Las Corridas De Toros: "Hemos Olvidado Su Significado"

Ahora cuando hablar de corridas de toros está casi que prohibido por las nuevas generaciones, que decir “soy torero” es ser visto como el mayor de los psicópatas o asesino en serie jamás nacido o que decir “soy aficionado taurino” es casi que un insulto a la humanidad, es necesario volver a los orígenes de una fiesta que ha sido atropellada vorazmente en lo más profundo de sus raíces: su significado.

¿Qué es entonces una corrida de toros?, resumiendo, es el sacrificio de un toro bravo en honor a un dios o santo o patrono de un lugar como agradecimiento de un motivo de celebración, de un inmejorable año, o una buena cosecha por ejemplo y, ¿por qué un toro bravo?, debido a su carácter natural de bravura, fiereza y acometividad el cual fue objeto de veneración y adoración divina de las comunidades.

Ahora bien, entender la esencia de una corrida en cinco líneas pareciera algo muy frío, nada fácil, pero más allá de sus formas y/o normas y del acontecimiento final una corrida de toros es un homenaje a la vida y a la muerte, en donde culturalmente las comunidades han expresado su regocijo, fidelidad y adoración a sus dioses de forma honesta y majestuosa, en la cual a través de una puesta en escena impecable y deseada por los mejores directores de cine en el mundo dos protagonistas luchan por vivir, de forma verdadera y pura, en donde no hay repeticiones, solo momentos únicos.

Y como única es una corrida de toros, única es su arte, diferente como todas, misteriosa, llena de mística y encanto, difícil de entender en algunos casos, pero soportada por un arraigo cultural religioso que ha perdurado con el paso de los siglos.

Así las cosas, una corrida de toros no es un espectáculo hecho para ver sufrir y morir un toro bajo el jolgorio indiferente y de sevicia de quienes asisten, por el contrario, es un rito religioso que pretende agradecer a lo más divino las alegrías vividas por su comunidad.

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