Los sumerios Ensayo.
monilurdesResumen23 de Febrero de 2016
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Los sumerios
Hace unos nueve mil años, comenzó a producirse un gran cambio en la humanidad. Hasta entonces, y durante muchos miles de años, los hombres recolectaban frutos o cazaban animales para alimentarse.
Más tarde, por un proceso gradual, los hombres aprendieron a almacenar alimentos para usarlos en el futuro. En vez de cazar animales y matarlos en el lugar, mantenían algunos vivos y los cuidaban. Los dejaban crecer y multiplicarse, solamente mataban unos pocos de vez en cuando. De este modo, no sólo tenían carne, sino también leche o lana o huevos. Hasta podían hacer trabajar a algunos para ellos. En vez de recolectar los alimentos vegetales, aprendieron a plantarlos y cuidarlos, para asegurarse de que dispondrían de ellos cuando los necesitaran.
De cazadores y recolectores de alimentos, los grupos humanos se convirtieron en pastores y agricultores. Los que se dedicaron a la crianza de animales se hallaron con que debían estar en movimiento constantemente.
Debían trabajar en cooperación muchas personas y permanecer en el mismo lugar durante toda la estación del crecimiento, pues tenían que estar junto a las plantas inmóviles.
Los agricultores se agruparon y construyeron viviendas permanentes cerca de sus campos. Las viviendas se apiñaron, pues los agricultores debían estar cerca unos de otros para defenderse contra los animales salvajes y las incursiones delos nómadas. Así surgieron los poblados.
El cultivo de las plantas, o «agricultura», permitió que una franja de tierra sustentase más personas que las que podía sustentar cuando los hombres eran recolectores de alimentos, cazadores o hasta pastores. La cantidad de alimentos que podía acumularse no sólo bastaba para alimentar a los agricultores, sino que permitía el almacenamiento para el invierno.
Alcanzaba para alimentar a personas que no eran agricultores.
Los poblados se convirtieron en ciudades, y la sociedad alcanzó una complejidad tal en esas ciudades que podemos hablar de «civilización».
LOS RIOS DADEORES DE VIDA
Al oeste y al sur de Jarmo había buenos terrenos, profundos y llanos, excelentes para la siembra; se trata de una región realmente fértil.
Esa ancha franja de buenas tierras se curvaba hacia el Norte y el Oeste desde lo que ahora llamamos el golfo Pérsico y Llegaba hasta el Mediterráneo.
Bordeaba el desierto de Arabia (demasiado seco, arenoso y rocoso para la agricultura), que estaba al sur, y formaba una inmensa media luna de 1.500 kilómetros de largo. Habitualmente se la llama «la Media Luna Fértil».
. La tierra comprendida entre los ríos era llamada «Entre-los-Ríos», pero en lengua griega, claro está, de modo que Entre-los-Ríos era Mesopotamia.
la Mesopotamia cubre una superficie de aproximadamente 300.000 kilómetros cuadrados y tiene, mas o menos, el tamaño y la forma de Italia, o el tamaño (pero no la forma) del Estado de Arizona.
Mesopotamia abarca el arco superior y la parte oriental dela Media Luna Fértil. La parte occidental, no incluida en Mesopotamia, en tiempos posteriores fue comúnmente llamada Siria, y comprendía la antigua tierra de Canaán.
Jarmo está a sólo unos 200 kilómetros al este del río Tigris, de modo que podemos considerar que se halla en el borde nordeste de Mesopotamia. Podemos suponer que las técnicas de la agricultura se difundieron al oeste hacia el 5000 a.C. y que se comenzó a practicar en los tramos superiores de los dos ríos y sus tributarios. Fue tomada no sólo de Jarmo, sino también de otros lugares situados a lo largo de las estribaciones montañosas, al este y al norte. Se cultivaron especies mejoradas de cereales y se domesticaron vacas y ovejas.
Como Jarmo, sus edificios eran de barro apisonado, cosa muy natural, pues en la mayor parte de Mesopotamia no había rocas ni buenas maderas, mientras que el lodo era abundante.
Pero, con el tiempo, las ciudades llegaron a la ruina total y sólo quedaron los montículos (llamados « Tell» en árabe).
A medida que avanzó la cultura mesopotámica, mejoraron las técnicas para domeñar las aguas de los ríos. Si se usaban los ríos en su forma natural, sólo podían sembrarse los campos de las márgenes. Esto limitaba mucho la cantidad de tierra útil. Además, la cantidad de nieve que se acumulaba en las montañas septentrionales variaba de un año a otro, y por tanto variaba también el ritmo de la fusión. Siempre había inundaciones a comienzos del verano, y si estas inundaciones eran mayores que lo habitual, había demasiada agua, mientras que en otras épocas podía haber demasiado poca.
