La Poesía De Las Costureritas
Enviado por 1505201113031992 • 27 de Septiembre de 2013 • 274 Palabras (2 Páginas) • 267 Visitas
Hay un cursi y precioso verso de Evaristo Carriego (Borges y el tango) –ambos adjetivos no tienen por qué contradecirse (La contradicción en Nietzsche)- que yo leía en mi infancia con cierta picardía (La guaracha del Macho Camacho):
La costurerita que dio aquel mal paso
-y lo peor de todo, sin necesidad-
con el sinvergüenza que no le hizo caso
después… -según dicen en la vecindad-
se fue hace dos días. Ya no era posible
fingir por más tiempo. Daba compasión
verla aguantar esa maldad insufrible
de las compañeras ¡tan sin corazón!
Aunque a nada llevan las conversaciones,
en el barrio corren mil suposiciones
y hasta en algo grave se llega a creer.
¡Qué cara tenía la costurerita
qué ojos más extraños, esa tardecita
que dejó la casa para no volver!
No sé muy bien por qué (Las dudas) pero siempre me interesaron las modistas, las costureras, esas mujeres que pasan su vida ante una tela como si fuera un bloque de mármol, y que con admirable paciencia clavan suave y eficazmente la aguja y crean arte. Arte no tan efímero (Trazos de Sastrería).
He leído a Virginia Woolf (Género e historia del trabajo…) describiendo una sesión de costura de la Sra. Dalloway: cómo enhebra, su mirada, cómo se pierde entre recuerdos mientras cose. He contemplado muchas veces reproducciones del cuadro La Bordadora, de Vermeer (Historia del arte), con indescifrable emoción. Y hasta me han agradado esas clases de ensayo para mimos y actores en los que se enhebra una aguja invisible con un hilo invisible (Teatro fuera de los teatros).
Por eso me parece que escribí este cuento, ya hace bastantes años: por el puro gusto de encerrar a una costurera en mi jaula de letras y papel.
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