Michael Howard - “La primera guerra mundial”
Enviado por marciarrii • 3 de Septiembre de 2021 • Resumen • 8.954 Palabras (36 Páginas) • 151 Visitas
Michael Howard - “La primera guerra mundial”
1. Europa en 1914
La realidad es que las potencias europeas llevaban 300 años peleando entre sí a lo largo y a lo ancho del planeta. La Gran Guerra comenzó siendo un conflicto puramente europeo pero debido al curso que tomaron los acontecimientos se extendió al globo.
Francia: fue durante más de un siglo, entre 1689 y 1815, el mayor rival de GB en disputa por el dominio del mundo. Había quedado muy rezagada en cuanto a desarrollo económico como para convertirse en un serio competidor. La Revolución de 1789 había destruido los 3 pilares del Ancien Régime – monarquía, nobleza e Iglesia – y distribuido sus tierras entre los campesinos minifundistas que se resistieron con firmeza a cualquier cambio que amenazase la expropiación de sus tierras, tanto si suponía una reacción como si implicaba un paso más en la revolución. Estaba profundamente dividida entre aquellos que se habían aprovechado de la Revolución; los que bajo el liderazgo de la Iglesia católica, seguían negándose a asumirla; y un movimiento socialista cada vez más poderoso que quería avanzar todavía un paso hacia delante. En Política Exterior no se había olvidado ni perdonado la anexión de Alsacia y Lorena por parte de Alemania en 1871, y el temor que Francia sentía por el poderío alemán la hacía depender de forma angustiosa de su principal aliado: Rusia.
Rusia: el otro rival temido por GB en el continente durante el siglo XIX era el gran Imperio ruso, cuya expansión hacia el sur y hacia el este amenazaba la ruta a la India a través de Oriente Próximo (que había llevado a GB a respaldar al moribundo Imperio turco) y las propias fronteras de aquel país. El potencial de Rusia era (y sigue siendo) enorme, pero estaba limitado (como lo sigue estando) por el atraso de su sociedad y la ineficacia de su gobierno.
El capitalismo y la industrialización llegaron a Rusia demasiado tarde, y por medio de expertos e inversiones extranjeras. Las sucesivas derrotas militares, a manos de los franceses y británicos en 1855-1856 y de los japoneses en 1904-1905, les enseñaron la lección aprendida por Pedro el Grande de que el poder militar en el exterior dependía del desarrollo tanto político como económico en el propio país. La esclavitud había sido abolida después de la guerra de Crimea, y ciertas instituciones representativas fueron introducidas tras la derrota y casi revolución de 1905. El desarrollo del ferrocarril estimuló la producción industrial en la década de 1890, situando a Rusia según algunos economistas en el punto de despegue económico.
Austria-Hungría: en la Europa occidental, es decir, en GB, Francia, Italia, Alemania e incluso Rusia, el nacionalismo era una fuerza de cohesión, aunque <<naciones sumergidas>> como Polonia e Irlanda luchaban ya por su independencia. No obstante, la monarquía de los Habsburgo estaba formada en su totalidad por <<naciones sumergidas>>. En 1867 el Imperio de los Habsburgo se había transformado en una <<doble monarquía>> al garantizar a la nación sumergida más poderosa, los magiares, la semi-independencia en el reino de Hungría, que compartía con los <<austríacos>> alemanes en el poder tan sólo un monarca (el emperador Francisco José, que gobernaba desde 1848), un ejército, una secretaría de Hacienda, y un ministerio de Asuntos Exteriores. Los magiares se cosideraban a sí mismos una raza superior y gobernaban de modo opresivo sobre las minorías eslavas: los eslovacos, los rumanos y los croatas. En la mitad occidental de la monarquía, los <<austríacos>> alemanes no sólo gobernaban a los eslavos del norte (checos), del noroeste (polacos y rutenos) y del sur (eslovenos y serbios), sino también a las tierras italianoparlantes de las vertientes del sur de los Alpes ambicionadas por el nuevo reino de Italia.
Alemania: Alemania imperial, la potencia más compleja y problemática de todas. La unificación de Alemania en 1871 había creado una nación que combinaba la economía más dinámica de Europa con un régimen que en muchos aspectos apenas había abandonado el feudalismo. La dinastía de los Hohenzollern había gobernado Prusia a través de una burocracia y un ejército procedentes de una <<aristocracia militar>> arraigada básicamente en las provincias orientales. Les incomodaba la existencia de un Reichstag (parlamento) que había estado aspirando infructuosamente al poder desde mediados del siglo XIX. En el recién unificado imperio del Reichstag representaba a la totalidad de la población alemana: a los conservadores agrarios con sus inmensas propiedades en el este, a los industriales del norte y del oeste, a los granjeros bávaros católico-romanos del sur.
Las alianzas rivales: Alemania se veía rodeada por todas partes. Cuando Bismark creo el Imperio alemán en 1871, sabía perfectamente que la reacción natural de sus vecinos sería la de unirse contra ella. La reconciliación con Francia era imposible, la había obligado a ceder sus provincias de Alsacia y Lorena. Por consiguiente trató de neutralizarla alentando las ambiciones coloniales que la llevarían al enfrentamiento con GB, y se aseguró de que no encontrase aliados entre las demás potencias europeas uniéndolas a todas en su propio sistema de alianzas. Lo único que Bismark temía era una guerra en los Balcanes entre Austria y Rusia que pudiera desestabilizar el equilibrio tan precariamente establecido. En el congreso de Berlín de 1878 negoció un acuerdo que dividía los Balcanes en dos esferas de influencia entre Rusia y la doble monarquía, y le concedía a esta última un <<protectorado>> sobre la provincia alemana norteña más turbulenta, Bosnia-Herzegovina. Este acuerdo produjo una paz incómoda que duró hasta finales de siglo, pero el <<sistema>> de Bismark había empezado a tambalearse mucho antes.
Los sucesores de Bismark no consiguieron renovar el tratado con Rusia, dejándola en disposición de cerrar una alianza con Francia. Fue un terrible error. Para Rusia, si esta nuevas y poderosa Alemania no era un aliado, entonces constituía una amenaza que sólo podía ser contrarrestada mediante una alianza militar con Francia. En cualquier caso, Francia era una abundante fuente de inversiones del capital que Rusia necesitaba para financiar la modernización de su economía. Así pues, en 1891, ambas potencias firmaron un tratado, la Doble Entente, para hacer frente a la Triple Alianza, y los grupos rivales empezaron a competir en la mejora de su potencial militar. En 1907 se crearía la Triple Entente.
La crisis de los Balcanes
Sin la mano pacificadora de Bismark, las relaciones entre Austria-Hungría y Rusia se fueron deteriorando
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