La Segunda Revolución Industrial
Enviado por 善杰 金 • 3 de Mayo de 2020 • Ensayo • 1.950 Palabras (8 Páginas) • 221 Visitas
La Segunda Revolución Industrial
SHANJIE JIN
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1. Introducción 2
2. Marco teórico 2
3. Análisis 3
4. Conclusiones 5
5. Bibliografía 6
1. Introducción
La industrialización de Europa se produjo entre 1750 y 1914, comenzando en Gran Bretaña, y estuvo marcada por tres fases, cada una asociada con una región y tecnología diferentes.
El proceso de desarrollo industrial continuó en los países europeos que se habían industrializado durante la Primera Revolución Industrial. También se extendió a otros países como Estados Unidos y Japón.
Durante la Segunda Revolución Industrial, tres países se convirtieron en los mayores productores industriales del mundo: Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña.
2. Marco teórico
Clive Trebilcock (2014), delinea las tres fases de la industrialización.
La primera fase de todas fue la iniciada por Gran Bretaña correspondiente a los años comprendidos entre 1780 y 1820, la segunda fase correspondiente a los años comprendidos entre 1840 y 1870 vio a Francia, algunas áreas de los Estados alemanes y EE.UU. se industrializaron, mientras que la tercera fase correspondiente a los años comprendidos entre 1890 y 1994 vio a Italia, Japón, Suecia, Austria, Rusia y en parte a España y Hungría industrializarse.
A principios del siglo XX, el economista Schumpeter, en su teoría del desenvolvimiento económico (Schumpeter & Arrastre, 1944) advirtió acerca de que los inventos que se van produciendo poco a poco tienden a reagruparse en torno a algunas tecnologías de base de las que se desarrollan todas sus implicaciones, generando un potente ciclo de desarrollo que llega finalmente hasta la saturación para ser reavivado por otro enjambre de innovaciones en torno a otras tecnologías de base.
Así mismo y por tanto se puede decir que la evolución del sistema económico internacional viene marcado por períodos largos de duración variable entre medio siglo y siglo y medio, diferenciados por distintos regímenes tecnológicos y que se habla de más revoluciones industriales y no de una sola de ellas (Ayuso & Escrivá, 1993).
3. Análisis en España
Esta revolución estuvo caracterizada sobre todo por minerales como el carbón industrial el acero y medios de transporte como el ferrocarril, sobre todo en Asturias por la minería según Ojeda (1985).
Sin embargo, hay otras industrias relevantes posteriormente como la química inorgánica que no estuvo muy desarrollada (Toca, 2007) pues solo consiguió potentes blanqueadores como el cloro y el sodio, aunque más adelante fuese clave.
Asimismo su desarrollo tampoco es que precisase de elevados niveles en la educación y se basó, sobre todo, en una ciencia muy simple y conocido durante mucho tiempo a la par que los inventos y las innovaciones podían ser llevados a cabo por individuos aislados sin laboratorios particularmente equipados ni grandes dotes e inversiones que lo fundamentasen (García, 1998).
Si bien en este momento nos encontramos con que la producción se llevaba a cabo en fábricas en las que era posible la división del trabajo y el uso de maquinaria especializada movida por calderas de vapor, estás eran de muy pequeño tamaño y se mantenían con facilidad bajo el total control del propietario por lo que no necesitaban ingente sumas de capitales ni de otros recursos, con excepción de los ferrocarriles.
La Segunda Revolución Industrial comienza justamente en la segunda mitad del siglo XIX y continúa hasta mediados del siglo XX (Rivera, 1999).
Cuando la guerra termina, está claro que no hay vuelta atrás en el Antiguo Régimen, nace una especie de España liberal.
La ley cambia y la propiedad y el dinero ahora fluyen fácilmente. Además, después de la guerra, España se benefició de la paz en curso (a pesar de los golpes múltiples) hasta la década de 1860. Entonces, hay una oportunidad para la industria.
Si comparamos lo que estaba ocurriendo en el resto de Europa, con las excepciones antes mencionadas de Inglaterra y Francia, la situación es la misma. Los principados alemanes e italianos, Austria, Prusia, Rusia, Portugal, Grecia: todos todavía estaban despertando a la nueva era.
En la década de 1860, la mayoría de estos países estaban industrializados según los estándares del siglo XIX. ¿Por qué España no había cambiado?
Por una vez, España tenía muy poco espacio para la industria, geográficamente hablando:
Le faltaba la población. España es y ha sido históricamente una tierra relativamente despoblada. Esto significa que no había mucho mercado para la industria, pero también que no había suficientes concentraciones de personas para establecer fábricas.
Le faltaban los recursos. Muchos países europeos estaban haciendo un buen uso de sus minerales, especialmente carbón, madera, corrientes de agua, etc. España no tenía casi nada de esto.
España es un país notablemente montañoso, lo que dificulta la construcción de ferrocarriles. Incluso hoy, construir ferrocarriles es un trabajo arduo.
Pero, incluso si dejamos los ferrocarriles a un lado por un momento, el transporte a través de España fue muy difícil en el siglo XIX debido a la geografía. Las obras de Carlos III, que había tratado de construir una red vial nacional, no habían tenido éxito en este sentido.
España no es naturalmente un país muy fértil, en su mayor parte. Quiero decir, hoy en día, con toda la química y el suministro de agua, bueno, la agricultura continúa; pero en ese entonces producir cultivos era más costoso y más difícil, en promedio, que en otros países.
También deberíamos considerar la mentalidad. Javier ha explicado cómo worling fue considerado una cosa de plebeyos. Esto explica que incluso en el siglo XIX, muchos ricos, incluso los plebeyos, preferían invertir en la tierra en lugar de en los negocios. Luego casarían a sus hijos con la nobleza.
Esta mentalidad se combina con uno de los cambios legales y económicos más importantes en la historia de España: la llamada desamortización. Esta fue una serie de confiscaciones de propiedades, principalmente de tierras, que comenzaron (con precedentes en el siglo XVIII) en 1836 y continuaron durante el resto del siglo. Básicamente, el gobierno confiscaría propiedades que no eran propiedad de manos privadas (iglesias, monasterios, consejos locales, etc.) y las subastaría. Los ingresos se usaron para pagar la deuda pública, que fue enorme durante todo el siglo. Procesos similares ocurrieron en otros países, especialmente en Francia con los biens nationaux.
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