La Retorica Como Medio Persuasivo

LA RETORICA COMO ELEMENTO PERSUASIVO

Actualmente, la retórica constituye un elemento no solo presente, si no decisivo en nuestra existencia en sociedad. Ella es a todas luces algo propio del ser humano. El hombre no solamente expresa sus pensamientos, emociones, pasiones y sentimientos, si no que los lleva a cabo, haciendo uso de la retórica – este consciente de ello o no y sucede que permanentemente hacemos uso de el en nuestro hablar diario, hasta el punto en que simplemente no podríamos prescindir de dejar de utilizarlo.

Sin embargo considero presentar diferentes definiciones sobre lo que es la retórica, que comienza con Sócrates, Platón y Aristóteles y más específicamente los sofistas en el siglo V a.C, (1) pero quizás la retórica empieza con Corax de Siracusa, que dio a conocer el primer tratado titulado, Arte. Sobre los discursos persuasivos, y este primer tratado será lo que más adelante se llamara retórica(2), aunque cabe la duda de que pudo ser Aristóteles el que verdaderamente la inicio. Y de hecho Aristóteles define la retórica como “la facultad de descubrir en cada cosa en particular los medios que son adecuados para la persuasión”.(3)

Con respecto a esta idea, a mi concepto la retórica vendría siendo una manipulación de nuestras creencias o de algún suceso o hecho en específico a través de nuestras propias ideas y creencias en la mayoría de ocasiones.

Ahora bien, me parece importante, también incluir este concepto que plantea Aristóteles sobre la dialéctica, pues él la define como el arte del debate regulado, en tanto que la retórica era presentada no solo como una técnica sino además como una “facultad de considerar en cada caso lo que es convincente”(4).

Es destacable la importancia que la retórica aristotélica le asigna al poder de las emociones en la persuasión.

Así pues, de acuerdo con lo anterior, podría modificar mi concepto de retórica y decir, que la retórica al ser aplicada es un arte, que se le debe seguir de forma continua, que se debería utilizar en el buen hablar, pero que se malinterpreta con algunas acciones las cuales buscan persuadir.

Pero por otra parte, Platón afirmaba que solo considerar a la retórica “arte” si enseñara la verdad, se adaptase escrupulosamente al alma del oyente, al que habría que controlar y educar a través de un discurso retorico sometido a la ética política, y por último, si confeccionara discursos, dispuestos como seres orgánicos, es decir, formalmente bien organizados (5).

Para Platón en el Fedro la persuasión consta de tres aspectos: uno, el de la persuasión de una tesis verdadera a través de un argumento, que también es cosa de la dialéctica, dos, el aspecto psicológico- ético- político que surge inevitablemente del encuentro del hablante con su auditorio, y tres, la organización del discurso retorico, que es un factor importante para que cumpla su esperado efecto.(6)

Lo cual nos obliga a establecernos nuevamente a la actualidad, donde, es sencillo ver como alguien persuadió, y al presente sigue persuadiendo a tantos sobre tantas cuestiones con solo (colocando un sencillo ejemplo) modelar un discurso ya sea falso o verdadero.

Y como cada una de esas partes de ese discurso, o conversación u opinión, en cualquier caso dado, reside en el talante del que habla, en la predisposición del oyente y en el discurso mismo, en función de lo que este demuestra o parece demostrar. El uso adecuado de cada una de las partes sigue teniendo hoy bastante importancia en diferentes ámbitos de la vida social.

Por ejemplo, en los discursos políticos, en las leyes que nos gobiernan, en la publicidad, en los contratos y en toda la información que nos llega a través de los medios de comunicación que hacen uso del poder persuasivo de las palabras y del uso deliberado de las mismas.

Entonces se podría decir, que la relación directa que tiene la retórica con la persuasión, desde luego se la puede mal utilizar, teniendo en cuenta la precesión masiva que tiene en la sociedad.

Entonces todo esto me hace preguntarme ¿para

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