Los orígenes mexicanos

El trabajo de José Luis Lorenzo, nos pareció un buen texto introductorio para el estudio de la América antigua, dada su formación arqueológica, este autor descarta la visión que se había forjado del pasado precolombino, pues ya desde las primeras líneas del texto, se encarga de contextualizar el problema que representó el estudio de las primeras poblaciones de América, expresando que cuando surgió la necesidad de explicar nuestro pasado, tanto la ausencia de fuentes, como la falta de rigor científico y la influencia de la historiografía novohispana, habían forjado ideas y conocimientos que distaban de la realidad, pues no es hasta el siglo XX, cuando los grandes hallazgos arqueológicos realizan las aportaciones más valiosas para el estudio de la América antigua.

El estudio del pasado precolombino, pudo fortalecerse gracias al trabajo con disciplinas que auxiliaron el análisis de lo que el autor denomina “restos de cultura material”, a lo largo del texto, pudimos notar que hay una justificación científica que se apoya en ciencias como la geología, la paleoecología, la geografía y la arqueología, esto para demostrar que el paso de un continente a otro fue indudablemente por vía terrestre y no por medio de la navegación, además, el autor nos hace conscientes de la importancia que implica el analizar las diferentes glaciaciones que acontecieron en el continente, pues una de las más importantes, la Wisconsiniana, ha dejado valiosa información que contribuye a desenmarañar el problema del origen del hombre americano.

El texto de José Luis Lorenzo, nos ayuda a comprender la formación de una cultura que pudo sobrevivir aún en medio de climas extremos, a los cuales tuvieron que adaptarse los primeros pobladores de estos territorios, la “transformación cultural”, a la que nuestro autor se refiere, es producto de la necesidad de transformar las herramientas con las que hasta entonces contaba el hombre; pues dada la ineficacia de las armas, la recolección de alimentos constituyó una actividad primordial para los primeros habitantes del continente, la formación de campamentos, fue producto de la abundancia de alimentos, así como la formación de bandas y las cacerías comunales.

El poblamiento de América, a partir del texto de este autor, lo podemos ver como un largo proceso que se llevó a cabo por muchas generaciones, y que la cultura de cada uno de estos grupos se fue transformando de acuerdo a las condiciones climáticas en las que se asentaron. Cómo ya habíamos mencionado, José Luis Lorenzo destaca la importancia de los grandes hallazgos del siglo XX, pues son estos los que ayudaron a la correcta periodización y cronología del pasado mexicano. A partir de lo leído en este texto, podemos darnos cuenta que existió una “gran etapa cultural” conocida como Etapa Lítica, y que dicha etapa se divide en Horizontes culturales, los cuales son conocidos como Arqueolítico, Cenolítico inferior y superior, y el horizonte Protoneolítico, los cuales pueden ser estudiados a partir del análisis de los artefactos característicos de cada horizonte, mismos que reflejan la transformación cultural del hombre, así como el desarrollo tecnológico que contribuyó a la explotación de los recursos de la naturaleza.

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