Miguel De Cervantes
Enviado por relch • 2 de Julio de 2014 • 3.553 Palabras (15 Páginas) • 217 Visitas
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares, el 29 de septiembre de 1547 y murió en Madrid el 22 de abril de 1616. Fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español.
Es considerado una de las máximas figuras de la literatura española y universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, sólo superado por la Biblia.
El linaje de los Cervantes se remonta al siglo XI durante el reinado de Alfonso VII, cuando Alfonso Nuño se distinguió en la lucha contra los moros, en campañas tan efectivas como fueran las del Cid Campeador cincuenta años antes, durante el reinado de Alfonso VI.
Infancia y Adolescencia.
En aquella época, España era la nación más poderosa del mundo. Los españoles habían descubierto y conquistado gran parte de América. El monarca del país tenía muchas posesiones en Europa, donde las tropas de la infantería española, los famosos Tercios, eran invencibles.
Desde el siglo XVIII está admitido que el lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes fue Alcalá de Henares, dado que allí fue bautizado, según su acta bautismal, y que de allí manifestó ser natural en la llamada Información de Argel (1480). El día exacto de su nacimiento es menos seguro, aunque lo normal es que naciera el 29 de septiembre, fecha en que se celebra la fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de recibir el nombre del santoral del día del nacimiento. Miguel de Cervantes fue bautizado el 9 de octubre de 1547 en la parroquia de Santa María la Mayor. El acta del bautizo reza:
“Domingo, nueve días del mes de octubre, año del Señor de mil quinientos cuarentaisiete años, fue bautizado Miguel, hijo de Rodrigo Cervantes y su mujer doña Leonor. Baptizóle el reverendo señor Bartolomé Serrano, cura de Nuestra Señora. Testigos, Baltasar Vázquez, Sacristán, y yo, que le bauticé y firmé mi nombre. Bachiller Serrano.”
Su padre, Rodrigo Cervantes, era cirujano-barbero (a quien Américo Castro consideraba un converso, aunque la cuestión no está clara), profesión de escasos ingresos y baja consideración social. Las estrecheces económicas, en las que sin duda se crió nuestro autor, forzaron a su padre a emprender un vagabundeo por Valladolid, Córdoba y Sevilla en busca de mejor suerte, nunca conseguida, sin que sepamos a ciencia cierta si su prole lo acompañó en sus viajes o no.
Cuando contaba 4 años de edad se trasladó con su familia a Valladolid, ciudad donde estaba afincada la corte del rey de España, Felipe II. En el año 1561 la corte fue trasladada a Madrid, en donde la familia Cervantes se traslada también. La familia Cervantes se establece en el barrio del Sancti Spiritus, pero las deudas contraídas llevan al padre a la cárcel y provocan el embargo de todos sus bienes.
Poco se sabe de los estudios que cursara Miguel en su infancia y adolescencia, pero no parece que fueran los que hoy se llaman universitarios. Se sabe que asistió a un colegio de jesuitas pero se ignora la ciudad, aunque se sospecha que fue durante su estancia en Valladolid.
En 1568, Cervantes estudia con Juan López de Hoyos, nombrado rector del “Estudio de la Villa” el 12 de enero, quien le encarga cuatro poemas destinados a la “Relación Oficial de las Exequias” celebradas con motivo de la muerte de Isabel de Valois. En estos años, el joven Cervantes debió estar en contacto y mantener amistad con poetas como Pedro Laynez o Gálvez de Montalvo.
Vida Militar.
Se alistó en Nápoles a las órdenes de Álvaro de Sande, para sentar plaza después, con toda seguridad, en la compañía de Diego de Urbina, del tercio de don Miguel de Moncada, bajo cuyas órdenes se embarcaría en la galera Marquesa, junto con su hermano Rodrigo, para combatir, el 7 de octubre de 1571, en la batalla naval de Lepanto.
Aunque en aquellos días sufría de fiebres, luchó con valor, pues recibió dos arcabuzazos en el pecho y uno en la mano izquierda, que se la dejaría inutilizada para siempre. A cambio, quedaría inmortalizado como “El Manco de Lepanto” y conservaría hasta su muerte el orgullo de haber participado en “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros.”
Ya recuperado de sus heridas en Mesina, en 1572 se incorporó a la compañía de don Manuel Ponce de León, del tercio de Don Lope de Figueroa, dispuesto a seguir como soldado, pese a tener una mano lisiada.
Cervantes combatió en tres batallas más, en las que coincidió con su hermano Rodrigo. Cansado de tal modo de vida, unos tres años después Cervantes decide regresar a España, no sin obtener antes cartas de recomendación del propio Don Juan de Austria, reconociéndole sus méritos militares, con intención de utilizarlas en la Corte para obtener algún cargo oficial.
Cautiverio en Argel y Regreso a España.
Así, en 1575 embarca en Nápoles, junto con su hermano Rodrigo, en una flotilla de cuatro galeras que parten rumbo a Barcelona, con tan mala suerte que una tempestad las dispersa y precisamente El Sol, en la que viajaban Cervantes y su hermano, es apresada, ya frente a las costas catalanas, por unos corsarios berberiscos al mando del renegado albanés Arnaut Mamí.
Los cautivos son conducidos a Argel y Miguel de Cervantes cae en manos de Dalí Mamí, apodado El Cojo, quien, a la vista de las cartas de recomendación del prisionero, firmadas por el gran capitán mediterráneo Juan de Austria, fija su rescate en 500 escudos de oro, cantidad prácticamente inalcanzable para la familia de su padre el cirujano.
Los piratas exigieron demasiado dinero a cambio de soltarlos. Así que, durante años, a los dos hermanos sólo les quedó una salida: escaparse. Lo intentaron cuatro veces, pero siempre acabaron atrapándole. En todas las ocasiones, Miguel aseguró que él era el único responsable de las fugas. Y aquellos crueles carceleros le castigaron aún más.
La madre de Cervantes había conseguido reunir cierta cantidad de ducados, con la esperanza de poder rescatar a sus dos hijos. En 1577 se concertaron los tratos, pero la cantidad no era suficiente para rescatar a los dos. Miguel prefirió que fuera puesto en libertad su hermano Rodrigo, quien regresó a España.
Así inició el periodo más terrible de su vida: cinco largos años de cautiverio en las mazmorras o baños argelinos, que dejarían una huella indeleble en la mente del escritor, normalmente traducida en una continua exaltación de la libertad en sus obras.
Fue liberado gracias al rescate pagado por el fraile trinitario fray Juan Gil, con las
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