Mexico Profundo

México Profundo: Una Civilización negada

¿Cuál es el proyecto de nación que hemos tenido en los últimos siglos? ¿Cuál es el problema de identidad mexicana? ¿Qué significa la identidad mexicana?

Guillermo Bonfil trata de dar respuesta a estas preguntas en su libro “México Profundo”. Describe, desde su percepción, una realidad de desconocimiento, de desencuentro y falta de entendimiento entre dos partes del México de hoy: el México profundo, y el México imaginario, haciendo alusión el primero a la realidad indígena, la negada, la siempre oprimida y casi nunca tomada en cuenta; el segundo, a lo colonizador, a lo que se ha autonombrado el embajador del progreso, la civilización triunfante.

Desarrolla primero la imagen del México profundo, el indígena, el que se vive aún de manera negada, pero persistente en la realidad de la nación. Describe la importancia de los valores comunitarios, el arraigo, la sustentabilidad que en todos los niveles se vive en las comunidades indígenas, desde el sustento alimenticio, la salud, las formas de representación.

Me pareció muy interesante el reflejo que hace de la sociedad mexicana actual que aún vive, sin darse cuenta de lo que esto representa, estos rasgos culturales, que si bien no los identifica como indígenas, les sigue dando cierta identidad basada en los lazos comunitarios. Bonfil llama a esto el proceso de desindianización.

He vivido en carne propia estos procesos comunitarios, ya que viví en la Sierra Tarahumara por un periodo de dos años, desde mi punto de vista, la comprensión de la resistencia indígena está fuertemente fundada en las relaciones de comunidad. Las prácticas comunales como los tequios, o en este caso las “tesgüinadas” que son actividades que requieren de la participación de toda la comunidad.

Aun cuando Bonfil no hace referencia a las causas de esta resistencia; que para algunos podría resultar ficticia, a los habitantes intelectuales del México imaginario; en lo personal, me remontó directamente a esta comprensión basada en la organización comunitaria.

Las imágenes desarrolladas por Bonfil en respecto a la integración de esta civilización negada; llamando integración no a un proceso de homogeneización, sino a la inminente presencia de lo indígena en la realidad mexicana; me pareció un tanto etnicista, aunque no descarto la propuesta realizada por el autor.

Desde mi punto de vista, es innegable la urgencia de tomar en cuenta en los procesos nacionales, y sobre todo en la construcción de la identidad nacional como una nación multicultural.

No podemos dar marcha atrás como plantea Bonfil, y retomar el proyecto civilizatorio de los pueblos indígenas, para empezar, porque los proyectos colonizadores han caminado más de lo que podemos ver, y por el hecho de que el proyecto indígena NO es colonizador.

Se trata de armonía en un nivel de

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