La Oposicion Y Las Elecciones Presidenciales En 1994 MEXICO
Enviado por • 4 de Junio de 2015 • 6.011 Palabras (25 Páginas) • 204 Visitas
La oposición y las elecciones presidenciales de 1994 en México
POR:ANONIMO
Análisis de las condiciones y de la manera en que se fueron conformando las fuerzas políticas de la oposición antes y durante la campaña electoral por la Presidencia de la República en 1994. El texto se articula en torno a la transición política hacia la democracia y expone las dinámicas que se han ido creando en favor o en contra de ese cambio.
Introducción
El proceso político-electoral presidencial mexicano de
agosto de 1994 no se explica sin su antecedente de julio de 1988.
Aquél fue el inicio y éste la generalización de la crisis del sistema político basado en un partido de Estado que gobernó México, sin compartir nunca el poder, por más de setenta años. Desde iniciado el actual proceso se preveían las grandes dificultades que tendría el PRI para volver a imponerse. Los hechos políticos que, como en cascada, se sucedieron apenas inició el año 1994, y la evidente torpeza de la clase política gobernante para encontrar respuestas adecuadas y eficaces a la realidad distinta que se estaba presentando, llevaron a que la posibilidad de la derrota del PRI fuera casi segura pero, más importante, aun sin darse, la transición política se presentaba ineludible. La sociedad de manera generalizada quiere ver cambios políticos sustanciales en México, con el PRI o sin él en el gobierno, pero al margen de que ello signifique el advenimiento de la democracia, ¿a quién no le gustaría ver derrotado al candidato oficial en esta contienda?
Este proceso, vale decirlo, ha avanzado a mayor velocidad gracias a la respuesta y la participación creciente de la sociedad en la esfera de lo público; se ha visto acelerado también por el fortalecimiento y crisis de la oposición partidaria y social pero, sobre todo, debido a que el partido de Estado evidencia crecientemente no sólo su incapacidad para incor-porarse plenamente a dicho proceso, sino que lo obstaculiza.
Este ensayo fue terminado de redactar a fines del mes de junio de 1994 y, entonces y como saldo del debate entre los candidatos presiden-ciales, la tendencia visible era hacia la derrota del PRI y el triunfo de la oposición, concretamente de Diego Fernández de Cevallos, candidato del Partido Acción Nacional (PAN). Pero dada la dinámica del proceso electoral, y sobre todo los hechos políticos que ésta ha suscitado, no puede asegurarse aún nada; en los poco más de sesenta días que restan para el 21 de agosto pueden volver a suceder más eventos que modifi-quen dicho escenario. Por ejemplo, algunos comentaristas políticos por esas fechas hablaban de otra “concertacesión” de alto nivel entre el PRI y el PAN a partir de que el candidato panista, de pronto, se escondió y dejó de hacer campaña electoral por varios días. Por otro lado, dos hechos más estaban adquiriendo relevancia: a) el repunte de la campaña cardenista a partir de la concentración masiva en la UNAM y, b) el interés desesperado por la convocatoria del EZLN para realizar una Convención Nacional Democrática durante los días 6,7,8 y 9 de agosto.
Como digo, este fue un proceso de incertidumbres sobre lo que acontecería el 21 de agosto y después de esta fecha, pero de lo que no se podía dudar era que el clamor extendido por todo el país indicaba que quien ganara, debería demostrar que lo hizo limpiamente y, además, debería estructurar un gobierno plural e instrumentar cambios políticos sustantivos. En este sentido, se puede afirmar que el triunfo de un planteamiento democrático general estaba asegurado antes del 21 de agosto. Simplemente el que la derrota del candidato oficial se asumiera seriamente, por los mismos priístas y el presidente Salinas, ya signifi-caba un gran triunfo. Faltaba ver si la ciudadanía prefería que dicho proceso democratizador lo encabezara el PRI, o si prefería que lo hiciera la oposición. Superficialmente, la decisión parece fácil, pero no lo es dadas las características del sistema político mexicano y lo imprevisible del proceso. Otro triunfo del PRI y la victoria de la oposición entrañan grandes retos y riesgos, es decir, los retos y riesgos de la democracia y eso se convertía en el punto nodal.
Desde antes de iniciado el año 1994, por diversas razones, el proceso electoral ya era el suceso político más esperado y se consideraba que alcanzaría un alto grado de competitividad. Sin embargo, lejos se estaba de imaginar el cúmulo de hechos políticos que vendrían a modificar constantemente los escenarios: el alzamiento armado en el estado de Chiapas, justo el primer día del año y el protagonismo subsecuente de dos personajes, Manuel Camacho Solís, como Comisionado Para la Paz y el Subcomandante guerrillero “Marcos”, quien exitosamente volvió a poner en práctica una forma de lucha impensada ya en México y considerada superada en América Latina; el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato presidencial del PRI el día 23 de marzo de 1994, en la ciudad de Tijuana; la designación, ahora por videodedazo
presidencial, de su “sucesor”, Ernesto Zedillo Ponce de León; la realiza-ción el día doce de mayo, y por primera vez en la historia político-electoral mexicana, de un debate televisado a todo el país entre los tres candidatos presidenciales y, posteriormente, el 30 de mayo, entre el representante del PRD ante el IFE, Samuel del Villar, y Carlos Almada, director del Registro Federal de Electores; el consenso entre el PRI, PAN y PRD para la designación como Consejeros Ciudadanos a connotadas personalidades, caracterizadas por su honorabilidad; el apoyo y recono-cimiento de la ONU a una diversidad de organizaciones no gubernamen-tales (ONG’s) para que realizaran precisamente la observación electoral desde antes y hasta el 21 de agosto y para estar en condiciones de que, ese mismo día por la noche, se dispusiera de un “conteo rápido” sobre las tendencias del resultado electoral. De entre las ONG’s reconocidas, destacaba la denominada Alianza Cívica-Observación 94, ya que agru-paba alrededor de 400 organismos cívicos en todo el país; el surgimiento de otro grupo plural de intelectuales y dirigentes políticos que, en los medios periodísticos, se le conoció primero como el Frente Amplio y luego con el Grupo San Ángel, en donde inicialmente participó Manuel Camacho Solís; la renuncia de Manuel Camacho Solís (16 de junio de 1994) como
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