La Maquina De Coser Atraves Del Tiempo
Enviado por Book_alone • 15 de Octubre de 2013 • 1.933 Palabras (8 Páginas) • 691 Visitas
LA MAQUINA DE COSER
La costura a mano es un arte con más de 20,000 años de antigüedad. Las primeras agujas de coser fueron hechas de huesos o cuernos de bestias y los primeros hilos con tendones animales. Las agujas de hierro fueron inventadas en el siglo XIV y, un siglo después, las agujas con “ojo” para poder ensartar el hilo.
La primera patente conectada a una máquina de coser fue otorgada en 1755 a un alemán llamado Charles Weisenthal. Se trataba de una aguja diseñada para la costura mecánica, pero la patente no describía el resto de la máquina, si es que ésta existía.
El ebanista e inventor inglés Thomas Saint recibió una patente para una máquina de coser en 1790, pero se desconoce si llegó a construir un prototipo de su invención. La patente describe un punzón que horadaba el cuero y pasaba una aguja por el agujero. Se construyó una reproducción del invento de Saint, basada en los dibujos de su patente, pero no funcionó.
En 1810, el inventor alemán Balthasar Krems inventó una máquina automática para coser gorras, pero nunca funcionó bien y por lo tanto no la patentó.
El sastre austriaco Josef Madersperger realizó varios intentos para inventar una máquina de coser y obtuvo una patente en 1814, pero su diseño también tuvo fallas.
Cuatro años después, en 1818, los estadounidenses John Adams Doge y John Knowles inventaron una máquina de coser que, desafortunadamente, no podía coser ninguna cantidad útil de tela antes de descomponerse.
La primera máquina de coser funcional fue inventada por el sastre francés Barthelemy Thimonnier en 1830. Convenció a su gobierno de la utilidad de su invento y fue contratado para coser uniformes para el ejército de Francia. Diez años después, ya tenía una fábrica con 80 máquinas, pero por poco lo matan otros enfurecidos sastres franceses, quienes quemaron su fábrica de máquinas, debido a que temían que causarían desempleo.
Con un nuevo socio, empezó de nuevo, pero los sastres volvieron a atacarlo. Como Francia estaba pasando momentos políticos difíciles, Thimonnier no podía esperar mucha ayuda de la policía o el ejército y huyó a Inglaterra, con la única máquina que pudo salvar.
La máquina de coser de Thimonnier usaba un solo hilo y fue la primera en tener un uso práctico. Fue el primero en ofrecer las máquinas para su venta y dirigió la primera fábrica de ropa. Sin embargo, murió en el hospicio de pobres.
En 1834, Walter Hunt construyó la primera máquina de coser estadounidense más o menos exitosa. Más tarde perdió el interés en patentarla, ya que también creía que provocaría desempleo. Su máquina solamente podía coser puntadas rectas.
La primera patente para una máquina de coser en los Estados Unidos fue otorgada en 1846 a Elías Howe. Se trataba de un proceso que usaba dos carretes de hilo. La máquina tenía una aguja ensartada, la cual era empujada a través de la tela y creaba un lazo del otro lado; entonces, una lanzadera en un riel deslizaba un segundo hilo a través del lazo, creando lo que se llama punto de cadeneta.
El inventor encontró muchos problemas defendiendo su patente de imitadores y tratando de comercializar su invento. Su historia es verdaderamente dramática.
Elías Howe nació en una granja en el estado de Massachusetts. A los 16 años, se estableció en un pueblito cercano, Lowell, trabajando como ayudante en el taller de reparación de maquinaria de Ari Davis. Éste se dio cuenta de la gran aptitud que tenía el joven para arreglar todo tipo de mecanismos y le contó acerca de su idea de construir una máquina de coser, lo que había intentado sin éxito.
A Howe le fascinó la idea, casi al punto de la obsesión. A los pocos años, ya casado, con hijos y además enfermo, dejó su trabajo para dedicarse a eso. Convenció a un inversionista amigo, George Fisher, para que lo apoyara, pagando los gastos de su casa y comprándole los materiales y herramientas que necesitaba.
Al principio tuvo poco éxito y el inversionista tuvo que poner más y más dinero. La primera máquina de coser que diseñó Howe resultó ser cara y fallaba mucho. Por fin, cuando tenía 27 años, consiguió construir la máquina que ya describimos: funcionaba bien, era compacta y barata.
Howe patentó su máquina de coser en septiembre de 1846. Sin embargo, no se vendió. Fisher se salió de la empresa y el inventor tuvo que regresar a la granja de su padre, sin dinero y sin perspectivas.
Meses después, Elías Howe viajó a Londres, donde su hermano Amasa había conseguido el encargo de construir una máquina de coser para un fabricante de corsés, William Thomas. Éste resultó ser un pillo que le robó los derechos de su patente en Inglaterra, no le pagó el salario acordado y lo corrió tan pronto acabó de adaptar su máquina para hacer los corsés.
El inventor, financiera y físicamente exhausto, se las arregló para conseguir el dinero necesario para regresar a los Estados Unidos. Decepcionado, enfermo y sin un centavo, al desembarcar en Nueva York se enteró que su esposa estaba muy grave.
Su papá le dio dinero para que pudiera ir a casa y estar con ella, quien poco después de su llegada murió de tuberculosis. Aunque llevaba años enferma, su prematura muerte se debió a la pobreza de la familia. Howe estaba tan pobre, que tuvo que asistir al funeral con un traje prestado por su cuñado.
Mientras tanto, otros inventores habían adoptado el mecanismo del punto de cadeneta de la máquina de coser de Howe, desarrollando algunas innovaciones. Isaac Merrit Singer inventó el mecanismo del movimiento hacia arriba y hacia abajo, que era mejor que el de lado a lado. La aguja era movida por un pedal, en vez de una manivela.
Singer empezó a fabricar su máquina de coser en 1850. Elías Howe lo buscó, informándole educadamente que las máquinas que estaba fabricando infringían el uso de una patente que legalmente
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