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La Pesadilla, Henry Fuseli


Enviado por   •  24 de Agosto de 2017  •  Ensayo  •  5.046 Palabras (21 Páginas)  •  412 Visitas

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Johann Heinrich Füssli (1741-1825)

La pesadilla, 1781

óleo sobre tela

101 x 127 cm

Institute of Arts, Detroit

Johann Heinrich Füssli , mejor conocido como Henry Fuseli. Nacido en Zúrich, el 6 de febrero de 1741 y falleciendo en Putney, Londres, el 16 de abril de 1825.

En principio se vio obligado a ser clérigo en Berlín, por orden de su padre (pintor e historiador de arte). En 1761 se le dio un puesto de ministro, pero en 1764 abandonó dicho puesto y comenzó a dedicarse a la literatura y arte. Lo cual lo llevó a Londres para estudiar y volverse el lugar donde se estableció hasta su muerte.

Fuseli encontraba especialmente fascinante aquello relacionado con el lado “obscuro” que por naturaleza tiene el ser humano, lo que le llevó a enfocar la mayoría de sus obras con la violencia, miedos, sueños de terror y contenidos eróticos, muchas veces implícitos.

1782, se exhibió su más famosa obra La pesadilla, en la Royal Academy. Después de éste gran logro, comenzó una serie de pinturas (47 en total) esperando que tuviesen un impacto tan positivo como la primera y siempre buscando darle conotaciones inmorales o poco convencionales.

La pesadilla, como su nombre lo indica, no trata sobre una persona o criatura en específico, si no del acto horroroso que sucede al dormir. El título de esta pieza lo compuso con dos significados, considerándolo homográfo[1], pues Fusli habla de la pesadilla desde dos formas:

  1. como su significado literal:

“Ensueño angustioso y desagradable que produce angustai y temor en quien la experimenta.”

  1. pero también nos habla de su sinificado figurativo, en donde se capta a la perfección la pesadilla y angustia, en si, que produce un sueño de esta índole, aflictivo e inquietante, que denota la mujer, las dos criaturas presentes, responsables del miedo en la obra e igualmente los colores obscuros y tenebrosos que dan el toque ideal para la transmisión de dichas sensaciones.

Lo interesante al observar esta obra es que no se percibe una suecesión en si, es decir, el artista lleva nuestra mirada en pasos; en primer instante, quizá por inercia lo primero en donde fijaremos nuestra atención será en la doncella durmiendo, seguido del monstruo que en cunclillas se postra sobre el pecho de ésta y a la izquierda la cabeza de un caballo sutilmente asomada. Pero cada uno organizado de tal manera que parecieran cuadrantes que explican, de manera abrupta y distinta el significado de cada uno.

No es una pintura que lleve un flujo, como usualmente estamos acostumbrados al momento de observar una obra, al menos en la mayoría de los casos. Aquí se presentan diferentes incidentes, historias, a las cuales hay que prestar atención de manera individual y analizar uno a uno, cada detalle. Es más bien una secuencia pausada, que al cambiar la mirada cada uno de los personajes nos emiten diferentes sentimientos y además estos cambios de observación son bastante intrincados , pues cada uno cuenta con gestos, colores y elementos que le acompañan, muy distintos.

Fusli, supo aplicar una técnica que va más allá de la habilidad al pintar, también psicológica en donde nos obliga a llevar el orden secuencial que él quería y como, desde su perspectiva, debía ser.

El elemento que capta con mayor fuerza al ojo, es la vuluptuosa doncella de muslos y pantorrillas anchas, pues porta un brillante camisón, semejante a las vestimentas de la antigua Roma, tan blanco que pareciera recibir, de manera exclusiva una gama de luz, entre toda la obscuridad de la habitación.

El blanco, puede tener conotaciones y representar múltiples cosas, desde lo celestial hasta la pureza, en donde, en el caso de la pintura, eso es lo que se quiere comunicar, una joven pura e indefensa, que está a punto de ser copulada, sin poder hacer nada para evitarlo. Yace sobre la cama, con gran soltura, los músculos cayendo por el lecho hacia el piso. n un grado de inconciencia tan elevado, que pareciera estar muerta, si no fuese por su tez blanca, amarillenta y mejillas claramente ruborizadas, que nos sacan de la idea. Llama la atención su largo cuello que hace flotar la cabeza, acompañada de su brazo izquierdo. El gesto en su rostro denota intranquilidad, los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta, como si estuviese a punto de gemir de dolor y desesperación.

La criatura demoniaca en su busto, nos remonta al mito medieval de los incubus, pequeños demonios que atormentaban mujeres jóvenes durante las noches y succionaba la energía de la víctima para que al copular ésta fuera incapaz de moverse. Este es el personaje creador de la pesadilla como tal.

Montado sobre el pecho, privándola de cualquier movimiento, nos observa fijamente con ojos redondeados y abiertos por completo, que acopañan el ceño fruncido y la boca apretada. Como si el observar la obra hubiera sido motivo de interrupción y molestase al demonio. No es posible ver su cuerpo por completo pues la parte del lomo esta enteramente obscura y sombreada de negro. Sólo sabemos que se postra en cunclillas y con la mano derecha recargada en la rodilla.

Look at the picture, and watch how you look at it. It may seem upfront enough, with its three prominent characters, a woman and a couple of creatures. And it's true that these elements are clear(ish) in your field of vision. But you don't attend to them all at once. Fuseli controls your involvement.

The Nightmare is not a fluent, unfolding composition, where one thing leads smoothly to another. It's made up of separate incidents, each requiring a distinct act of attention. Move between them, and attention jumps. What's more, these incidents have an order. The picture arranges things so that you move and jump in sequence. This still image is cunningly and abruptly edited.

The brightest patch is the woman's bust, her breasts, shoulder, throat, cheek, closed eyes, the unconscious mind in the helpless and exposed body. This is the first "shot" in the edit. It is not simply eroticism. It uses eroticism to manage the viewer's attention, and it won't just be the eyes of the male viewer that are immediately drawn to this area. Sexy female vulnerability, with a spotlight on it, is a general hot grab. That's where Fuseli begins his sequence. Though far from the centre, it is the picture's hub, the point from which everything else is paced.

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