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Miguel Grau


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2014  •  399 Palabras (2 Páginas)  •  193 Visitas

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MIGUEL GRAU SEMINARIO

BIOGRAFÍA:

Don Miguel Grau Seminario, símbolo del sacrificio,

Nació a orillas del mar; que fue el ansia de su vida y cuyas olas sollozaron también sobre su tumba.

Grau era un niño tranquilo y silencioso; quien sabe taciturno. A los 9 años se inicia en la vida de marino, como grumete en el buque mercante "Tescua", Durante diez años viajó por diferentes partes del mundo en barcos distintos.

Contaba once años cuando doña Luisa, su madre, aceptó que volviera a cruzar los océanos. Recorrió entonces todos los mares y durante nueve años, según el historiador Alberto Tauro del Pino, el joven Grau "surca mares de Asia, Europa y América en diversos transportes y aún en buques balleneros".

El 14 de mayo de 1854, como guardia marina inicia su carrera en la Armada Nacional, desempeñando diversos cargos hasta ocupar el comando del "Huáscar".

Se casó el 12 de abril de 1867 con la dama limeña Dolores Cabero Núñez, con quien tuvo diez hijos. Vivió en la calle Lezcano 172, cuyo inmueble completamente restaurado se conoce como la Casa Grau. Fue elegido Diputado por Paita, dejando momentáneamente el comando del Huáscar el 5 de junio de 1876.

En 1872, al estallar la revolución de los hermanos Gutiérrez, Grau encabezó el pronunciamiento de la Marina en contra de la dictadura. Al no ser escuchado para reorganizar y modernizar la Armada, ingresó a la política y fue elegido diputado por Paita en el período comprendido entre 1876 y 1878. Cuando Chile declaró la guerra al Perú en 1879, Grau aceptó dirigir la primera división naval a sabiendas de la superioridad que tenía la escuadra de ese país en tonelaje, número de barcos, cañones y espesor de blindaje, y conociendo el mal estado de las unidades peruanas.

El comandante Grau murió despedazado. El mando pasó a Elías Aguirre, que también murió. Correspondió el turno al teniente primero Melitón Rodríguez. Caído también él, tocó el mando al teniente Pedro Garezón, quien conversó brevemente con tres oficiales que quedaban vivos y ordenó hundir la nave porque ya se encontraba inmovilizada. Los maquinistas abrieron las válvulas, pero desperfectos de la maquinaria paralizaron la inmersión, dando tiempo a que llegaran los buques enemigos, abordaran el monitor y detuvieran su hundimiento. Miguel Grau pasó a la inmortalidad como un marino estratega y valiente pero generoso, que cumplió con sus proféticas palabras: "si el Huáscar no regresa triunfante al Callao tampoco yo regresaré".

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