Misiones jesuiticas

Las misiones más destacas fueron en el actual territorio de Paraguay, los jesuitas tuvieron éxito allí ya que lograron detener el avance portugués en la captura de los guaraníes para lograr mantenerlos alejados de la codicia de los colonos ya que los consideraban corruptos, otra razón del éxito fue el interés de que los aborígenes adoptaran la fe católica y su excelente formación.

La educación en la época de la colonia estaba dirigida a los hijos de los caciques, se les enseñaba a leer y a escribir con el fin de que luego sean grandes líderes políticos de su propia comunidad, lograban tener conocimiento del idioma español, latín y aprendían a escribir.

Alrededor de la plaza se ubicaban los edificios más importantes como la iglesia, las casas de los misioneros en, la escuela y los talleres artesanales. El desarrollo urbanístico fue gradual, al principio las casas eran precarias de barro, troncos y paja. Pero los templos debían ser suficientemente grandes para albergar a miles de habitantes.

Los guaraníes vivían en chozas rectangulares hechas con paja, barro y troncos, allí convivían docenas de personas. Los jesuitas consideraban a esto poco higiénico y que promovía al adulterio y al incesto. Es por esto que los misioneros mandaron a construir casas más amplias y con más ambientes.

Se hablaba de teocracia y una servidumbre que era más severa que la encomienda y que solo la iglesia podía imponer las reglas de igualdad y justicia social entre las persona. Pero más adelante la interpretación fue otra es decir que los jesuitas llegaron como progresistas, en donde el modelo de sociedad era igualitaria en la que la religión ocupaba un lugar central.

Los guaraníes varones prestaban servicio desde la adolescencia, la instrucción militar solía estar en manos de hermanos veteranos de guerras. Éstos enseñaban a los indios técnicas de formación y despliegue, uso de arma y métodos de combate cuerpo a cuerpo, se realizaban entrenamientos y simulacros de combates. Los párrocos solían premiar a los niños que se destacaban en el tiro al arco, regalándoles anzuelos y otras menudencias a la mañana temprano se despertaban a los niños y adolescentes con tambores convocándolos a la iglesia en donde iban a rezar en silencio.

Aprendían a contar hasta cuatro cifras en guaraní, a cantar en guaraní, español y latín. También bailes y danzas europeas enseñadas por los jesuitas.

Aquellos niños que no asistían a la escuela iban con sus padres a trabajar en los campos, acompañados de la imagen de un santo al cual le cantaban a coro.

A la tarde llegaba la hora del catecismo en la iglesia, donde asistían niños y adolescentes. Luego se convocaba a toda la población al templo para rezar y guaraní y español, actividad que daba fin a la jornada laboral.

Se buscaba que en todos los momentos de la vida y todas las actividades estuvieran orientados

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