Reviviendo Pesadillas
Enviado por chanki96 • 5 de Julio de 2011 • 1.715 Palabras (7 Páginas) • 594 Visitas
Hace años que nadie cruza las fronteras de nuestra aldea. Hay un hombre paleoceno y beligerante que nos sigue, nos aterroriza. Un ser horrísono y es por él que vivimos atrapados. Muchos estamos cansados del encarcelamiento, pero no hay nada que podamos hacer, nada que nos dé ni un mínimo chance de ser libres.
Esto no significa que no hayamos perdido la esperanza. Seguimos aguardando ese guerrero, ese hombre que pierda su cobardía y que finalmente, nos devuelva nuestra libertad.
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"Que habrá más lejos de esas puertas? Nunca te lo preguntaste? Te juro que a veces me trato de imaginar mi vida lejos de aquí. En otro mundo, sin hechizo, sin nada."
Se escucha su garbosa risa en el aire.
" ?Otra vez lo mismo? Tomás, estás loco. No creo que sea normal todo lo que te imaginas." Está jugando conmigo. Tiene una sonrisa en la cara.
"Algún día nos vamos a ir juntos."
"Si? Y cómo vamos a hacer eso? Amor, no delíres. Esta es la vida que nos tocó, y vamos a ser felices. Si la vida te da limones, hace limonada. Cariño, no importa donde estemos. Mientras te tenga a mi lado, soy felíz. Al menos que vos necesites más que eso?"
"No no no. Obvio que no, pero si tenemos la posibilidad de dejar esta aldea, porqué no hacerlo?"
"Es que ese es el problema, no tenemos la posibilidad."
"Algún día nos vamos a ir juntos." Ella no se dio cuenta que no importa qué, la iba a sacar de este lugar. No captó el peso de mis palabras. No entendió que yo estaba haciéndole una promesa. Una promesa que nunca llegué a cumplir.
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Los llantos retumbaban en mi mente. Hace 18 años que no escucho gritos tan macilentos, con tanto terror, miedo, o desesperación.
18 años atrás murió mi hermana.
18 años atrás fue el último asesinato de la bestia.
Supe antes de verlo con mis propios ojos qué ocurría afuera. Sonaban las campanas, nuestra señal de que la bestia había pasado las fronteras. Todo era igual. Solo faltaba mi exigüita hermanita a mi lado diciéndome el miedo que tenía. Que la proteja. Le prometí que lo haría. Salimos afuera, en busca de nuestros padres, ella estaba segura que nada le iba a pasar conmigo a su lado. La bestia la agarró ni bien salimos de la casa y se fue. Las campanas dejaron de sonar segundos después. La bestia ya se había ido. Con mi hermana.
Volví al presente. Clara ya no está. No puedo hacer nada por ella, inmediatamente pensé en Hilary. Tengo que buscarla. Ella es inteligente y machucha, seguramente no salió afuera con toda los desesperados, se quedó en su casa esperando a que finalizara el ruido insoportable de las campanas. Es lo que yo tendría que haber hecho con Clara. Pero era extraño. Como si la bestia habría estado esperando a que nosotros abandonáramos el hogar.
Me focalicé en el presente y me prepare para lo que me iba a enfrentar. Este no era momento para ser coquitabundo.
Ya podía ver toda la sangre desparramada por todos, igual que la última vez. Pensé en la necesidad que tenía de estar al lado de Hilary, la misma necesidad que tuve con clara, de protegerla y tenerla cerca. Asegurarme que nada le fuese a pasar.
Me paré frente a la puerta y respiré profundo. Todos saben que tengo un trauma con la sangre e imágenes morbosas, y todos saben porqué. Puse un pie afuera y ni me preocupé en mirar alrededor. Comencé a correr. Me sé el trayecto de mi casa a la casa de Hilary perfectamente, lo podría haber hecho con los ojos cerrados y evadir esta emética vista. Pero no quería llevarme a alguien por delante que estuviese lastimado ni no estar preparado si la bestia llegase a decidir atacarme.
Me corrí toda la aldea, ya que nuestras casas están cada una en una punta del pueblo. Miré a las ventanas, no se asomaba nadie.
Entre sin ningún problema y empecé a llamarla. Es tan común que mis labios digan Hilary, griten su nombre cuando jugamos, lo digan suave cuando le digo te amo. Pero nunca lo había gritado de esta forma. No de una forma iracunda, sino como si la estuviese mandando. Como si le estuviese ordenando que viniese a mi lado. Prometí en mi subconsciente nunca jamás gritarlo de esta manera. No importa la situación.
Mis suplicas fueron innecesarias. Hilary no estaba allí. Si no, sentiría su presencia, su ser en sí me atrae, su energía. Me empecé a desesperar. Y si la bestia se la llevó? Y si ya está muerta y nunca más la fuese a ver? Nunca más la podría besar? Comencé a entrar en pánico igual que toda la gente que se encontraba afuera. Ya no tengo razón de vida sin ella. Mis padres murieron, mi hermanita fue asesinada, al igual que el amor de mi vida. Todo por un animal. Un ser bellaco y nefario que se alimenta del alma de los demás. Me equivoqué. Sí
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