La política e ideología del mundo del siglo 19 .La revolución francesa
Enviado por leoyale • 19 de Septiembre de 2015 • Resumen • 2.847 Palabras (12 Páginas) • 257 Visitas
La revolución francesa
La política e ideología del mundo del siglo 19 se forma bajo la influencia de la revolución francesa. Francia hizo sus revoluciones, les dio sus ideas hasta el punto de que entre 1789 y 1917 los programas de los partidos liberales, radicales y democráticos de la mayor parte del mundo el concepto de nacionalismo. Francia proporciono los códigos legales, el modelo de organización científica y técnica y el sistema métrico decimal a muchísimos países. La ideología del mundo moderno penetro por primera vez en las antiguas civilizaciones, esta fue la obra de la revolución francesa.
El siglo 18 fue una época de crisis para los viejos regímenes europeos y para sus sistemas económicos. La revolución francesa sucedió en el más poderoso estado europeo. En 1789 casi de cada cinco europeos uno era francés. En segundo lugar, de todas las revoluciones que la precedieron y las siguieron fue la única revolución social de masas, e inconmensurablemente más radical que cualquier levantamiento. El resultado de la revolución francesa fue que en la época de Balzac sustituyera a la de Madame Dubarry. En tercer lugar, de todas las revoluciones contemporáneas, la francesa fue la única ecuménica. Sus ejércitos se pusieron en marcha para revolucionar al mundo, y sus ideas lo lograron. La revolución francesa ocasiono los levantamientos que llevarían a la liberación de los países iberoamericanos después de 1808. El vocablo libertad había empezado a adquirir un nuevo contenido político. La influencia indirecta de la revolución francesa es universal y sus lecciones fueron incorporadas en el moderno socialismo y comunismo. Durante el siglo 18 Francia fue el mayor rival económico internacional de Inglaterra. Francia no era una potencia como Inglaterra, pero era la más poderosa y en muchos aspectos la más característica de las viejas monarquías absolutas y aristocráticas de Europa. En otros términos: el conflicto entre la armazón oficial y los inconmovibles intereses del antiguo régimen y las subidas de las nuevas fuerzas sociales era más agudo en Francia que en cualquier otro sitio.
Las nuevas fuerzas sabían con exactitud lo que querían. En Francia fracasaban más rápidamente que en otros países, porque la resistencia de los intereses tradicionales era más efectiva. Es más conveniente considerar la llamada reacción feudal, que realmente proporciono la mecha que inflamaría el barril de pólvora de Francia. La nobleza estaba bastante segura, gozaba de considerables privilegios, incluida la exención de varios impuestos y el derecho a cobrar tributos a feudales. La monarquía absoluta, aunque completamente aristocrática e incluso feudal en sus ethos, había privado los nobles de toda independencia y responsabilidad política. Económica las inquietudes de los nobles no eran injustificadas, guerreros más que trabajadores por nacimiento y tradición, dependían de las rentas de sus propiedades, de matrimonios de conveniencia, pensiones regias, donaciones y sinecuras. Pero como los gastos inherentes a la condición nobiliaria iban en aumento los ingresos mal administrados resultaban insuficientes. Por todo ello era natural que todos los nobles utilizaran su caudal principal, los reconocidos privilegios de clase. Durante el siglo18, tanto Francia como en otros países, se aferraban a los puestos oficiales que la monarquía absoluta hubiera preferido encomendar a los hombres de la clase media, competentes técnicamente y políticamente inocuos. La nobleza no solo irritaba los sentimientos de la clase media, sino que socavaba los cimientos del estado con su creciente inclinación a apoderarse de la administración central y provincial. Una nueva profesión “feudista”, surgió para hacer revivir derechos de esta clase, la nobleza no solo irritaba a la clase media sino también al campesinado. La posición de esta clase eran libres en general y a menudo terratenientes. La miseria general se intensificada por el aumento de la población, los tributos feudales, los diezmos y gabelas suponían unas cargas pesadas para los ingresos de los campesinos. No hay duda que en los veinte años anteriores a la revolución la situación de los campesinos empeoro por estas razones. Entonces, Francia se vio envuelta en la guerra de la independencia americana. La victoria sobre Inglaterra se obtuvo a costa de una bancarrota final, por lo que la revolución americana puede considerarse la causa directa de la francesa. Guerra y deuda rompieron el espinazo de la monarquía.
La crisis gubernamental brindo una oportunidad a la aristocracia y a los parlamentos. Pero una y otros se negaron a pagar sin la contrapartida del aumento de sus privilegios. La revolución empezó como un intento aristocrático de recuperar los mandos del estado. Este intento fracaso por dos razones: por subestimar las intenciones del tercer estado y por desconocer la profunda crisis económica y social que impelía a sus peticiones políticas. La revolución francesa fue hecha y dirigida por un sorprendente consenso de ideas entre un grupo social coherente que otorgo una unidad efectiva al movimiento revolucionario. Este grupo era la burguesía, sus ideas eran las del liberalismo clásico formulado por los filósofos y economistas. En este sentido los filósofos pueden ser considerados en justicia los responsables de la revolución.
Las peticiones del burgués de 1789 están contenidas en la famosa declaración de derechos del hombre y del ciudadano de aquel año, los hombres nacen y viven iguales bajo las leyes, dice su articulo1, pero luego se acepta la existencia de distinciones sociales “aunque solo por razón de la utilidad común”. La propiedad privada era un derecho natural sagrado, los hombres eran iguales ante la ley y todas las carreras están abiertas por igual al talento. La declaración establecía que “todos los ciudadanos tienen derecho a cooperar en la formación de la ley”, pero “o personalmente u a través de sus representante”. Ni la asamblea representativa tenía que ser necesariamente una asamblea elegida en forma democrática, era más adecuada para la mayor parte de los burgueses liberales que la república democrática. Sin embargo, dicho régimen expresaría la voluntad general del pueblo. “La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la nación”. La nación no reconoce en la tierra un interés sobre el suyo y no acepta más ley o autoridad que la suya. El pueblo identificado con la nación era un concepto revolucionario, más revolucionario que el programa burgués-liberal se proponía expresar. Por lo cual era un arma de dos filos. Aunque los pobres campesinos y obreros eran analfabetos, fueron elegidos para representar el tercer estado. El tercer estado triunfo frente a la resistencia unida del rey y de los órdenes privilegiados. Pero lo que transformo una verdadera revolución
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