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Montaillou: La Aldea Occitana


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  2.304 Palabras (10 Páginas)  •  1.266 Visitas

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“Montaillou: La Aldea Occitana. 1294-1324” de Emmanuel Le Roy Ladurie.

“El estudio de Montaillou muestra en una excala diminuta los acontecimientos

que tenían lugar en toda la estructura de la sociedad.

En este sentido, Montaillou es solo una gota en el océano.

Gracias al microscopio representado por el archivo de Fournier,

podemos hoy ver a los protozoarios moviéndose en esta gota”.

(Le Roy Ladurie, 1980: 276)

Le Roy Ladurie, profesor en Francia y representante de la Tercera generación de la Escuela de los Annales, publica en 1975 el libro sobre los acontecimientos ocurridos en Montaillou en un lapso de 30 años, desde finales del siglo XIII hasta principios del siglo XIV. Montaillou es una pequeña aldea situada en el Suroeste de Francia, en una región denominada Ariège donde dominan las montañas y mesetas a gran altura. Se localiza cerca a los Pirineos y a la frontera con España. Los 200 o 250 habitantes de esta aldea en esa época se dedicaban principalmente a la labores del campo y pastoreo. Si la villa nunca tuvo importancia ni económica ni política, ¿porqué razón los estudiantes de Historia de las Mentalidades y de Microhistoria consideran al libro que describe su vida cotidiana como parte fundamental de su aprendizaje? La razón estriba en que el libro evoca de forma detallada la vida cultural y social de esta aldea de campesinos tomando como base un documento clave: los registros de Jacques Fournier, Obispo de Pamiers y futuro Papa Benedicto XII. Hacia el año 1295, Fournier dirigió todas sus energías para anular los reductos de herejía cátara que predominaban en la región. Parte de sus estrategias consistió en crear una diócesis dependiente del Obispado de Pamiers y Montaillou fue una de las aldeas incluidas en la recién creada diócesis. Según la iglesia católica, la herejía se convivía permanentemente en Montaillou debido a que allí predominaba el catarismo, situación que molestaba a la iglesia católica pues el plan era la unificación de todas las regiones europeas bajo la misma religión. Con la colaboración del Tribunal de la Inquisición localizado en Carcassone, Fournier pudo abrir su propio tribunal inquisitorio en Palmiers. Desde allí le hacía seguimiento a cualquier rumor sobre el comportamiento herético de los pobladores y de manera muy hábil, sin utilizar la tortura, se dedicaba a interrogar en detalle a los acusados. De esta manera, Fournier pudo escarbar en la vida cotidiana y creencias de los campesinos y pastores de Montaillou y sus notarios tenían buen cuidado de anotar todos los detalles de los interrogatorios en Latín y este es el documento que encuentra Le Roy Ladurie que convierte a Montaillou en la aldea con el reporte más completo de historia social y cultural de una comunidad de la Edad Media que ha llegado hasta nuestros días. En este ensayo pretendo mencionar los aspectos más relevantes de estructura física de la aldea, el lenguaje corporal y los mitos que allí se manejaban. Luego, me concentraré en resaltar la importancia de los trabajos en Historia de las Mentalidades o Microhistoria en nuestro medio y en las conclusiones hablaré de los aportes que realiza el libro a un estudiante de historia en formación.

Respecto a la primera parte del libro, la Ecología de Montaillou, se centra en detalles antropológicos de la vida de los pastores, la casa dominante que pertenece a la familia Clergue y una aproximación a la forma de pensar de esta comunidad. La segunda parte titulada Arqueología de Montaillou nos muestra los patrones y creencias de esta aldea: el lenguaje corporal, el sexo y la magia del más allá.

Da la impresión de que la aldea es apartada del camino principal y que por esto sus residentes pueden mantener sus costumbres. La villa cuenta con solo dos autoridades: el Bayle que es la autoridad feudal y el Chatelain local. El relato cuenta que no había ningún representante de la nobleza y que por lo tanto los habitantes eran considerados campesinos libres. La aldea está ocupada por católicos y cátaros, siendo los católicos la principal amenaza con su carga de diezmos y la inquisición. Este miedo hacia la inquisición y sus informantes por parte de los aldeanos está presente en todo el libro. A esto hay que sumarle la presencia de otros métodos de coacción ideológica, tal como sucede en los tiempos actuales en los Estados totalitarios: cumplimiento obligatorio de las ideologías del grupo dominante, juzgamientos públicos con el fin de dar ejemplo y reprimir a los habitantes, censura a los conceptos que no cumplan con los objetivos del poder dominante y el bombardeo de una propaganda política constante. Se esperaría que tal represión produjera una ocupación constante de la hoguera donde debían arder todos los transgresores pero no es así. Le Roy reporta que pocas personas fueron enviadas a la hoguera y que las penas más comunes para los rebeldes era la prisión, penitencia o una usar cruz amarilla su ropa. Un caso que llama la atención en el libro es el comportamiento y antecedentes del sacerdote local que es una muestra de la hipocresía que desde esa época se manejaba. El sacerdote local en realidad era un cátaro posando de católico y pertenecía a una de las familias dominantes de la aldea. Su hermano era el Bayle local y esta conexión le ayudó para forjar buenas relaciones sociales, particularmente con el tribunal del Condado de Foix. Debido a todas estas fortalezas personales, pudo esconder hábilmente sus características de cátaro y mujeriego. La carga cada vez más pesada de los diezmos que imponen a su comunidad es el detonante para que su régimen se quiebre y caiga. Al final, tanto el Bayle como el sacerdote son puestos en descubierto y mueren en prisión.

Otro aspecto del libro que sorprende por la “modernidad” de las posturas y comportamientos de los aldeanos en material sexual. El único freno a esta laxitud sexual era la vergüenza; por lo demás, las relaciones sexuales consensuadas eran frecuentes y no generaban sentimientos de haber cometido pecado, tal como lo afirma Béatrice, una aldeana, en su declaración sobre sus relaciones sexuales con el sacerdote “Me gustó y por esto creo que mi acción no desagradó a Dios. No cometí pecado”. Esta frase parece expresar el pensamiento aldeano respecto a las relaciones sexo: si la relación es consentida por ambas partes, no es pecado (excepto en los casos de incesto). De esta manera, se formaban uniones de carácter temporal que terminaban con la separación y no con el divorcio. Inclusive Montaillou tenía su actividad homosexual que, aparentemente, pasaba sin castigo, excepto por una que otra quema en la hoguera. Es decir, la imposición de los tabúes católicos no había tenido éxito en Montaillou. Los refranes que afloran en la región

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