La Vida Simplemente
Enviado por Baby21 • 24 de Septiembre de 2012 • 2.199 Palabras (9 Páginas) • 452 Visitas
I PARTE: LA CASA DEL FAROL AZUL
CAPITULOS I Y II.
Esta novela es contada por un hombre llamado Roberto. El hace recuerdos de la ëpoca en que tenía siete años.
Recuerda que él era un niño rubio, tímido, fantasioso, inteligente, sensible, de gran mundo interior, muy pobre, que vivía con su mamá, su hermana mayor llamada Estela, otra hermana llamada Sonia y su hermana menor llamada Hilda. Ocasionalmente los visitaba su hermano mayor llamado Mauricio.
La novela está ambientada en un pueblo esencialmente minero, en donde abunda la miseria.
La casa de Roberto, que es el narrador, queda sólo a pocas viviendas de un prostíbulo. Su dueña es la Vieja Linda. Las prostitutas son doce. Algunas de ellas son: Ñata Dorila, Rucia Clotilde, Rosa Hortensia, Matilde, Barata.
El prostíbulo está custodiado por Menegildo (el sacristán). El avisa cuando vienen los de la guardia a custodiar este sector.
Roberto es niño de la calle, no va a la escuela, no sabe leer y vive callejeando en el suburbio, siempre cerca del prostíbulo.
Al prostíbulo va un hombre violento, rudo, atractivo, llamado Diente de oro. Es el máximo héroe para Roberto y sueña ser como él cuando sea grande.
Un día llega al prostíbulo un hombre gordo, también violento, llamado Borrado Orellana ( a causa de las numerosas cicatrices que tiene su cara por la viruela). El pide estar con una prostituta llamada Rucia Clotilde y no acepta estar con otra. Pero ella estaba ocupada con Diente de Oro. El Borrado empieza a alegar y Diente de Oro escucha sus gritos. Se trenzan en una pelea. Diente de Oro queda herido y de el Borrado no se sabe más. Diente de Oro salió con una bolsa. Roberto lo acompañó y tiraron la bolsa al otro lado de la línea del tren. Roberto juró guardar el secreto.
Roberto va a visitar a la familia de una mujercita flaca y pobrísima. Se llama Rita y tiene dos hijos: Berta y Perico. Al protagonista le gusta Berta. Ella sabe leer y le cuenta libritos que Roberto le lleva. Así, poco a poco, memorizando letras y sonidos, Roberto aprendió a leer sin que nadie le enseñara.
Roberto tiene un amigo llamado Chucurro. Este lo molesta por estar enamorado de Berta. Entonces, pelea, dejando con sangre de narices y llorando a Chucurro. También es amigo de Saucino y Tululo. Este clan de cuatro amigos de infancia se caracterizaron por ser muy traviesos.
CAPITULO III
Comienza con Roberto ya adulto, que regresa al pueblo. Allí sabe que el Chucurro es un minero grande y hosco, que Tululo está en la cárcel, a punto de ser fusilado y que el Saucino está muerto. Tuvo sífilis y se suicidó.
La casa del farol azul o prostíbulo ya no existe.
Entonces, Roberto comienza a hacer recuerdos de cuando tenía diez años. Roberto llevaba a las prostitutas a paseos. Un día las llevó a un estero. Las vio bañarse desnudas y descubrió que era un niño pero que ya se excitaba. Al poco tiempo se inició sexualmente con la prostituta llamada Hortensia Rosa. Así, se desencantó de la pobre Berta que le leía cuentos y la ignoró e incluso, insultó.
CAPITULO IV Y V
Roberto, recordando la etapa de sus diez años, nos cuenta que una vez vio llegar al prostíbulo o lenocinio a un señor elegante, llamado Germán, quien venía a ver a la Vieja Linda, llamada Rosalinda de Soto. Todos querían averiguar de qué se trataba esta misteriosa visita. Roberto se escondió en una pieza y por el cerrojo
Vio a un joven llamado Arnoldo, que estaba escondido en una pieza. Don Germán llegó con una joven llamada Leticia. La pareja pidió estar sola. Don Germán y la Vieja Rica se retiraron. Arnoldo le dijo a Leticia que la amaba y ésta le dijo lo mismo a él. Arnoldo le dijo que tenía que huir y le contó que había robado en un banco mucho dinero pues era un enviciado jugador. Ella le dijo que igual lo amaba. En pocas horas huiría a un lugar lejano para evitarse la cárcel. Leticia y Arnoldo hacen el amor y Roberto, mirando por el cerrojo, descubre la diferencia entre una relación sexual fruto del amor y una con una prostituta a la que no se ama.
Se conmueve hasta las lágrimas cuando la joven se va con Don. Germán y Arnoldo huye.
CAPITULO VI
Roberto hace recuerdos del prostíbulo. Cuenta algo de la Vieja Rica. Era hija de una familia acomodada. Quedó viuda joven. Inicialmente abrió una botillería y luego un primer prostíbulo al que acudía la clase alta. La describe como una mujer valiente, leal, generosa, pues le dio un digno funeral a una prostituta llamada La Vacunadora que murió en ese lugar.
CAPITULO VII
En este capítulo, el niño Roberto cuenta una nueva aventura: cerca del prostíbulo vivía una viejecita inválida llamada Verónica. Tenía una hija llamada Lucinda que trabajaba en una fábrica de conservas. La sra Verónica trabajaba todo el día tejiendo sin parar. Un día, cuatro hombres violaron a Lucinda. Su pobre madre, abatida por la miseria, quedó más enrabiada y resentida aún. Lucinda quedó embarazada. Roberto recuerda que la atendió en el parto. Andaba por el suburbio cuando escuchó los gritos de la mujer. Corrió a buscar a la Vieja Rica. Esta recibió a la guagua (un hombrecito) Roberto ayudó en todo a la Vieja Rica y avisó a las otras prostitutas del nacimiento. Estas demostraron su sensibilidad y generosidad, yendo a visitar al recién nacido y dejándole dinero y regalitos. La vieja inválida se conmovió al ver tanta grandeza en medio de la miseria.
CAPITULO VIII
La primera parte del libro termina con un acontecimiento que pone fin a la niñez de Roberto.
Roberto se había vuelto un ávido lector, leyéndose una y otra vez los libros de su hermana. Esto lo fue distanciando de sus amigos, que nada sabían de las historias de Sandokán, D¨Artagnan, Rocambole o de la Historia Sagrada. Sus amigos se burlaban de él porque prefería leer en vez de jugar. Un día, cerca de una gran acequia, lo sorprendieron leyendo una novela de Salgari. Empezaron a pegarle y le tiraron el libro al agua. Después del golpe que le dieron Saucino, Tululo y Chucurro, Roberto volvió a su casa ensangrentado, vomitando y con mucha fiebre. Estuvo nueve días muy grave, recibiendo los cuidados de su madre. Cuando ya pudo salir, fue al prostíbulo a juntarse con Hortensia, jurando que era el único niño amante. Pero se encontró a la prostituta con Saucino. La mujer, al ver a Roberto, lo echó. Este volvió con una pena inmensa y se dio cuenta de que ya no pertenecía a ese mundo, ni al de sus amigos. Se sintió más grande pero muy solo.
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