México: ¿una frágil autoridad?

México: ¿una frágil autoridad?

Tomás Ariel Gómez Domínguez

Saulo de Tarso, mejor conocido como Pablo de Tarso, posiblemente habrá nacido en Tarso de Cilicia (hoy Turquía), Hechos (22:3), entre el año 5 y 10 (pues no se tiene una fecha exacta de su nacimiento), de ascendencia romana, Hechos (22:28).  Muere alrededor del año 67 en Roma. Es considerado el más grande teólogo de la cristiandad. Llamado por muchos el Apóstol de los gentiles, es decir, de aquellos individuos que adoran a falsas divinidades, desde el punto de vista de la cristiandad. Para otros fue el mejor de todos los apóstoles.

Antes de volverse Apóstol, Saulo de Tarso pertenecía al judaísmo y perseguía a los seguidores de la Iglesia de Dios con el objetivo de destruirla, Gálatas (1:13). Sin embargo, al volverse creyente del cristianismo se le dio el don espiritual que lo convertiría en Apóstol al servicio de Dios, divulgando el discurso del cristianismo por  gran parte de Asia Menor, entre otras regiones. Aunque sus pretensiones iban más allá de la comunidad judía, esperaba que el mensaje de la fe de Dios pudiese llegar a cualquier rincón del mundo. Gálatas (1:16).

Este personaje bíblico de enorme inteligencia, se va a convertir en una pieza fundamental, al erigir el cristianismo como un esquema civilizatorio alrededor del mundo, debido a la enorme capacidad que tenía para reunir al rico y al pobre, a ciudadanos de diversas nacionalidades, razas, etc., aunado esto, al gran poder de convencimiento que tenía para convertir a ciudadanos de diversos status social, político y económico de esa época, en creyentes a la doctrina de la cristiandad. Estás interacciones sociales siguen siendo un misterio para nuestra actualidad.

En general se podría decir que su rol como Apóstol, puede describirse mediante sus epístolas o cartas, las cuales fueron emitidas en el Nuevo Testamento y tenían como propósito inyectar universalmente en las sociedades judías y gentiles, una nueva forma de interacción social a partir del cristianismo, en la que dichas sociedades depositarían su fe en Dios, pues desde la perspectiva paulina Dios es la máxima autoridad,  jerárquicamente estando por encima de todos los seres humanos, es decir cumple con el papel de un juez omnipresente, inmortal y celestial, poniendo a su a vez a soberanos y súbditos a desempeñar roles para hacerse cumplir las leyes, con el fin de mantener el orden social. Sería importante destacar, dos factores claves en Pablo de Tarso y en todo buen cristiano, pues son una clase de boletos para tener la aceptación de Dios. En primer lugar, amar al prójimo, ya que mediante el amor se podrá llegar a tener el reconocimiento del mismo Dios y entrar en su reino místico, tomando en cuenta que él es el creador de todo y lo creo a partir de la nada y con amor.  En segundo factor, se encuentra la obediencia, que es indispensable, pues al obedecer a Dios se evita cualquier tipo de castigo que provenga de él. Así como también tener en cuenta la jerarquía que ocupa Dios, como creador de todo lo que nos rodea.

En efecto, todo depende, en depositar la fe en Dios mostrando obediencia a él, y amando al prójimo, sin importar si eres gentil o judío, si has faltado a la Ley de Moisés o no, inclusive si estás inscrito o no en la Ley de Moisés, cómo el ejemplo de Abraham, quién recibió la promesa de Dios que sería heredero del mundo junto con su descendencia mediante la fe, Romanos (4:13-14). Dios tomará en cuenta la fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús, Romanos (4:25), de tal manera que al entregarle la fe, obediencia y amor, tendrás un lugar en su reino místico. Romanos (1:17). Pero siguiendo el discurso paulino, es necesario preguntarnos: ¿cómo podríamos situar sus epístolas y de su época en nuestra actualidad?; es decir, ¿de qué manera las relacionaríamos con los fenómenos políticos y sociales actuales, que impactan a México? Cabría entonces, empezar por hacer un análisis sociológico, de algunos hechos políticos y sociales que, siguen presentes en nuestra realidad, partiendo de las epístolas a los Romanos.

A continuación me voy a limitar en algunos fenómenos sociales y políticos qué se derivan a consecuencia, de la buena o mala participación de las autoridades públicas en nuestro país.

En Romanos (13:2), Pablo de Tarso hace énfasis del sometimiento de todos los seres humanos a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que no pase desapercibida por Dios, y todas las existentes fueron establecidas por él. De tal manera, que quién se rebele contra las autoridades públicas, se estará rebelando en contra de Dios, y será acreedor a un castigo, pues de alguna manera está infringiendo en el orden social, Romanos (13:3). Por su parte, los gobernantes están provistos con las facultades para infundir terror a los que hacen el mal, tratando de romper el orden social establecido por Dios Romanos (13:4). Entonces, pues, es necesario el sometimiento a las autoridades, ya no solamente para evitar el castigo, sino también por motivos de conciencia Romanos (13:5). En Tito (3:2), Pablo de Tarso decía que debía existir una obediencia y sumisión del pueblo con respecto a los gobernantes y las autoridades, puesto que estás se encontraban facultadas para hacer el bien común.

Tomando en cuenta lo anterior, podríamos mencionar lo dicho por Hobbes (trad. En 1940) “en cuanto al poder del Estado que reside en el soberano aquel dios mortal, al cual debemos, bajo Dios inmortal, nuestra paz y defensa y que el resto de la comunidad, es decir, los  súbditos le tienen que rendir obediencia” (p. 141). Pues esté soberano fue elegido por medio de un pacto de entre la comunidad, para representar los intereses de esta misma, también está capacitado para mantener el orden social, velando por la paz de la comunidad, evitando cualquier tipo de fricciones y posibles guerras, y sancionar a quién trate de fracturar las leyes dispuestas por las autoridades, lo anterior dicho desde Hobbes se denominaría la esencia del Estado. Entonces la finalidad  desde Hobbes, es por así decirlo, no dejar regresar a los hombres a su Estado de Naturaleza, puesto que eso implicaría un caos total, que rompería con todo lo instituido (por Dios) y sería impensable poder vivir en sociedad.

Hay que tomar en cuenta que son tiempos diferentes, sin embargo, tanto Pablo de Tarso como el propio Hobbes, están llegando a un consenso final, que es la estabilidad de la comunidad, pues tiene que existir un orden social bien organizado, del cual se deriven leyes, estamentos o reglas que sean coordinadas por las autoridades capacitadas derivadas por el propio Estado o soberano, para garantizar la permanecía segura de todos los individuos. El fin es, tener interacciones sociales libres de violencia, altercados o guerras.

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