La descentralización fiscal

La descentralización fiscal es el aspecto del proceso descentralizador más complejo y que genera mayores aprensiones, en su intensidad como en su legitimidad, dentro de los países latinoamericanos. A pesar de ello, en la mayor parte de los países latinoamericanos se están desarrollando diversos esfuerzos por transferir importantes fuentes de ingresos, así como recursos financieros, a los diferentes niveles subnacionales. En algunos casos este mayor esfuerzo recae sobre el nivel intermedio (por ejemplo Argentina) y en otros en el nivel municipal (como el caso de Bolivia, Brasil y Colombia).

Las características de la descentralización fiscal en America Latina se centran principalmente en el traslado de los recursos a los gobiernos locales, pero no debemos obviar el hecho de que la descentralización fue utilizada como mecanismo para superar la crisis de la deuda externa donde se le concibió como un instrumento para descargar la responsabilidad del gasto al gobierno central, para que se concentrara en el pago de la deuda, mientras el gasto social se delegaba a los gobiernos locales.

En los 80 se dio una negociación con la clase política donde la nación cedió responsabilidades sobre el gasto social pero no traslado las bases tributarias puesto que a su vez el nivel nacional se comprometió a girar recursos mediante transferencias.

En la dimensión organizacional se aprecia una abigarrada variedad de arreglos institucionales para la descentralización fiscal. Las reformas organizacionales chocan con las estructuras locales jerarquizadas, con las exigencias de economías de escala, con la falta de preparación adecuada por parte de los funcionarios de los niveles más desagregados, y con la ventaja del nivel central, nacional o federal para otorgar prioridades en los gastos que generan externalidades en el país.

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