Los Villanos De La Nacion

Los Villanos de la Nación

Javier Marías

Para dar inicio con éste ensayo, es importante destacar como bien lo menciona la autora Inés Blancas, el libro es una selección de 84 artículos periodísticos que ha escrito Javier Marías en diversos medios, en los que con un estilo muy peculiar que no muestra alabanzas, sino por el contrario, con un sentido objetivo y real, deja entrever una serie de sucesos políticos y sociales que se llevaron a cabo en España desde 1985 hasta 2009. Para efectos del presente ensayo, mencionaremos una breve reseña de los artículos que más nos llamaron la atención.

Visión de Un Falso Indiano.

Se puede observar la certeza y credibilidad de los artículos de Javier Marías, toda vez que en éste artículo, da una explicación extremadamente cautelosa de la situación política y social que percibe al regresar a España, toda vez que no tenía una claridad de lo que estaba sucediendo con exactitud y no se aventura a dar una crítica contundente sin tener una visión clara de lo que sucedía luego de su estancia en Inglaterra por dos años.

Menciona como la sociedad puede llegar a un estado de conformismo en el que espera del gobierno no lo bueno, sino lo menos peor. Esta situación la encuentra a lo largo de todas las conversaciones y criticas que escucha de la gente

Su Miedo favorito

No se puede ver porque el miedo no puede o no debe ser un factor válido, tan válido como cualquier otro a la hora de poder determinar una actuación, una posición o un voto, del mismo modo que saber lo que uno no quiere aunque no tenga la menor idea de lo que querría, me parece en todos los órdenes de la vida una rendición al menos saber algo.

La Edad del recreo.

Lo cierto es que si no hay memoria, si nada se recuerda ni se tiene en cuenta si cada uno puede hacer o decir o prometer cualquier cosa sin que tal cosa vaya a tener peso ni significación aunque vaya a haber archivo o constancia de ella entonces no es solo que se halla hecho literalmente el viejo lema o aspiración “todo vale” sino que se vea pasado y sustituido este hecho por este otro, nada vale.

De aquí la tremenda importancia que ha adquirido la conservación de la vida propia, incluso valor que permanece inalterado como tal valor o que incluso lo ha multiplicado al seguir siendo la vida lo único que sigue siendo único, lo único que sigue siendo irreproducible, sino de la salud convertida en garantía de la regularidad continuidad y perfección de las evicciones, así como en una de las actuales obligaciones de los ciudadanos gracias a la avidez tacañería y crueldad de los estados que detestan gastar en enfermos, o si se prefiere, en interferencias y los repudian. Porque no estar es la verdadera muerte, la verdadera supresión de ésta década, en la que la desaparición ya no equivale a no ser, sino más bien a no estar.

La gente hubiera dejado de estar interesada en ser, incluso en ser algo para dedicarse en cambio a estar, sea la televisión, en la prensa, en los acontecimientos deportivos en el local de moda, en una ciudad en un barrio en una cena o en una fiesta porque este mundo fugaz y ordenado en el que no hay que esforzarse mucho ni por ser alguien ni tampoco algo, se es o no se es, se está o no se está y sise es, se es de golpe y por un golpe de suerte o de dinero o de astucia, ni por comprender las cosas, ni justificar el gusto, ni tan siquiera por ser original.

No pareces español

Hay ciertos países que por así decir, están obligados a suministrar cierto tipo de fantasías a los demás, aunque golosean fantasías destinadas a hacerse visibles en el prospecto de una agencia de viajes, en España no cabe duda que es uno de ellos.

Crueldad y miedo

Hoy en día por el contrario y dado que la aspiración inconcreta de los ciudadanos mas convencionales es ser niños eternamente, instalados en aquella y faltos de responsabilidades, niños ricos desde luego. A los verdaderos críos se los educa para solo que lo sigan siendo, y hay una tendencia de meterlos enana urna como si fueran valiosos objetos, las joyas de la corona

No como humo

Cuando algo se manifiesta de manera demasiado aparatosa hay que sospechar que le falta seriedad, que puede tratarse de una cortina de humo para defenderse y distraer o de un bote de humo para atacar y segregar, es decir, que lo que en verdad importa no es lo que provoca el griterío, sino otra cosa que está detrás.

El escarabajo

En los últimos tiempos se ha elogiado bastante a la sociedad española por su generosa respuesta a las peticiones de ayuda para Somalia y Ruanda. Al parecer la ciudadanía ha volcado más dinero que ningún otro país europeo, por no hablar de las famosas acampadas exigiendo el 0.7% del PIP para los países pobres. Todo eso está bien, pero son abstracciones, es decir, no lo serán desde el punto de vista de quienes hayan recibido si los han recibido, esos alimentos o esas medicinas pero si desde la perspectiva de esa sociedad dadivosa.

Es posible que quienes no le echan una mano al anciano escarabajo, hayan enviado cheques, es decir, sus sobras a esos lugares remotos y se deben haber sentido muy aliviados consigo mismos, juzgándose virtuosos y sensibles a la desdicha ajena, quizá esa es la palabra, ajena, bien ajena lejana, solo vista a través del televisor que da prestigio a lo que retrata, cuando salga un niño ruandés en esa pantalla los benéficos podrán pensar.

El pobre de la esquina, en cambio, no sale en la televisión, ni la anciana que va por las calles sin juicio y hablando sola, ni el inmigrante de otro color que solo encuentra hostilidad y obstáculos en su vacilante camino, ellos son concretos, están ahí, sucios y desagradables, con su mal olor y su respiración angustiada, es difícil ayudarlos, porque podrían tocarnos y transmitirnos su desesperación, a diferencia de todos esos seres remotos que se nos presentan con la asepsia de la pantalla, y que nunca podremos sentir como un peligro, ni siquiera pueden inspirarnos asco.

Éstos además, son todo un pueblo y al darle la limosna se puede tener la arrogante sensación de que

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