ELECCIONES EN MEXICO
riger15 de Febrero de 2013
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ENSAYO. ELECCIONES EN MÈXICO, LOS CIUDADANOS ANTE LOS PARTIDOS POLÌTICOS Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.
Por: Riger Borges.
En política, una elección es un proceso de toma de decisiones en donde los ciudadanos votan por sus candidatos o partidos políticos preferidos para que actúen como representantes en el gobierno.
Una reforma electoral describe el proceso de introducir sistemas electorales justos y democráticos donde estos no existen, o mejorar la efectividad y transparencia de los sistemas existentes.
En la historia de la democracia mexicana la primera mitad del siglo XIX estuvo cubierta con el manto de la inexperiencia. Tres siglos con una estructura política monárquica y antiliberal poco ayudó a la rápida consolidación de la novedosa –para los mexicanos- forma de gobierno señalada en el artículo 5º de la Constitución de 1824: “república representativa, popular y federal”.
De acuerdo con la carta magna la elección de funcionarios se realizaba de manera indirecta. La mayoría de los ciudadanos sólo participaban en una primera elección para designar un elector que, como representante de un número determinado de ciudadanos, participaría en la elección final de los miembros del Congreso.
Como representantes de la nación, a los miembros del Congreso correspondía designar al presidente y al vicepresidente de la nación mediante el sufragio secreto. De acuerdo con la Constitución de 1824 –primera del México independiente- el candidato que reuniera la mayoría absoluta de votos de las legislaturas sería presidente pero “si dos tuvieran dicha mayoría, será presidente el que tenga más votos, quedando el otro como vicepresidente”.
La Constitución contenía además otro elemento susceptible de provocar la inestabilidad política y desatar todo tipo de impugnaciones en la elección presidencial: “Si hubiere empate –señalaba el artículo 90- en las votaciones hechas por las legislaturas, se repetirá por una sola vez la votación; y si aún resultare empatada, decidirá la suerte”.
Por azares de la fortuna la primera elección presidencial del México independiente no tuvo empate ni evidenció el problema de la vicepresidencia. Guadalupe Victoria concluyó su periodo de gobierno sin problema alguno (1824-1828). Pero en la siguiente elección (1828), el triunfo de Manuel Gómez Pedraza fue impugnado por el candidato derrotado Vicente Guerrero –quien de acuerdo a la ley ocuparía la vicepresidencia- y la sucesión presidencial terminó dirimida en el terreno de las armas.
El periodo comprendido entre el 20 de noviembre de 1910 y la promulgación de la Constitución de 1917, cuando terminaron oficialmente los enfrentamientos emanados de la lucha por el poder, se conoce como Revolución Mexicana; sin embargo, los enfrentamientos armados continuaron hasta la década de 1930.
La Revolución Mexicana de 1910 comenzó a gestarse desde mucho tiempo atrás. Porfirio Díaz gobernó el país durante más de tres décadas. Porfirio Díaz había llegado al poder con el lema “No reelección”, justo cuando Benito Juárez pretendió reelegirse sin lograrlo pues le sobrevino su muerte.
En 1910, Francisco I. Madero publicó el libro La sucesión presidencial, en medio de la efervescencia del alzamiento de varios clubes antirreeleccionistas, y el 20 de noviembre proclamó el Plan de San Luis Potosí, donde se dio inicio oficialmente a la lucha armada.
En el Plan de San Luis, Madero desconoció la última reelección de Díaz y se autoproclamó presidente provisional y jefe de la revolución.
En este momento ya habían surgido numerosos brotes armados los cuales fueron condensándose alrededor de la figura de Madero y culminaron con los Tratados de Ciudad Juárez en mayo de 1911, donde se dio fin a las escaladas militares.
Díaz aceptó renunciar al poder y entonces se propuso a Francisco León de la Barra como presidente provisional. Madero formó el Partido Constitucional Progresista postulándose a sí mismo como presidente y a José María Pino Suárez como vicepresidente.
Las elecciones fueron en el mes de octubre y resultaron ganadores (con el 99% de los votos) Madero y Pino Suárez, quienes iniciaron su mandato el 6 de noviembre de 1911.
A principios de la década de los veinte, la revolución había destruido el aparato estatal del porfirismo, en varios estados continuaban los combates y las relaciones con las potencias extranjeras eran tensas por los postulados de la Constitución de 1917.
