La Movilidad De Los Intelectuales En El Siglo XVII
Enviado por diego.repenning • 9 de Marzo de 2012 • 4.560 Palabras (19 Páginas) • 746 Visitas
El siglo XII representa un cambio, un giro con respecto a las épocas que lo precedieron. Es un siglo en el cual podemos constatar una serie de originalidades que sorprenden y logran problematizar la visión clásica que se tiene del medioevo. Es incluso, tomando en cuenta la opinión de algunos autores, un siglo que pone en entredicho la supuesta supremacía del Renacimiento Carolingio como ‘la’ era del florecimiento intelectual en el transcurso de la Edad Media .
El desarrollo de las ciudades, la cultivación intelectual, el fortalecimiento de las monarquías, la Iglesia reformada y la existencia de un comercio estable, nos dicen que “the twelfth century was an open age” , era abierta en muchos sentidos y dispuesta a ser recorrida y penetrada por aquellos que tuvieran la oportunidad de hacerlo. El confinamiento intelectual, espacial e individual dejaba de ser la regla y única chance para los hombres y mujeres que habitaban la Europa del siglo XII, ampliando las fronteras de lo alcanzable y estrechando las relaciones que podían tener los individuos con su entorno.
La apertura que significó el siglo XII lanzó a los hombres hacia lo desconocido, les permitió satisfacer la curiosidad que suscitaba un mundo antaño cerrado y misterioso, renuente a mostrarse a sus habitantes y lleno de peligrosos avatares, que alejaban al hombre común de la posibilidad de hacer una vida, un destino, perdido en los vericuetos de un mundo que se ensanchaba. “All over western christendom population was rising; and in a somewhat more settled society many younger sons had their living to seek. The opportunities were widening.”
La expansión de las oportunidades significó, como se mencionó anteriormente, que muchos hombres pudieron ampliar su rango de acción y no solo en términos de lo que la vida les ofrecía para su desarrollo individual, sino, y más específicamente, la oportunidad de traspasar los márgenes que habían delimitado tradicionalmente su centro de actividad. En este nuevo siglo, junto con la presión que un aumento de la población significaba, los hombres encontraban en los caminos que salían de sus pueblos natales las oportunidades que en los estrechos márgenes de lo local ya no podían encontrar. La idea de forjarse un destino, un ingreso, una renovación espiritual, una comida o una aventura en los caminos o en ciudades, que parecen ser más magnéticas que la noción misma de permanecer en el terruño, parece cada vez más plausible y encomiable. Las oportunidades parecen ser infinitas y todas a disposición de aquellos que posean la suficiente convicción y cierto grado de desdén por los peligros que una vida sometida a los azares del camino puede ofrecer.
Dichas oportunidades consistían en numerosas actividades, pues los hombres que se lanzaban a recorrer los caminos poseían una serie de intereses distintos que, en general, dan la impresión de un mundo con rutas pobladas por una gran cantidad de viajeros que se desplazan a través de la Europa del siglo XII persiguiendo sus diferentes propósitos o, simplemente, encontrando en ellos- los caminos- lo que buscaban.
Vagabundos, monjes, peregrinos, cruzados, mercaderes, goliardos, aventureros y escolares se topan en las encrucijadas de los caminos que recorren Europa. “En casi todas las clases sociales el vagabundeo, el errar, se convierte en una necesidad, una costumbre, una idea. Se va a buscar en los caminos subsistencia, fortuna y remedio para el aburrimiento.” Así como los vagabundos se lanzan a la vida errante, los mercaderes, “en aquel tiempo de renovación del comercio sobre la tierra y sobre el mar, viajan sin cesar” y se les reconoce como “aquel que recorre el reino sin tener un domicilio fijo, sino que vaga, es llamado Piepowdrous” , es decir, hombre con los pies cubiertos de polvo. Incluso en la literatura, como también sugiere Le Goff, podemos encontrar evidencia de este afán por echarse a los caminos. En el comienzo de “El Cuento del Grial” es sintomático que Perceval comience su gesta en el viaje. Él, desoyendo a Arturo, dice: “Hacedme caballero- le dice- señor rey, pues quiero irme” .
Asimismo, “el fenómeno que mejor expresa la movilidad de la sociedad de esta época, el que arroja sobre los caminos a todas las clases de la sociedad y las anima con el deseo de aventura lo mismo que con las más altas aspiraciones religiosas, es el peregrinaje.” Este tipo de viaje incluso adopta distintas formas producto de la cosmovisión del mundo europeo, pues “Latin Christians were commited to a view of the world in which its real centre was especifically located elsewhere. In these conditions, and given the existence of a profound moral tension within the lay between military practice and religious ideals, is not surprising that pilgrimage evolved into crusade.”
Pero este asalto de los caminos no sólo responde a los deseos de una población creciente ni a la presión que esta imponía sobre las localidades. Para el desarrollo del movimiento espacial, la generación de ciertas seguridades, en lo que concierne al movimiento mismo, fue condición o consecuencia necesaria, dependiendo desde donde se lo mire. Las invasiones que habían caracterizado la época anterior hacían de los caminos y del mundo fuera del feudo uno inseguro y signado por la incertidumbre de los peligros acechantes. Sin embargo, el desarrollo económico del siglo XI y XII trajo consigo cierta estabilidad interna que concurrió al fin de las grandes incursiones bárbaras. Dicha estabilidad se manifestó en políticas oficiales como, por ejemplo, el Tercer Concilio de Letrán en 1179, cuyo canon 22 “reclama la seguridad para los sacerdotes, los monjes, los clérigos, los conventos, los peregrinos, los mercaderes, los campesinos y las bestias de carga.” Esta y otras reglamentaciones y disposiciones cambiaron el carácter que tradicionalmente gozaba la vida en el camino, haciendo posible que los desplazamientos en el marco de la sociedad europea pudieran alcanzar los niveles cuantitativos que se logran apreciar.
Sin embargo, para los efectos de este trabajo, nos centraremos en un aspecto del viaje, un tipo de movimiento espacial que alimentó en buena parte el desarrollo del renacimiento del siglo XII. Como se mencionó más arriba, uno de los personajes importantes que se comenzaron a encontrar en los caminos fueron los escolares. Incorporados en la dinámica de expansión social que significó esta época, cuantitativa y cualitativamente, estudiantes y maestros comenzaron a crecer y a explorar en los distintos rincones que se abrían de la Europa medieval, los espacios donde desarrollar su actividad intelectual. En busca de textos y educación, así como eran capaces de escudriñar los pasajes y párrafos más oscuros de los Padres de la Iglesia, los intelectuales se abocaron a la tarea de encontrar en los distintos
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