Miguel Hidalgo

Mi nombre es Miguel Hidalgo y Costilla naci en el rancho de San Vicente del Caño, perteneciente a la Hacienda de San Diego de Corralejo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753;3 fui el segundo de cuatro hijos del matrimonio formado por mi padre Cristóbal Hidalgo y Costilla, administrador de Corralejo, y mi madre Ana María Gallaga. Fui bautizado con el nombre de Miguel Gregorio Antonio Ignacio, en la capital de Cuitzeo de los Naranjos el 16 de mayo de 1753.

También fui llamado El cura Hidalgo; San Diego Corralejo, Guanajuato, 1753 - Chihuahua, 1811) también fui Patriota mexicano que inició la lucha por la independencia. Sacerdote culto y de avanzadas ideas que había trabajado, desde mi parroquia en la población de Dolores, por mejorar las condiciones de vida de los feligreses, yo me integre activamente en los círculos que cuestionaban el estatus colonial y conspiraban para derrocar al virrey español. Cuando fue descubierta la conjura en el que participaba, mi firme determinación y mi llamamiento a tomar las armas (el llamado Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810) me eligieron en líder de un alzamiento popular contra las autoridades coloniales.

El 30 de julio de 1811 fui fusilado en Chihuahua, no sin haber recibido la comunión para que muriera en el seno de la Iglesia Católica y pudiera ser sepultado en camposanto, ya que mi discutida excomunión había tenido en realidad un propósito político.

En agradecimiento a las atenciones recibidas por parte del cabo que lo custodiaba, Miguel Ortega, y del carcelero Melchor Guaspe, yo Hidalgo escribi versos con carbón en una de las paredes del calabozo. Antes de partir al paredón, perdone y regale dulces a quienes lo me fusilaron. Les dije: “La mano derecha que pondré sobre mi pecho será hijos míos, el blanco seguro al que habéis de dirigiros”.

Fui sentado en una silla para ser fusilado. Me nege a ser vendado y a dar la espalda al pelotón. Mi muerte no fue fácil; fue necesario darme el tiro de gracia para hacerlme morir. El brigadier Nemecio Salcedo hizo que un indio tarahumara me cortara la cabeza de un solo tajo con un machete a cambio de 25 monedas de plata. Mi cuerpo decapitado fue expuesto al público.

mi cabeza fue enviada a Guanajuato para ser colocada en una jaula de hierro, que fue colgada en uno de los ángulos de la Alhóndiga de Granaditas; en los otros tres, de igual manera, fueron exhibidas las cabezas de Allende, Aldama y Jiménez, con la siguiente inscripción “Insignes facinerosos, primeros caudillos de la revolución, que saquearon y robaron los bienes del culto de Dios y del Real Erario, derramaron con la mayor atrocidad la inocente sangre de sacerdotes fieles y magistrados justos; fueron causa de los desastres, desgracias y calamidades que experimentamos y que afligen y deploran los habitantes todos de esta parte tan integrante de la nación española”. Las cabezas permanecerían ahí hasta marzo de 1821.

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