Mi Amigo escéptico
Enviado por tersa • 10 de Julio de 2013 • 885 Palabras (4 Páginas) • 373 Visitas
“¿Fraude en la Luna?
Mi amigo el escéptico”
Sergio Régules
De niño creía en los ovnis. Como sabía pocas cosas, casi todo me parecía posible. “Todo cabe en el desconocimiento”, dice un personaje de una novela del escritor español Javier Marías.
Era emocionante creer que cualquier noche podía bajar del cielo un vehículo espacial extraterrestre repleto de alienígenas amigables. Igual que los europeos de la edad media, que pensaban que el día del Juicio Final era inminente, a mí me parecía que el día del contacto con una civilización extraterrestre estaba a la vuelta de la esquina y esto me tenía en perpetua expectativa.
Con el tiempo, y como los extraterrestres se tardaban en aparecer, fui entendiendo las dificultades que aguardaban a cualquier civilización extraterrestre que quisiera ponerse en contacto con nosotros, sobre todo si lo que pretendían era visitarnos. Ya estaba claro que en el Sistema Solar no había más civilización que las de la Tierra. Los visitantes tendrían que venir de otras estrellas. Pero hasta la estrella más cercana al Sol está lejísimos, y quién sabe si tendrá planetas siquiera. Que hubiera vida en algún otro lugar del interminable cosmos era casi seguro, comunicarnos con seres inteligentes de estrellas lejanas era posible (y ya se había intentado), pero toparnos con ellos frente a frente iba a ser muy difícil. Lástima.
La ilusión de ver el día en que por fin hiciéramos contacto me había iluminado la vida por espacio de casi un año y no me iba a ser fácil renunciar a ella. Traté de obligarme a seguir creyendo que era posible, pero no pude. Al final me pareció mejor la verdad aunque doliera que vivir engañado por mí mismo –y no me he arrepentido ni por un instante.
Tuve suerte. Hay personas que, aun teniendo la información necesaria a mano, optan por engañarse; y por supuesto hay gente que ni siquiera tiene acceso a la información. Sus ideas quedan a merced de su imaginación sin el freno del conocimiento. En su ignorancia todo cabe.
Lo malo es que algunas de estas personas creen, además, que lo que no entienden no es posible. Hace poco salió en Estados Unidos un programa de televisión en el que se pretendía “demostrar” que los viajes a la Luna de finales de los años 60 y principios de los 70 fueron un engaño, y que la NASA lo filmó todo en un estudio. Para creer en los argumentos que esgrimen los que proponen esta hipótesis habría que convencerse de que en la NASA todos eran bastante tontos, que los soviéticos de aquellos tiempos —acérrimos enemigos de los estadounidenses—eran aún más tontos y estaban dispuestos a dejarse ganar sin dar pelea, y que toda la comunidad científica internacional estaba al servicio del gobierno de los Estados Unidos.
Los argumentos más específicos —por ejemplo: ¿por qué no se
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