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Luz De Nuestras Noches


Enviado por   •  6 de Mayo de 2014  •  2.880 Palabras (12 Páginas)  •  260 Visitas

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LA LUZ DE NUESTRAS NOCHES (ANECDOTARIO DICEMBRINO)

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Cielo claro y sol radiante. El desfile por 28 de Julio seguramente había culminado. El reloj ya marcaba la 1 de la tarde y después de casi 8 meses de haber culminado el colegio y haber dejado atrás la pequeña ciudad - geográficamente hablando - pero de corazón grande, cuyo nombre es Coracora, en una de sus arterias principales, me encontré con uno de mis mejores amigos que me ha dejado aquella etapa de vida. Había llegado aquel día - al igual que yo - junto a su primo y a la vez tocayo, quien por primera vez visitaba la ciudad. Con los dos Gustavos, sin una agenda programada y a seguir, decidimos encontrarnos en horas de la noche.

Aquel año aun no existían los medios de comunicación con que hoy ya se cuenta, es por ello que ubicarnos, que es de por sí ya complejo, se arraigaba aún mas al no contar con línea y tampoco se pensaba en utilizar el celular, menos en recargarlo ya que evidentemente no había lugares de recarga, a diferencia de ahora. Y como dijo alguna vez uno de mis amigos: “Ahora cualquier huevón ya tiene celular”. Indudablemente esa afirmación nos incluía a cada uno de nosotros que de un momento a otro, sin previa consulta, pasábamos a formar parte de la hermandad compuesta por innumerables huevones tanto a nivel local, nacional y mundial. Siguiendo aquella filosofía, se podía decir también que el planeta estaba lleno de huevones. Y, ahora, después de unos años, me doy cuenta de que la vida lo ha vuelto doblemente huevón ya que cuenta con dos celulares. Que huevon!

Mediante señales de humo me encontré con Gustavo y Gustavo. El humo que yo producía era de forma natural, sin embargo el humo de Gustavo y Gustavo era a base de aspiradas. Si por nombre tenían el mismo, por afinidad y reflejo de sus características y costumbres, se les condecoro con un apellido también semejante para ambos: Humareda. Sin más que hacer en una noche fría, los hermanos Humareda y yo, nos dejamos guiar por el viento que aceleraba nuestros veleros mientras manteníamos la seguridad de que llegaríamos a buen puerto. Minutos más tarde, nos encontrábamos rodeados de un montón de amigos de la promoción y, lo más importante, cajas de cerveza. Salud! por aquí, salud! por allá. Como buenos patriotas celebrábamos como Dios manda y macerábamos el cuerpo para el inicio de la fiesta patronal que estaba a la vuelta de la esquina y, nosotros, estábamos retrasados. Con justa razón pisamos el acelerador aquella noche en una carrera etílica, como si la meta fuera emborrachase primero. Nostálgicamente puedo recordar que todos teníamos un físico envidiable - etílicamente hablando - ya que mientras más tomábamos, más sanos estábamos. Íbamos descubriendo habilidades que nunca se nos habían presentado. Podíamos ver la metamorfosis que sufrían algunos y el poco futuro que tenían otros en ese deporte ya que mostraban deficiencias muy prematuras. Por otra parte, se podía ver personajes con condiciones innatas y que indudablemente los conducía a estar en la lista de los Buenos Borrachos (BB). Ese tipo de borrachos que se pueden alquilar para polladas u otros compromisos sociales. Pues, como diría un amigo (BB); “paran trago como mierda”.

Esa ocasión, era quizá una de las primeras veces o tal vez la primera vez que entramos en esa dimensión que es única y que son privilegios de un borracho a carta cabal, un borracho que pelea a muerte por el néctar de los dioses, un borracho que lleva alcohol en las venas. Es por ello también que todo borracho proviene del mismo árbol genealógico. “Ese borracho de mierda es mi primo”, “Ese borracho es mi hermano”, “Ese borracho es el hijo de tío Tomario”, son algunas frases que dan fe de ello. Sin duda, aquella noche, estaba rodeado de borrachos como mierda y todos con el mismo tipo de alcohol AB (Altamente Borracho)

Más tarde, cuando algunos irresponsables iban desplomándose como las torres gemelas del World Trade Center, el certamen se volvió un tanto monótono. Había llegado la hora de alzar vuelo y buscar un lugar más decente donde continuar con nuestro reencuentro, puesto que en medio de tanta catástrofe era imposible y tampoco queríamos formar parte de ese escombro humano que iba creciendo poco a poco con el pasar de las horas. En consecuencia, los Humareda y yo, abandonamos la discoteca.

“Vamos donde la tía sin luz” dijo mi compatriota Gustavo Humareda Espinoza. Aunque en lo álgido de aquella madruga ya vendría a ser mi hermano puesto que teníamos el mismo alcohol en las venas (AB), y por resultado, involuntariamente, había adoptado Humareda como apellido. Humareda Espinoza, Humareda López y Humareda Castañeda desfilaban en medio de la fría noche hacia la “Tía sin Luz”. Hasta ese momento no sabía a quién o a qué lugar se refería Espinoza. Tampoco pregunte, el frio era más fuerte, estaba anestesiado y solo quería llegar ya. Con las manos en los bolsillos, como verdugos de media noche en una calle deshabitada, seguíamos caminando. A lo lejos podíamos ver uno que otro borracho cruzar la calle y de inmediato, como las normas lo establecen, se le lanzaba el respectivo silbido, más conocido como “silbido de borracho” y que lógicamente tiene características distintas a un silbido común. Si el silbido es correspondido la probabilidad de que sea uno de tus filas es mucha, aunque en su condición ya lo sea, tiene que cumplir ciertas reglas. No obstante, hay circunstancia que la ley hasta hoy no contempla y ello conduce a que algunos casos se tengan que resolver a modo personal donde influye mucho el nivel de alcohol que en ese momento tenga uno en las venas. Pues muchas veces cuando uno se cruza con un borracho o se encuentra rodeado de ellos, de caras que jamás uno en su vida ha visto, te conocen. Eso es poco, conocen a toda tu familia (por nombre, apellido y orden cronológico) a tal punto que te llegan a hablar de tus abuelos y de personas que uno solo los conoció por fotos o apenas se guardan leves recuerdos de su existencia. “Yo te conozco” “Tu vives en ...” (llegan a hacerte un croquis de cómo llegar a tu casa en menos de un segundo) “Tu eres hijo de ..., el es mi amigo” (En ese contexto tu papa pasa a ser la mejor persona del mundo y de grandes cualidades. Y, lo más importante, siempre te dirán que te pareces a él y que ya estas grande) Luego de contarte algunas experiencias que vivió, y recuerdos que guarda con alguno de tus familiares, para cerrar con broche de oro el inicio de una amistad que quizá al siguiente día se esfume como la borrachera, tanto que al verse por la calle ni se saluden (aunque te haya dicho que esta para servirte), te ofrece unas cervezas. Este tipo de situaciones por más simpática que sea, algunas veces resulta ser un poco engorroso cuando

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