Literatura Neoclasica
Enviado por kvbhtol • 13 de Octubre de 2014 • 351 Palabras (2 Páginas) • 240 Visitas
LITERATURA NEOCLÁSICA (SIGLO XVIII)
El comienzo del siglo XVIII coincidió en España con la llegada al trono
de los reyes de la casa de Borbón y, con ellos, la influencia francesa.
Éste es el siglo de la Ilustración, del imperio de la “razón”. En esta
época se reformó la enseñanza y se sistematizó el estudio de las ciencias, que
avanzaron notablemente. Se creó la Real Academia de la Lengua, hecho de
gran importancia para la fijación y normalización del castellano.
El neoclasicismo.
Es el movimiento literario y artístico de finales del siglo XVIII y
comienzos del s. XIX. El término neoclasicismo significa nuevo clasicismo,
pues imitó las formas del arte clásico de Grecia y Roma.
El neoclasicismo se originó por influjo de la Ilustración, que consideraba
irracionales las manifestaciones barrocas.
El foco de irradiación del movimiento surge en Francia. Diderot y
D’Alambert, publican su obra, la Enciclopedia, entre 1751 y 1780.
Características generales.
Finalidad didáctica. Los escritores pretenden con sus obras enseñar a las
gentes a practicar virtudes. Por ello usan un lenguaje muy claro y unos
personajes muy simplificados. Esto supuso la ruina de la poesía y el papel
preponderante de la novela y el teatro.
En este siglo se daba importancia a la razón y todo estaba sometido a las
normas; por ejemplo, en las obras de teatro, la acción tenía que transcurrir en
un solo día y en un solo lugar.
La prosa.
La prosa didáctica tiene un lenguaje claro y sencillo. Destaca el ensayo
(Feijoo, Jovellanos, Cadalso, Cartas Marruecas) y la crítica. La novela
apenas se cultiva.
La poesía.
La poesía también está sometida a la razón, luego está falta de vigor y
espontaneidad. Su fin es moral y educativo. A partir de la obra Poética de
Luzán se vuelven los ojos a la naturalidad de los poetas del siglo XVI:
Garcilaso y Fray Luis. Se cultiva la fábula (Iriarte y Samaniego).
El teatro.
Se sigue la regla de las tres unidades de lugar, tiempo y acción (Luzán, La
virtud coronada; Leandro Fernández de Moratín, El sí de las niñas; Gaspar
Melchor de Jovellanos, El delincuente honrado).
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