Los Girasoles Enanos
Enviado por neophaster • 3 de Marzo de 2013 • 1.191 Palabras (5 Páginas) • 535 Visitas
LOS GIRASOLES CIEGOS, ALBERTO MÉNDEZ
(I) Si el corazón pensara, dejaría de latir
Ésta es la historia del capitán Alegría que decidió traicionar al Ejército Nacional porque según él, rindiéndose, habrían humillado más al ejército de Franco que resistiendo tenazmente, porque sin muertos no habría gloria, y sin gloria solo habría derrotados.
Su historia empieza a finales de 1938 cuando se dirigió al borde de una trinchera republicana declarándose rendido. Cuando lo pillaron y le hicieron prisionero, un grupo de militares lo acompañó hasta la Capitanía General en Madrid. Después de algunas horas de su llegada, lo encerraron en una celda. Pero ya un par de horas después, la Capitanía General fue ocupada. El Capitán Alegría en seguida reconoció a sus compañeros. Aunque también, delante de éstos, se declaró traidor y por eso, algunas horas después, fue ejecutado. Hasta el día 18 siguió en una cárcel cerca de Burgos donde había sido traslado desde hacía tres días. Pero justo aquel 18 de abril para él llegó el final de su vida. Un disparo. Cuando el capitán Alegría recobró el conocimiento, se encontraba en una fosa común; había trasgredido la ley del mundo, donde el regreso está prohibido. Todos olían a sucio, macilentos, y él, herido, con la sangre que le fluía por la cara, consiguió levantarse y se puso en marcha para buscar ayuda. Al ver ese hombre sucio, lleno de sangre, solo una mujer se paró porque los demás prefirieron huir de este “muerto”. Ésa fue la señal de que algo humano había sobrevivido a los estragos de la guerra. El capitán Alegría después de tres días en casa de esta mujer se puso en marcha hacia su pueblo, pero su camino se paró: la muerte llegó otra vez para recogerlo, y esta vez sin regreso.
(II) Manuscrito encontrado en olvido
Éste es el manuscrito, único documento que nos cuenta la historia de tres jóvenes, ya cadáveres, que intentaron sobrevivir a la guerra.
Sus historias empiezan con la muerte de Elena durante el parto, y el niño sobrevivido, que lloraba a su lado. Al principio el otro joven, cuyo nombre no se cita, no sabía si ayudarlo a vivir o dejarlo morir. Se quedó con esta duda muchos días. Su llanto le provocaba indiferencia. Hasta el día que le dio a chupar un trapo mojado de leche y agua. Fue la primera vez que lo alejó de la muerte. Los días pasaban y cada vez sobrevivir era más difícil. Había comida para ambos pero no mucha y eso en aquel sitio tan vacío significaba solo una cosa: la muerte se acerca. Una día bajó al fondo del valle y vio unos leñadores. Por un segundo sintió revivir un miedo familiar y denso. Aunque, en realidad, habría podido representar una posible esperanza para él y para el niño, no quiso darles la satisfacción de que los mataran, quedando victoriosos.
La vida de ambos siguió adelante algunos días más. Pero ya la comida no era suficiente para los dos y el niño no logró aguantar esta situación. Solo después de su muerte, el joven le dio un nombre, Rafael. Eso fue lo último que hizo antes de morir al lado de este niño pequeño que para él representaba su familia y su esperanza, desvanecida con la muerte.
(III) El idioma de los muertos
Esta historia empieza con una palabra, la que permitió que esta historia tuviese inicio: sí. Gracias a esta palabra simple, de dos letras, la vida de un hombre pudo seguir adelante; y este cuento nos habla justo de ese hombre, Juan Senra.
Fue
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