La historia como identidad nacional jean Meyer

La historia como identidad nacional jean Meyer

La historia como identidad nacional. (Jean Meyer)

Cando se habla de historia se está hablado de identidad nacional, el historiador tiene la responsabilidad de trasmitir la historia nacional, cuyo proceso tiene dos vertientes: la científica, que ve a la historia como ciencia social y tiene por meta la búsqueda de la verdad; y la instrumental, que se aplica al servicio de un estado, de una ideología, de una iglesia, etc.

La identidad nacional individualiza a las naciones y les da un modo se ser particular a cada una de las personas. Los que no aceptan el nacionalismo, no aceptan nada de lo que sucede en el mundo.

El nacionalismo actúa sobre algo inevitable, ya que todos reciben educación por diversas fuentes, la de la familia, de la escuela, etc. Las personas necesitan compartir un destino común. Tener una nación implica el derecho de tener una identidad y la obligación de conformarse a las costumbres y leyes.

El nacionalismo sirve de etiqueta ideológica y cambia constantemente. El nacionalismo es la consecuencia de una organización social, que aprovecha la riqueza cultural y el crecimiento económico.

La historia es lo real y la historiografía es el análisis de dicho real. La historiografía se ha trasformando de manera prodigiosa, ha establecido normas de objetividad y liberó al historiador y de la necesidad de adaptarse a los gustos y valores del público.

La historia forma nuestra identidad nacional. La historia puede ser peligrosa, ya que hace soñar, emborracha a los pueblos, les engendra falsos recuerdos, exagera sus recuerdos, exagera sus reflejos, loa conduce al delirio de grandeza, e incluso envenena a las naciones.

Renan habla de la historia como ciencia no dela historia como sirviente.

La historia presenta una falsa responsabilidad social, porque la historia pública presenta un desorden de imágenes, de símbolos y de personajes. La verdadera responsabilidad social, es cuando el historiador puede mejorar los libros de texto.

Burke, ve a la sociedad civil como un contrato muy particular entre tres categorías de personas, los vivos, los muertos y los que están por venir.

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