La conquista de México

La conquista de México fue el proceso de sometimiento del pueblo mexicano por parte de un pequeño grupo de españoles que llegaron a las costas del Golfo de México en 1519, bajo el mando de Hernán Cortés. Los españoles venían en busca de riquezas y fama, y habían oído hablar de un poderoso imperio que se extendía por el centro del territorio, el imperio azteca. Los aztecas eran una confederación de tres ciudades-estado: Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan, que dominaban a cientos de pueblos tributarios. Su capital, Tenochtitlán, era una impresionante ciudad lacustre que albergaba a unos 200.000 habitantes y contaba con templos, palacios, mercados y canales.

Los españoles se aprovecharon de las rivalidades entre los pueblos indígenas y establecieron alianzas con algunos de ellos, especialmente con los tlaxcaltecas, que eran enemigos acérrimos de los aztecas. Con el apoyo de miles de indígenas aliados, los españoles avanzaron hacia Tenochtitlán, donde fueron recibidos por el emperador Moctezuma II. Según la versión española, Moctezuma reconoció a Cortés como el enviado del dios Quetzalcóatl y se rindió a él, entregándole su ciudad y su imperio. Sin embargo, según otras fuentes indígenas, Moctezuma intentó negociar con Cortés y le ofreció regalos para que se marchara. Los españoles tomaron a Moctezuma como rehén y se alojaron en su palacio, donde exigieron oro y plata a los aztecas.

La situación se volvió insostenible cuando los españoles cometieron varias atrocidades contra los indígenas, como matar a varios nobles aztecas y profanar sus templos. Los aztecas se rebelaron contra los invasores y los atacaron con furia. Los españoles tuvieron que huir de la ciudad en la noche del 30 de junio de 1520, conocida como la Noche Triste, perdiendo a muchos hombres y gran parte del botín. Moctezuma murió durante el sitio, aunque se desconoce si fue asesinado por los españoles o por los aztecas.

Los españoles se refugiaron en Tlaxcala, donde se reorganizaron y recibieron refuerzos. Cortés decidió volver a atacar Tenochtitlán, que estaba debilitada por una epidemia de viruela que los propios españoles habían introducido. Los españoles construyeron trece bergantines para navegar por el lago Texcoco y asediaron la ciudad por tierra y por agua durante varios meses. Los aztecas resistieron heroicamente bajo el mando de Cuauhtémoc, el nuevo emperador, pero finalmente fueron derrotados el 13 de agosto de 1521, cuando los españoles entraron en el Templo Mayor y capturaron a Cuauhtémoc. La ciudad quedó arrasada y sus habitantes fueron masacrados o esclavizados.

La caída de Tenochtitlán marcó el fin del imperio azteca y el inicio de la colonización española de México, que se llamó Nueva España. Los españoles impusieron su lengua, su religión y su cultura a los indígenas, aunque también hubo mestizaje y sincretismo. La conquista tuvo graves consecuencias para los pueblos indígenas, que sufrieron explotación, opresión y enfermedades. Sin embargo, también hubo resistencia y rebeliones indígenas a lo largo de los siglos coloniales. La conquista sigue siendo un tema polémico y debatido en la actualidad, ya que forma parte de la identidad y la historia de México.

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