La Pugna Del Poder
Enviado por francis • 30 de Abril de 2012 • 540 Palabras (3 Páginas) • 603 Visitas
Es el signo de los tiempos: en estas deslucidas democracias la política no sigue líneas ideológicas ni doctrinales, pues está subordinada a un montaje de liderazgos postizos dependiente del impacto emocional que provocan determinados problemas. De ahí que nadie discute los aspectos sociológicos, administrativos y técnicos de las autonomías ni lo razonable o justo de los dos tercios en la Constituyente, y todo se reduce a un forcejeo entre Evo Morales y otros caudillos en un confuso trasfondo de reivindicaciones sociales, aspiraciones regionales, intereses económicos y prejuicios raciales.
Por falta de criterios ideológicos claros, ni oficialistas ni opositores estudian los problemas del país y sólo atienden a estrategias y tácticas para conservar o recuperar el poder. Ni las autonomías ni los dos tercios tienen defensores o detractores bien informados y concientes, sino seguidores obtusos de quienes se atribuyen la representación popular, a sabiendas de que no existen mecanismos apropiados para fiscalizarles y para apoyar o castigar sus acciones.
El oficialismo está interesado en conseguir resultados rápidos y visibles, aunque sean aparentes y la realidad contradiga a la publicidad. Los partidos opositores tienen una sola meta: recuperar el poder, y por tanto les une Evo Morales, su enemigo común: Por eso, inopinadamente, viejos enemigos en desgracia han pasado de alevosos salivazos a tiernos embelecos, y viceversa, aunque en el trasfondo de sus arrumacos o de sus peloteras es fácil ver un interés ajeno a la búsqueda del bien común.. Ambos intentan impresionar a la opinión pública y, pese a sus chambonadas, a veces lo logran por falta de cultura política de la gran masa ciudadana. Atingidos por necesidades inmediatas, obedecen a criterios tácticos que implican tomar decisiones apresuradas con parches bien publicitados para resultados a corto plazo que perjudican las soluciones definitivas.
Pero no se puede lograr ni conservar el poder sólo por la impostura y la coacción, y el éxito tampoco depende mucho de la capacidad, ineptitud o inmoralidad de los políticos, sino fundamentalmente de la opinión expresada en los medios, y por tanto de una habilidad para las relaciones públicas que ni oficialistas ni opositores tienen. Por lo demás, no es fácil influir racionalmente en una opinión pública mal informada y sin capacidad para procesar la información, no sólo por su falta de educación, sino porque es una masa amorfa y vaga formada por personas sujetas a juicios y prejuicios ideológicos, a morales particulares, a rutinas y costumbres heterogéneas y a intereses contrapuestos.
Esta sociedad plural, heterogénea y desigual no puede sentir ni pensar con uniformidad, dadas las enormes diferencias en niveles de ingresos, de educación y de status; pero los políticos, obnubilados por la ambición y la vanidad, pretenden percibir el "clima de
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