Mexico Frente A Estados Unidos

México frente a Estados Unidos

En el decenio de los setenta en México se buscaron nuevas avenidas para diversificar sus contactos con el resto del mundo y así disminuir sus riesgos, sin embargo este esfuerzo trajo nuevos riesgos.

México descubrió las posibilidades y peligros de participar activamente en las políticas del llamado Tercer Mundo. Entre 1976 y 1977 la crisis de la economía mexicana forzó al gobierno a concentrarse en la solución de los problemas internos y a abandonar su activismo internacional.

Al final de todo esto las ideas centrales fueron las de ampliar y diversificar mercados y relaciones políticas a fin de revitalizar el comercio exterior de México y así disminuir su dependencia respecto de Estados Unidos.

En 1969 el 66.3% del comercio exterior en México se concentraba en el intercambio con Estados Unidos, para 1974 ese porcentaje bajó a 59.4%, aunque al final de la década se trató con eso y el porcentaje volvió al 66%.

México se convirtió en un país importante en el contexto de las luchas del tercer mundo, y así se acerco a una corriente política que ponía en duda algunas de las políticas clave de Estados Unidos en el campo internacional.

El 9 de febrero de 1973 se expidió la Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera, ésta no les pareció a los círculos de inversionistas foráneos. Esta ley recogió todas las disposiciones que sobre el particular habían surgido con los años y también introdujo dos elementos nuevos: el Registro Nacional de Inversiones Extranjeras y la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras, mismas que son encargadas de dar el contenido y vigilar el cumplimiento de la ley.

El gobierno de México decidió alterar sustancialmente la política petrolera tradicional, para lo cual, el gobierno norteamericano recibió con beneplácito los planteamientos de la administración de López Portillo respecto del petróleo, pues así aumentaría la disponibilidad mundial de hidrocarburos sin necesidad de unir formalmente a México a la Organización de Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP).

Al finalizar el decenio de los setenta, la recuperación de la economía nacional y la posesión de la sexta reserva mundial de hidrocarburos permitieron al gobierno mexicano adoptar una actitud frente a Estados Unidos más segura y autónoma que la que había tenido años atrás.

La integración económica de América del Norte puso otro de los temas básicos en la relación entre México y Estados Unidos: la persistencia de una emigración masiva de trabajadores mexicanos a Estados Unidos. A mediados de 1981 el presidente Reagan puso a discusión del Congreso norteamericano un proyecto que intentaba legalizar la estadía temporal de aquellos trabajadores indocumentados que demostraran haber ingresado en el país antes de 1980.

Al finalizar los años setenta las exportaciones de petróleo y gas habían dado a México nuevos elementos de negociación frente a Estados Unidos, pero también trajo consigo debilidades de la posición internacional de México, por ejemplo, en 1981 el volumen de alimentos adquiridos en el exterior disminuyó drásticamente debido a los esfuerzos oficiales y en parte a las buenas condiciones climatológicas de ese año.

Miguel de la Madrid tomó la dirección política en México con una deuda externa de 87 588 millones de dólares, de los cuales el 68.2% correspondía al sector público, el resto al privado. La debilidad de la economía llevó a reconocer la inviabilidad del modelo económico vigente desde los años cuarenta y que estaba basado en el mercado interno. El nuevo gobierno propuso como reemplazo una reconversión de todo el aparato productivo mexicano para lograr que el nuevo motor del desarrollo fuera el mercado interno. Después de eso en 1985 México aceptaría finalmente solicitar su entrada al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) e iniciaría una lenta apertura de su economía.

Para limitar los efectos con Estados Unidos por las diferencias de enfoque sobre la crisis centroamericana, el gobierno mexicano buscó dar un carácter multilateral a su política en la región e impulsó la creación de un grupo latinoamericano que defendió una solución alternativa frente a la agresión abierta de Estados Unidos contra Nicaragua, una solución que tuvo los principios de no intervención y de solución pacifica de las controversias.

Al concluir los años ochenta, los hechos externos de magnitud mundial influyeron decisivamente en la reformulación del proyecto nacional mexicano, lo que a su vez contribuyó a modificar sustancialmente la relación

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