El general Obregón no asumió la presidencia inmediatamente después de proclamado el Plan de Agua Prieta, pues quiso ser respetuoso de las formas y llevar a cabo elecciones en el país.
Ya se había decidido que el gobernador de Sonora, Adolfo de la Huerta, fuera el presidente provisional, llevando a Plutarco Elías Calles como jefe militar con la intención de convocar a elecciones en septiembre de 1920.
Obregón, sin tener prácticamente ningún opositor digno de mencionar se erigió triunfador de la contienda con el 95.79% de los votos y asumió la presidencia del país del 1 de diciembre de ese mismo año al último día de noviembre de 1924. Es preciso recordar que en ese tiempo los periodos presidenciales eran cuatrienios, por lo que Obregón fue el primer gobernante que gobernó sin tropiezos los cuatro años de su gestión.
El presidente Plutarco Elias Calles, propuso en 1928 la creación de un gran partido político que englobara los sectores del ejército más beligerantes que se caracterizaban por su caudillismo y su caciquismo. De esa manera aglutinó a todos los sectores dándoles una cuota de poder a cada uno de ellos con la condición de que le fueran leales.
Los primeros en adherirse fueron los sindicatos y las ligas de comunidades agrarias, y después a la infinidad de agrupaciones caciquistas que no podían ser llamados partidos políticos pero que ejercían gran fuerza en sus zonas de influencia alrededor de un gran partido nacional que enarbolara los ideales revolucionarios. Así fue como nació el Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente directo de lo que aún hoy es el PRI.
Quizá esto fue más un cambio de forma que de fondo, pues se cuestionaba la creación de un partido de Estado claramente hegemónico; lo cierto es que permitió abrir nuevos cauces al poder en México.
En octubre de 1932 se celebró la segunda Convención Nacional del PNR, en la que se habló de fijar ciertas reglas entre los candidatos de elección, estableciéndose un periodo de tres años para los diputados, seis años para senadores y el principio de No reelección para el presidente de la república.
Uno de los asuntos que se discutieron fue la próxima sucesión presidencial, en la que resultaría victorioso el general Lázaro Cárdenas del Río, que había mostrado su adhesión a Calles, al mismo tiempo que se había forjado una importante imagen desde su posición como gobernador de Michoacán.
Otro de los puntos sustantivos a tratar en la Convención era establecer un mandato sexenal y, por primera vez, un programa de transformación nacional que contemplaba aspectos económicos, agrarios, de política obrera, de salud pública y de educación.
En medio de estas discusiones también se gestaba la reestructuración del partido oficial, que dejaría de ser una confederación de grupos regionales para convertirse en el partido nacional ideado por Calles. La era de las instituciones había comenzado.
En 1939 se transformó al partido oficial pasando de ser un partido de cuadros a uno de masas: el PNR desapareció y nació el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), de afiliación corporativista, dividido en cuatro grandes sectores: el campesino, el obrero, el militar y el popular.
El poder en México nunca había estado tan centralizado; ningún otro poder político, económico, religioso o militar volvería a imponerse sobre una presidencia basada en un partido de masas campesinas, obreras y de clase media que además controlaba al Congreso, al Poder Judicial, y a los gobernadores.
Uno de los aspectos más importantes en materia de política fue la transformación que sufrió el partido oficial al convertirse de Partido de la Revolución Mexicana (PRM) a Partido de la Revolución Institucional (PRI), eliminando así al sector militar del antiguo PRM, y declarando neutral al ejército en materia de política partidista. Con esto se inició la transición hacia el civilismo.
Desde entonces las elecciones en México eran de estado con un partido hegemònico. Entre los mexicanos lo conocemos como “dedazo”. Ser candidato del PRI era un camino seguro a la presidencia de la república. Los candidatos priistas en sus campañas eran tratados como si ya fueran presidentes. Los medios de comunicación, estaban controlados por el gobierno y pocas veces se criticaban las malas acciones del gobierno o de las elecciones.
Durante la gestión de Miguel de la Madrid, salió como candidato electo Carlos Salinas de Gortari, y el el PRI fue cuestionado severamente luego de una inexplicable “caída del sistema” (una falla en el sistema electrónico de conteo de votos), cuando el contendiente de la oposición –Cuauhtémoc Cárdenas– aventajaba sobradamente al candidato oficial. Una vez que se restableció, el candidato del PRI fue declarado vencedor. Durante el mandato del presidente Salinas
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