Miguel Hidalgo Y Costilla

Durante la historia podemos analizar el actuar de muchos personajes que con valentía enfrentaron obstáculos y encabezaron movimientos con la única finalidad de satisfacer las necesidades no solo de unos cuantos sino que representaba a grandes masas de la población, muchos de los beneficios logrados son la base de lo que hoy constituye la soberanía de nuestro país, por lo que es importante detenernos a recordarlos y agradecer la vida ofrecida en muchos de los casos, un ejemplo de ellos es el Cura Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo Costilla.

Fue el segundo hijo de Don Cristóbal Hidalgo y Costilla y de Doña Ana María de Gallaga. Nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de Corralejo, jurisdicción de Pénjamo, Guanajuato.

Sus primeros años los pasó en la misma hacienda de Corralejo, de la cual era su padre administrador. A los 12 años se marchó a Valladolid (Morelia), a estudiar con los jesuitas, pero al ser estos expulsados en 1767 ingresó al Colegio de San Nicolás, en esa misma ciudad, donde estudió teología, filosofía y artes. Además de latín, francés e italiano, aprendió el náhuatl, el otomí y el tarasco.

En ese mismo colegio, dio cursos de filosofía y teología; llegó a ser rector del establecimiento en 1791. Por su talento, los colegiales le pusieron por apodo el "Zorro" por su sagacidad y astucia. Recibió el grado de bachiller en teología en la ciudad de México, en 1773, y se ordenó sacerdote en 1778. Sirvió en varios curatos, y a la muerte de Joaquín, su hermano mayor, se le dio el del pueblo de Dolores. Traductor del francés, se aficionó a la lectura de obras de artes y de ciencias, y tomó con empeño el fomento de varios ramos agrícolas e industriales en su curato.

Se dedicó con empeño al estudio de las teorías liberales que revolucionaron Europa. Por presiones de los altos jerarcas de la Iglesia fue removido de su cargo y enviado a los curatos de Colima, San Felipe Torres Mochas y Dolores (estos dos últimos en territorio guanajuatense). para mí es admirable ver como Miguel Hidalgo se preocupaba por como vivía la gente, para eso les enseñó e instruyó y capacitó a los indígenas, les enseñó apicultura, el cultivo de la vid y la crianza del gusano de seda; estableció un taller de cerámica, una fábrica de ladrillos, y hasta organizó una curtiduría de pieles y una orquesta.

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