La política de industrialización en México 1940 - 1954.
Enviado por gigio59 • 18 de Mayo de 2016 • Ensayo • 4.654 Palabras (19 Páginas) • 1.309 Visitas
La política de industrialización en México 1940-1958
1. Introducción
El presente trabajo se propone como meta el realizar un análisis en las políticas económicas del Estado mexicano destinadas a convertir al país en una nación industrial revolucionando sus estructuras económicas e implantando un nuevo paradigma en la clase empresarial. Dicho paradigma abandonaría el sueño bucólico del agrarismo y movilizaría las fuerzas operantes en el territorio nacional hacia un futuro más próspero consolidando los triunfos de la revolución. En ese sentido, la política económica de los gobiernos posteriores a Cárdenas haría suya la máxima obregonista de que primero era necesario crear la riqueza para después repartirla. No obstante, el viraje ideológico comenzado en las postrimerías del gobierno cardenista haría olvidar a los dirigentes “revolucionarios” la segunda parte de la ecuación antes mencionada; su obsesión sería entonces, la merca acumulación de capital sin poner fecha a su repartición.
Las líneas que ahora se escriben harán una contextualización de las políticas del Estado mexicano en un marco referencial que abarca el conflicto europeo y la influencia que éste tiene en el proceso industrializador que si bien comienza en la administración cardenista tiene su despunte durante esta coyuntura internacional.
Posteriormente, será objeto de estudio la inversión extranjera directa y su papel en la configuración de la economía mixta en donde a pesar de que el Estado ostenta el papel preponderante, será la iniciativa privada quien realice gran parte del proceso industrializador.
La idea del Estado como principal actor económico data de la Constitución del 17 de donde toma su sustento jurídico e ideológico. Posteriormente, al Estado se le dotará con instrumentos y herramientas en materia de política económica creadas durante las sucesivas administraciones revolucionarias tales como el Banco de México o las instituciones financieras Serán entonces, esos instrumentos los medios a través de los cuales se fomentará el crecimiento industrial mediante la política de sustitución de importaciones. En dicha política entrarán en juego tanto empréstitos otorgados por el Estado, exenciones fiscales y subsidios así como protecciones arancelarias y cuotas de importación destinadas a permitir la supervivencia de las incipientes manufacturas.
Sin olvidar el contenido autoritario del régimen de las tres administraciones escudriñadas durante este estudio, se presentarán las secuelas que las constantes inflaciones y devaluaciones derivadas del proceso ejercerán sobre los sectores bajos y las masas obreras. La acumulación del capital tuvo graves consecuencias en el poder adquisitivo y el costo de vida de los sectores que para fortuna del gobierno ya se encontraban disciplinadas políticamente en las organizaciones sindicales lo que permitió una depresión de los salarios y de la calidad de vida sin graves consecuencias políticas.
2. Influencia de la Segunda Guerra Mundial en el proceso de industrialización y sus características principales por sectores de actividad económica
La coyuntura internacional presentó una oportunidad única para la clase dirigente nacional, quienes ya se encontraban decididas a que el derrotero del país fuese la industrialización y la inserción de México en los mercados internacionales como una potencia económica pujante y moderna.
Las relaciones con la potencia del norte habían sido tensas prácticamente desde la guerra de independencia con un conflicto directo y varias intervenciones que crearon con justa razón, una imagen negativa de los Estados Unidos en la ideología de los gobiernos emanados de la revolución. No obstante, con el advenimiento de la conflagración internacional, la Política del Buen Vecino enarbolada por el presidente Roosevelt cuya geopolítica priorizaba relaciones armoniosas en la región con la finalidad de construir un esquema de seguridad en el hemisferio; clave para contrarrestar la beligerancia de las potencias del eje. Esta situación le permitió al presidente Ávila Camacho resolver cuestiones pendientes tales como la indemnización a las compañías petroleras afectadas por la expropiación y los montos de reparación a los ciudadanos estadounidenses cuyas reclamaciones se resolvieron en un monto de 40 millones de dólares.[1] La resolución de esas y otras cuestiones permitieron el restablecimiento de la normalidad en las relaciones de los dos países lo que le dio al Estado mexicano una herramienta de capital importancia para comenzar su proceso de industrialización: el acceso al crédito externo.
Para México y para América Latina en general, la guerra significó la dependencia absoluta y consolidación de la hegemonía económica estadounidense. Al cerrarse los mercados europeos como consecuencia del conflicto, la región quedó relegada a ser proveedor de materias primas estratégicas para la planta manufacturera americana cuya configuración económica lo situaba como exportador únicamente de bienes procesados con valor añadido. En el país, dicha coyuntura dio paso a una dependencia no conocida al momento que en términos económicos se expresa en 87.8% de las exportaciones y 86.4% de las importaciones dirigidas o provenientes del vecino país.[2]
El crecimiento económico durante el período se explica por el uso intensivo de la capacidad industrial instalada y cuyo destino eran los mercados internacionales pero también para satisfacer la demanda interna ante la falta de productos internacionales. Este último punto en otras palabras es, la ausencia de competencia para los productos mexicanos ante el colapso de la industria civil de las potencias en pugna; la cerrazón de las economías en guerra también tuvo efectos negativos al estar restringida la creación y distribución de bienes de producción o de capital en detrimento de la industrialización mexicana. [3]
Durante la guerra, la gran cantidad de materias primas exportadas elevó el ingreso nacional y por ende la demanda interna. Este último elemento aunado a los capitales extranjeros asentados en el país tras su fuga de Europa motivaron un aumento notorio de las reservas nacionales que sólo podrían aprovecharse una vez que terminara la guerra y se pudiera retornar la importación de bienes de capital.
El conflicto dejó una valiosa lección en la mente de la élite gobernante, la industrialización se consolidó como la única forma de lograr el crecimiento económico y la acumulación de capital.[4] El sector industrial resultó fortalecido del conflicto y pugnó para que el gobierno, que ya había experimentado con los instrumentos económicos para dejar su huella en el proceso económico, consolidara las ganancias a través de una política de comercio exterior proteccionista que previera las consecuencias del retorno a la industria civil de las naciones victoriosas.
...