La teoría, los hombres y el tiempo.

La teoría, los hombres y el tiempo

La historia es un esfuerzo para conocer mejor; por lo tanto, una cosa en movimiento.

March Bloch

A mediados del siglo XIX la historia se consolidó como una disciplina científica, dejaba de ser un arte como muchos lo consideraban, una actividad reservada a los anticuarios. Pero este hecho no significaba que los prejuicios que nuestra disciplina ha sufrido a lo largo del tiempo hubieran desparecido. Tanto historicistas como positivistas pensaron que la historia era una ciencia objetiva, creían que la realidad de los hechos históricos podía ser revelada tal cual sucedió y que éstos eran sólo aquellos acontecimientos “importantes” en la historia de las naciones; en suma, el historiador sólo cumplía las funciones de un narrador, de un juez que ponía en evidencia la gloria o los errores de los personajes históricos.

Afortunadamente, estas posturas erróneas con respecto a la disciplina histórica vinieron a ser cuestionadas durante las primeras décadas del siglo XX, gracias a los esfuerzos realizados por la Escuela de Annales, siendo Marc Bloch miembro fundador de la escuela. Él contribuyó de manera importante en la construcción de los fundamentos del pensamiento e ideología de Annales y a través de su principal obra teórica, Introducción a la historia, podemos percibir muchas de las ideas que tuvieron como fin construir las bases teóricas y filosóficas de la historia así como derribar a las caducas posturas de los historiadores tradicionalistas.

En Introducción a la historia, Bloch se interesó mucho por construir teoría de la historia, pues de ella respondemos a las preguntas trascendentales ¿qué es y para qué sirve nuestra disciplina? porque desde tiempos remotos esta ciencia ha sido muy cuestionada por científicos que creen que nuestra ciencia no tiene aplicación. Por lo tanto, no podemos restarle importancia a la teoría histórica, puesto que todas las ciencias necesitan de un por qué para existir

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