La Historia Y El Hombre
Enviado por ytelte • 31 de Mayo de 2013 • 438 Palabras (2 Páginas) • 438 Visitas
Este primer capítulo del libro de Bloch está dividido a su vez en varios apartados:
a) La elección del historiador, que trata sobre los motivos por los cuales un historiador elije su profesión y lo que planea estudiar.
b) La historia y los hombres, que define a la historia como la “ciencia de los hombres” y debate un poco sobre si es ciencia o arte, en cuanto a que investiga y también utiliza la escritura como medio.
c) El tiempo histórico, donde expande la definición de la historia como “ciencia de los hombres en el tiempo”, donde el objeto de estudio se encuentra inmerso dentro del flujo del tiempo.
d) El ídolo de los orígenes, en que se problematiza la idea de que tan sólo el origen basta para explicar algún fenómeno, extrayendo a éste de su contexto original y dejando una comprensión incompleta al respecto.
e) Pasado y presente, donde habla del problema del pasado inmediato y el presente y cuando ya ha pasado el suficiente tiempo para considerar algo como “histórico” y cuando todavía es una noticia.
La idea que en lo personal más me llama la atención es aquella del problema del tiempo histórico, que como vimos en clase convencionalmente se sugiere que para estudiar un suceso deben de haber pasado por lo menos 50 años, a riesgo de existir una interferencia en el juicio por parte de nuestras pasiones. Bien menciona Bloch que el historiador debe ser desapasionado, sin embargo no veo por qué no se pueda ser desapasionado y poder estudiar un problema reciente que se considere relevante, útil o necesario de analizar, un autor que tal vez pueda servir de ejemplo (aunque no estoy tan seguro acerca de la validez de esto) sería Tucídides, quien trata de mantener un espíritu parcial a lo largo de toda su obra, la cual narra eventos en los que el mismo participó y ello no le quita validez al trabajo que realiza.
Del mismo modo, un historiador actual podría tratar de juzgar con un ojo parcial un hecho histórico reciente sin que necesariamente se le tilde de periodista o de proselitismo.
Aquí también nos encontramos con el problema de la academia y la historia, ya que esta última se ha tenido que especializar para satisfacer los criterios de la primera, cosa que no es necesariamente mala, aunque sufre de una terrible deficiencia y es que al momento de especializarse se aleja del gran público, al cual debería estar dirigida la obra historiográfica, cuya utilidad se ve severamente reducida al momento de cerrase a un grupo social específico (el de los historiadores) que excluye casi toda obra dirigida al gran público tachándola de una vulgarización.
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