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La Independecia De México


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  1.701 Palabras (7 Páginas)  •  171 Visitas

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La superficie total se calculó en 4.000,000 de kilómetros cuadrados en 1790, escasamente poblados, ya que el grueso de los habitantes se aglomeró en el centro, en la décima parte del territorio, dadas las limitaciones físicas mencionadas.[1] En el norte, montañoso, de clima extremoso y seco —nombrado Áridoamérica por los arqueólogos— habitaban sobre todo tribus recolectoras nómadas, que tomó tiempo sojuzgar.

No había tal opulencia inagotable y "con la conquista española, el equilibrio de recursos y población cambió abruptamente. Los conquistadores talaron grandes cantidades de árboles para utilizarlos como material y combustible. Sus arados penetraban más profundamente en la tierra que los palos para cavar de los indígenas, y su ganado y sus ovejas dejaban desnudo el terreno. Nuevos sistemas de riego y molinos harineros concentraban o redistribuían las afluencias del agua. Ninguno de los nuevos procedimientos era desastroso en sí mismo pero el efecto combinado a través de los años fue una disminución acelerada del terreno agrícola," comenta Gibson. [2]

Con el tiempo "la ilusión producida por la creencia en una gran riqueza inexplotada tuvo a la postre un efecto desmoralizador en los sectores más importantes de la nación, pues la imagen de un pueblo miserable que vive en medio de tan grandes riquezas tenía que conducir necesariamente al menosprecio del carácter y las aptitudes de ese mismo pueblo," vaticinó González Santos.[3]

El régimen de tenencia de la tierra también ha sido álgido. En la civilización azteca pertenecía al monarca, quien se adjudicaba una parte, que compartía con su corte y la aristocracia; otra la destinaba al servicio público: ejército, religión e instituciones, y el resto era comunal, de las familias del poblado, organizadas en forma de calpulli (casa grande), antecedente del ejido.

La Corona Española se adjudicó la propiedad territorial de las Indias Occidentales,[4] con sustento en bula del Papa Alejandro Sexto de 1493. La repartió en tres: para el Virrey y su corte; para españoles, y para indios,[5] a quienes asignó tierras ubicadas a la salida —exitum, en latín— de las aldeas, llamadas por eso ejidos, semejantes al calpulli. "Todas las propiedades de los pueblos indígenas [...] eran comunales, pertenecían al núcleo de población y no a los poseedores de ellas individualmente considerados," señala Mendieta y Núñez.[6]

A los españoles se otorgaron los mejores suelos, es obvio, como mercedes reales, por "servicios prestados a la Corona" o para atraer gente a zonas despobladas. Concedían derechos patrimoniales, que se perdían si no se cultivaban. Pasado algún tiempo se negociaron sus títulos y se practicó su compraventa, lo que permitió integrar latifundios, bajo la figura de haciendas. Se auspició feudalismo corporativista en favor de conquistadores, aristócratas, Iglesia Católica, empresarios, asociaciones y gremios.

"A los indígenas se les dio únicamente la tierra indispensable para la satisfacción de sus necesidades que [...] eran mínimas," escribe Mendieta.[7]

El clero concentró extensas propiedades, calificadas de manos muertas, por ser improductivas, estar exentas de gravamen y sin posibilidad de enajenarse. Alamán estima que "no bajaban" de la mitad del valor de los bienes raíces existentes.[8] Se adquirían con diezmo retenido, donativos, intereses por préstamos hipotecarios (era la única institución autorizada para concederlos), aprovechamientos, y al adjudicarse propiedades de deudores morosos.

En 1810 los españoles representaban 18% de la población y poseían más de dos tercios del suelo.[9] En consecuencia, "surgió el problema de la tierra desde la época colonial, de tal modo que cuando México realizó su independencia, llevaba ya ese problema como una fatal herencia del régimen pasado,"

apunta Mendieta.[10]

El cuadro era explosivo: abundaban campesinos en condiciones de servidumbre y marginación que se sabían dueños del territorio y con derecho a poseer una parcela para trabajarla con sus manos. Fue motivo poderoso que indujo a los campesinos a seguir a Hidalgo y sucesores. Un siglo después lo emplearía Emiliano Zapata como lema de su lucha y reforma agraria, y se conserva en el escudo del Estado de Morelos.

Sociedad estratificada

Mesoamérica estaba habitada por 25.000,000 de indios al llegar los españoles, según cálculo reciente.[11] La intención no fue exterminarlos, sino explotar su fuerza de trabajo, mezclarse con ellos e imponerles cultura y religión.

A partir de 1512 la Corona expidió normas para proteger, defender y salvaguardar a los nativos de abusos y atrocidades de los conquistadores, de la burocracia gubernamental y de la Iglesia y su brazo represor: la Inquisición.[12] Se compendiaron como Leyes de Indias, que ordenaban "a los Virreyes, Presidentes, y Audiencias el cuidado de mirar por los Indios, y dar las órdenes convenientes, para que sean amparados, favorecidos, y sobrellevados, por lo que deseamos, que se remedien los daños, que padecen, y vivan sin molestia, ni vejación, quedando esto de una vez asentado, y teniendo muy presentes las leyes de esta Recopilación, que les favorecen, amparan, y defienden de cualesquier agravios, que les guarden, y hagan guardar muy puntualmente, castigando con particular, y rigurosa demostración á los transgresores. Y rogamos y encargamos á los Prelados Eclesiásticos, que por su parte lo procuren como verdaderos padres espirituales de esta nueva Cristiandad, y todos los conserven en sus privilegios, y prerrogativas, y tengan en su protección."[13]

Como fuere, prevaleció el criterio aristotélico de que "algunos hombres son libres por naturaleza y otros esclavos, y que para estos últimos es conveniente y justa la esclavitud,"[14] que definió el sino de los aborígenes, quienes se entregaban en encomienda a españoles, para que les enseñaran la

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