La característica de la hacienda

La hacienda fue la unidad económica base durante gran parte del periodo colonial, dado el amplio y desarrollado comercio agropecuario que llegó a establecerse en el país.

El gran auge rural se vio sostenido gracias a dos factores claves: el clima y suelo fértil de la zona central, perfectamente condicionados para cultivo de , cereales y los pastizales necesarios para el ganado; y la demanda ejercida por el Virreinato del Perú que dio a Chile la posibilidad de enriquecerse con la exportación. Las haciendas tienen su origen en las mercedes de tierra que la corona entregaba a los conquistadores como premio a los servicios prestados en América. Como en Chile el comercio se sustentó primeramente en las labores mineras, no fue hasta el siglo XVII que la tierra adquirió valor. Fue entonces, cuando se descubrió su potencial agrícola y ganadero ,y se comenzaron a fijar con claridad los límites de dichas propiedades. Posteriormente se accionaron los demasías o llamadas “tierras de nadie”, hasta formar los grandes terrenos que darían no solo al más grande sustento económico de la época sino también a un estilo de vida bastante particular.

Estos latifundios conformaron un mundo independiente, casi completamente autárquico. Se producía lo necesario para el propio consumo y elexcedente era destinado para el comercio, tanto con el extranjero como con las otras haciendas. El cultivo se concentró en los cereales (especialmente el trigo), frutos secos y vides, mientras que la ganadería permitió la obtención de toda clase de productos, además de la carne, como el cuero, cebo, cordobanes y vellones. De esta manera, se tenía al alcance de la mano todo lo necesario para subsistir, y apartando uno que otro viaje ocasional a la ciudad más cercana en busca de medicinas o productos manufacturados, mucha gente nacía y moría en la hacienda, sin jamás salir a ver el mundo.

Durante los siglos XVII y XVIII la mayor parte de la población era rural, y la vida que se desarrollo en el campo adquirió sus propios matices sociales.

Además se instauraron los mayorazgos que impedían la repartición de tierras y bienes , para así asegurar que la fortuna de la familia se mantuviera intacta y pasara al primogénito, otorgándole prestigio. También se crearon títulos nobiliarios como el de Castilla, para dar aún más autoridad a los criollos . Los españoles peninsulares quedaron excluidos del grupo latifundista al no poder ser comerciantes en América, más aún así entraron al esta elite de alcurnia gracias a los matrimonios entre familias.

Esta consolidación de la hacienda hizo necesario contar con mayor cantidad de mano de obra, para lo que se contrataron peones libres -en su mayoría mestizos-, que trabajaban a cambio de alimentos y algo de dinero.

Además de bienes agrícolas, la hacienda encerraba faenas artesanales, para satisfacer las necesidades de quienes tenían menos recursos, como los aborígenes, los campesinos y los mestizos. Las mujeres se dedicaban a la elaboración de ponchos y frazadas; se fabricaban objetos de cerámica con greda y se trabajaba la madera, el hierro y el cuero.

Durante este siglo se estableció una nueva estructura social agraria, donde la cabeza, en orden jerárquico, era el hacendado o patrón de la hacienda; bajo él se encontraba el resto, entre capataces, peones, inquilinos y vaqueros. En esta nueva estructura, cada cual se distinguía del otro por su vestimenta.

Dentro de la misma hacienda, existía también un sistema de préstamo, donde el patrón entregaba a crédito productos como azúcar, yerba mate, tabaco y aguardiente. Los peones recibían esto a cambio de su trabajo futuro, manteniéndose

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