Se les ocurrió a los hombres que la solución consistía encavar una compleja red de fosos o acequias a ambos lados del río. Esto permitiría extraer agua del río y, mediante una elaborada red de canales, llevarla a todos los campos. Se podía cavar acequias hasta distancias de muchos kilómetros de las márgenes del río, de modo que los campos de tierra adentro tuviesen los mismos beneficios que si estuvieran junto a las orillas. Más aún, los bordes de los canales y los mismos ríos podían ser elevados para formar diques que las aguas no pudiesen sobrepasar en la época de las inundaciones, excepto en los lugares deseados.
De este modo, podía confiarse en que, en general, nunca habría demasiada agua ni demasiado poca. Por supuesto, si el nivel del agua era excepcionalmente bajo, los canales serían ineficaces, excepto muy cerca del río. Y si las inundaciones eran demasiado grandes, los diques serían sobre pasados o destruidos. En verdad, esto ocurrió en algunas ocasiones, pero raramente.
La provisión de agua era más regular en los tramos inferiores del río Éufrates, que presentaba menos variaciones en el nivel del agua de una estación a otra y de año a año que el turbulento Tigris. El complejo sistema de «agricultura de irrigación» comenzó en el Éufrates superior por el 5000 a.C., se extendió aguas abajo y por el 4000 a.C., hacia el fin del período de Halaf, llegó a ese conveniente sector del Éufrates inferior.
Se suponía que lo que agradaba a los hombres también agradaba a los dioses, de modo que el método más importante para propiciarse a los dioses era brindarles alimento. Estos no comían como los hombres, pero el humo del alimento quemado ascendía al cielo, donde se imaginaba que vivían los dioses; por ende, se sacrificaban animales y se los quemaba como ofrenda.
Un error cometido con un hombre podía significar una muerte o una sangrienta pelea; pero un error cometido con un dios podía acarrear el hambre o una inundación que devastase toda una región.
Así, en las comunidades agrícolas surgió un poderoso cuerpo sacerdotal, mucho más complejo que el que nunca tuvieron las sociedades cazadoras o nómadas. Los reyes de las ciudades mesopotámicas eran también altos sacerdotes y efectuaban los sacrificios.
La estructura central alrededor de la cual giraba cada ciudad era el templo. Los sacerdotes del templo no sólo estaban a cargo de las relaciones de la gente con los dioses, sino que también llevaban los registros de la ciudad. Eran los tesoreros, los que cobraban los impuestos y los organizadores, formaban la administración pública, la burocracia, el cerebro y el corazón de la ciudad.
Las invenciones
Una civilización basada en la agricultura de irrigación también tiene sus problemas. Entre otras cosas, el agua de río, al pasar por el suelo, contiene un poco más de sal que el agua de lluvia. Esta sal gradualmente se acumula en el suelo durante largos siglos de irrigación y lo arruina, a menos que se utilicen métodos especiales para limpiarlo nuevamente.
Por esta razón, algunas civilizaciones basadas en el riego cayeron de vuelta en la barbarie. Los mesopotámicos evitaron esto, pero su suelo se hizo ligeramente salino. De hecho ésta es la razón de que su cereal principal fuese la cebada (y lo sigue siendo hasta hoy).
La cultura del período siguiente puede ser estudiada en Tell el Ubaid, montículo cercano al Éufrates inferior. En muchos aspectos, se observa una decadencia con respecto a las obras del período de Halaf, como cabe esperar. El «período de Ubaid» duró, quizá, del 4000 al 3300 a.C.
Los nómadas que se establecieron allí en el período Ubaid tal vez fueran el pueblo al que llamamos los «sumerios». Se asentaron a lo largo de la parte más inferior del Éufrates, por lo que esa parte de Mesopotamia, en ese período de la historia, es llamada «Sumer» o «Sumeria».
Los sumerios hallaron la civilización ya implantada en su nuevo hogar, con ciudades y un complejo sistema de canales. Una vez que los sumerios aprendieron las costumbres civilizadas, lucharon por alcanzar el nivel que existía antes de que se ejerciera su perturbadora influencia.
Al provenir de regiones montañosas con abundantes lluvias, estaban habituados a la idea de que hay dioses en el cielo. Sintieron la necesidad de estar lo más cerca posible de esos dioses celestes, para que sus ritos fuesen más eficaces, por lo que construyeron grandes montículos de barro cocido y efectuaban sus sacrificios en la cima. Pronto se les ocurrió construir un montículo más pequeño sobre el primero, luego otro aún más pequeño sobre el segundo, y así sucesivamente, hasta donde pudieron.
Tales construcciones hechas por etapas son llamadas «zigurats», y probablemente eran las construcciones más imponentes de su época. Aun las pirámides egipcias fueron construidas muchos siglos después que los primeros zigurats.
(Génesis, 11,2)
Por supuesto, los sumerios trataron de llegar al cielo en el sentido de que esperaban que sus ritos fuesen más eficaces en la
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