Lucas E Angel
Enviado por lucasponce • 24 de Octubre de 2013 • 1.144 Palabras (5 Páginas) • 287 Visitas
Benjamín Carson nació en Detroit, Michigan, el 18 de septiembre del 1951. Su infancia fue realmente azarosa, pues su madre Sonia, al descubrir que su marido tenía otra familia y que vendía drogas, tomó la decisión de divorciarse. Ben tenía apenas ocho años de edad.
La medida de Sonia de tomar las riendas del hogar tuvo serias consecuencias: sin dinero, la vida familiar se tornó paupérrima; para sobrevivir y mantener a Benjamín y a su hermano mayor Curtis, simultáneamente tenía que abarcar dos e inclusive hasta tres trabajos de baja paga. Un problema adicional para la familia consistía en que la señora Carson se deprimía constantemente. La familia de Ben no podía ser más disfuncional, perfecto caldo de cultivo para que los niños se convirtieran en pandilleros.
El más tonto de todos
Ben permanentemente era el blanco de las burlas en el salón de clases, situación que se agravaba por su incapacidad de leer adecuadamente. Jamás había sido un buen estudiante; bien sabía que estaba muy por detrás de sus compañeros de quinto grado. Inclusive, cuando le pedía ayuda a su madre con alguna tarea, ella se excusaba diciendo que necesitaba gafas; la verdad era otra: ella era analfabeta.
Ante la constante humillación de sus compañeros, Ben llegó a pensar que no sólo era el niño más tonto de la escuela, sino del mundo entero. En síntesis, su vida estudiantil fue complicada porque, aparte de la antipatía y exclusión expresada por sus pares, al ser una escuela predominantemente blanca, continuamente era ignorado por sus maestros. Ante tantos insultos, paulatinamente, fue desarrollando un temperamento agresivo e incontrolable.
A pesar de todo, su madre constantemente le decía: “Ben, todos lo pueden hacer, pero nadie mejor que tú”.
De la televisión a los libros
Un día, estando la madre de Ben haciendo labores de limpieza en la biblioteca de una mansión, se quedó admirada por la cantidad de libros ahí reunidos. En ese momento de contemplación, súbitamente entró a la habitación el viejo profesor dueñode esa casa, y entonces la mujer se atrevió a preguntar: “Profesor ¿acaso ha leído todos esos libros?”. El hombre contestó: “Casi todos”.
Esta breve experiencia fue suficiente para la madre de Ben. En ese momento intuyó con toda claridad los pasos a seguir con sus hijos. Así fue que tomó una sencilla pero trascendental decisión que habría de cambiar el futuro de los niños: condicionarles la televisión, la cual veían desmesuradamente; también se negó a dejarlos salir a jugar hasta que hubiesen terminado la tarea de cada día.
El trato consistió en permitirles ver exclusivamente dos programas a la semana, pero solamente si leían dos libros de la biblioteca pública, para lo cual tenían que escribir las reseñas correspondientes. Los niños protestaron, se inconformaron, pero la madre no cedió. Se mantuvo firme. Esta era la nueva regla del juego.
Al paso del tiempo Ben empezó a disfrutar de los libros, del aprendizaje que, al combinar la lectura con la música clásica, gradualmente su imaginación comenzó a despertar de manera genial: así empezó a imaginarse a sí mismo siendo doctor. Fue entonces que se dio cuenta de que no era tonto.
En el lapso de un año y medio, ante la mirada incrédula de sus compañeros y maestros, pasó de ser del alumno “más tonto del mundo” al más sobresaliente de la escuela. Se graduó con honores.
Pero en la graduación una profesora maliciosa imprudentemente comentó, frente a todo el auditorio, que era una vergüenza que Ben siendo un niño de “color” y perteneciente
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