La Practica Es La Que Vale

HOMBRES Y MUJERES QUIEREN ENSEÑAR

Desde los inicios del régimen del porfiriato se hizo hincapié en la necesidad de formar maestros.

Hasta entonces prácticamente no existía esta profesión, de tal manera que las personas que medianamente sabían leer, escribir y contar se empleaban como receptores. También era común que las personas que no podían ganarse la vida de otra manera su propia escuela.

Era posible porque el plan de estudios era muy reducido; tan solo comprendía lectura, escritura y algo de aritmética, además no haciendo normal se tenía que emplear a maestros empíricos.

La misión de los maestros no solo era inculcar conocimientos a los alumnos, sino educarlos, esto es, ver por el desarrollo integral del niño en su parte física, moral e intelectual. La pedagogía empezó a estar de moda y se pensó que la profesión de maestro era la más difícil porque su ejército no afectaba tan solo a un reducido número de individuos ´´sino a la familia, a la sociedad, a la patria, a la humanidad entera.

LA IGUALDAD FEMENINA

La escuela primaria para niñas creada en 1869 tenía algunas materias que preparaban a la mujer para ser maestra. Cuando se reformo el plan de estudios en 1878, aumentaron las asignaturas y con ellas las posibilidades de formación femenina.

Con seis años de estudios se podía ser maestra, pero también empleada en los distintos centros de comerciales e industriales que surgían en ese México que prosperaba.

Después de la fundación de la escuela normal para profesores se considero la idea de crear una escuela de mujeres del mismo ramo. La apertura de la escuela normal para profesores significo un gran avance para la educación femenina. Tuvo tanta demanda que en 1896 debió cerrar las inscripciones por falta de cupo.

MAESTROS DE MAESTROS

La conjunción de maestro, pedagogo y escritor en una sola persona fue característica de los profesores de las escuelas normales. Ser maestro en las escuelas especiales no era fácil. Las plazas se obtenían por oposición, a menos que el futuro maestro tuviera una trayectoria y una reputación reconocidas.

El maestro de la juventud como lo llamaron sus alumnos, había sido preceptor de primeras letras en Yautepec y Cuautla, profesor de la escuela secundaria de niñas, de la preparatoria, de la nacional jurisprudencia, del colegio militar y de normal.

Otros de los grandes maestros de la normal fue Gregorio Torres Quintero, quien llego a ser director de la misma, realizo los estudios normalistas en tres años en el lugar de los cuatro requeridos.

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