Los Hominidos

Una de las deidades más importantes del Imperio Azteca (si no es que la más importante) fue sin duda alguna Quetzalcóatl, la famosa serpiente emplumada, que formó parte de la mitología de Mesoamérica, muchas culturas del continente lo adoptaron como una de sus deidades más importantes, por ejemplo los mayas que le dieron el nombre de Kukulkán, también los toltecas y olmecas adoraron a Quetzalcóatl; las diferentes culturas indígenas lo describen como un personaje rubio, alto, barbado y de una gran cultura, lo que a muchos lleva a pensar que no era originario del continente americano y se han manejado versiones de que podría ser de Europa, más específicamente vikingo.

Primero un poco de historia. Ce acatl Topiltzin Quetzalcóatl nació en el año 1 caña, hijo de Chimalma una mujer virgen y del Rey-Dios Mixtocóatl, monarca de Tollán, como todos los dioses mesoamericanos. Quetzalcóatl tenía una dualidad, Tezcatlipoca que era su enemigo, una deidad destructiva que le hacía contrapeso al constructivo Quetzalcóatl. La dualidad de Quetzalcóatl se ve representado en la serpiente que representa lo terrenal y en el quetzal representa lo místico y espiritual.

Una gran barba que parece de europeo

Relata Bernal Díaz del Castillo que el Emperador Moctezuma al llegar Hernán Cortés le ofreció regalos, oro y joyas y el séquito de Moctezuma observó que Cortés tenía puesto un casco de latón brillante, y le comentó que hacía muchos años había llegado a Tenochtitlán un hombre alto, rubio y barbado portando un casco muy similar al que llevaba Hernán Cortés (un casco con planchas de hierro con protección en nariz y ojos, tal vez fue por ello que Moctezuma encontró en Cortés alguien muy parecido a Quetzalcóatl), en este pasaje en específico relató este acto Bernal Díaz del Castillo: “y el que tenía sus huychilobos tuvo por cierto que éramos de los que le habían dicho sus antepasados que venían a señorear aquella tierra”.

La idea de un Quetzalcóatl vikingo puede venir de Bjarni, un aventurero hijo de Eric el Rojo que tomó una ruta equivocada para dirigirse a lo que hoy es Islandia para reunirse con su padre y acabó en Groenlandia y las costas de Labrador en Canadá, esto tal y como dicen “La Saga de los Groenlandeses” que narra sucesos que tuvieron lugar entre los años 970 y 1030: “los caprichos de los vientos y las corrientes hicieron derivar el barco de Bjarni Herjolfsson hacia las costas del Labrador y que las tierras a las que se acercó en dos ocasiones pertenecían al continente americano”.

Parecen rasgos europeos

Este mito también se alimentó gracias a una novela titulada “Quetzalcóatl. El hombre huracán”, publicado en francés en 2003 y editado en español en 2008, de la autora canadiense Lucie Dufresne basado en los relatos que le hacía su padre sobre un dios de barba roja que existió en lo que

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