivel planetario.
II
Pero la situación resulta aun más negativa para los trabajadores, si consideramos que la expansión a escala mundial del modo de producción capitalista, está siendo acompañada de un extravió teórico y práctico de las fuerzas sociales anti-capitalistas. El derrumbe histórico del “socialismo real” soviético significó para muchos, no sólo el fracaso de la vía socialista como alternativa posible y deseable al modo de producción capitalista, sino también, la supuesta improcedencia de la teoría que le daba sustento: el marxismo. Así, el resultado más evidente del fracaso soviético, además de la conformación del mundo unipolar que vivimos, es la pérdida de la brújula teórica de las fuerzas anticapitalistas, incluidas las clases trabajadoras y sus organizaciones sindicales.
Los trabajadores mexicanos, además, vienen recibiendo paralelamente, una serie de embestidas por parte del capital: represión directa a las organizaciones sindicales que signifiquen referentes de lucha democrática, como es el caso de los trabajadores electricistas del SME, de los mineros, de los llanteros, entre muchos otros, para poder imponer sin resistencia sus políticas pro-empresariales que sólo se traduce en: incremento del desempleo, salarios de hambre, intensificación del empleo precario, explosión del subempleo carente de seguridad social, etc.
Esta situación está generando un gran descontento y con ello, la aparición a lo largo y ancho de nuestro país, de una infinidad de luchas de trabajadores por mejorar sus condiciones de trabajo y por sacudirse el control de las direcciones sindicales charriles. El gran nudo es que esos esfuerzos se encuentran dispersos y sin una referencia política y organizativa que les permita avanzar unidos ante un enemigo común: el capital y su aliado, el Estado.
III.
De este hecho podemos sacar una doble conclusión; nuestra lucha para enfrentar la contrarreforma laboral es, en su forma, contra el gobierno federal, el PRI, el PAN, y los patrones, pero en el fondo es una guerra contra el capitalismo a escala global; por lo tanto debemos prepararnos para un largo enfrentamiento que requiere un replanteamiento a fondo de nuestras fuerzas y de nuestra estrategía de lucha. Es urgente lanza una intensa labor de concientización sobre las implicaciones de esta contrarreforma laboral entre la clase trabajadora y los jóvenes (mediante trípticos, foros, conferencias, mítines a puertas de centro de trabajo, etc.), confrontándolas con nuestras propuestas alternativas. Debemos ya de tener listo un plan general de movilizaciones para el momento mismo en que se informe que el dictamen de la Comisión de Trabajo pasa al pleno de la Cámara de Diputados.
Ante este catastrófico panorama, los que sobrevivimos vendiendo nuestra fuerza de trabajo, estamos exigidos de acelerar el paso y tomar acciones concretas que nos conduzcan, en primer lugar, a entender las causas de tan negativa situación, para estar en condiciones de desarrollar y llevar a la práctica, estrategias de transformación social que respondan a nuestros intereses de clase. Es decir, se trata -siempre desde una perspectiva de clase-, de asumir el reto práctico, organizativo que desemboque en la ampliación y el fortalecimiento de las organizaciones sindicales de clase para que vayan más allá de plantearse estrategias puramente de carácter económico, y tengan una perspectiva que les permita caminar hacia la solidaridad emancipadora de clase.
Concretamente, resulta urgente renovar los referentes organizativos de la clase trabajadora a través la construcción de una nueva Central Obrera que sirva de aglutinador de los trabajadores de la ciudad y el campo y que sirva de catalizador para potenciar esos esfuerzos y luchas valiosas, pero aisladas, que están teniendo lugar en todo el país.
Las experiencias de frentes amplios multiclasistas, son muy importantes y hay que seguir impulsándolos; pero habrá que ser autocríticos y reconocer que sólo han servido para realizar movilizaciones masivas, pero poco efectivas para detener en los hechos, las embestidas del capital y sus sirvientes en el gobierno. Se requiere dar
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