La República En Chile

La República en Chile:

Teoría y práctica del Constitucionalismo Republicano.

Cuando se instala la constitución de 1828, Mora quien fue el creador de esta misma, dio por asumido que todos respetarían las normas que estaban allí estipuladas, por lo cual no considero importante incluir la seguridad como un derecho fundamental a respetar, ni formas de procurar por el cumplimiento del mismo, pero los hechos demostraron que él no incluir este derecho, entre otros puntos importantes, la llevaron a quedar olvidada entre otras tantas reformas constitucionales.

El español José Joaquín Mora, en 1828 sostiene que: “La sociedad se funda en un pacto del cual surgen la autoridad y los tres derechos fundamentales: la igualdad, libertad y propiedad”.1 Afirmando a la vez que la seguridad no era parte de ellas, ya que si la sociedad respeta los tres derechos, que consideró fundamentales Mora, no se entraría nunca en conflicto con este valor constitucional dependiente de los otros tres.

Es con estas ideas que redacta la constitución de 1828, que reconoce como fuentes Constituciones Republicanas europeas, como lo son la española y la francesa, y también el ensayo federal de 1826; Frente a las críticas por no incluir este derecho afirma que: “La seguridad no me parece un derecho separado de los otros que he mencionado, sino una cualidad indispensable de cada uno de ellos” (Mora, 1830: 115).

Los autores sostienen que lo que hizo fallar a esta constitución fue la pérdida de poder que sufrió el gobierno liberal, reorganizándose la oposición autoritaria y con el pretexto de reformar la Constitución 1828, imponen la del 1833, pero según mi parecer esta constitución fracasó, ya que pretendía que las personas respetaran voluntariamente todo aquello que estipulaba la constitución, sin contemplar verdaderos correctivos; no se adaptaba a la verdadera realidad chilena, al contrario de lo que piensan los autores quienes afirman que esta interpreta con gran acierto la realidad histórico-cultural del momento.

Mora creyó que todos se atendrían a esquemas legales permitidos, “pecando así de poco pragmática”2 , La constitución de 1828 puede que funcionara en una sociedad que tuviera arraigado en ella “El sentido común de que todos los seres humanos fueron creados iguales, y están dotados de razón, ser sujetos de los mismos derechos sociales y el imperativo que no se imponga el fuerte sobre el débil”3 ; pero era casi imposible que triunfara en una que vivió por años en la idea de que aquellos que tenían el poder, y por lo tanto los derechos de todo tipo, eran los peninsulares, y con las constantes rencillas que surgían entre los liberales y los conservadores, que mantenían al país al filo de una serie de ensayos y reformas constitucionales , todos querían el poder, por lo tanto aquel más débil era quien debía salir, con una mentalidad de ese tipo es imposible pensar en que

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