La Aldea Global

LA ALDEA GLOBAL

Cuando el sistema social mundial se pone en movimiento y se moderniza, entonces el mundo empieza a parecer una especie de aldea global. La noción de la ladea global es una expresión de la globalización de las ideas, patrones y valores socioculturales, imaginarios. Puede ser vista como una teoría de la cultura mundial, entendida como cultura de masas, mercado de bienes culturales universo de signos y símbolos, lenguajes y significados que crean el modo en el que unos y otros se sitúan en el mundo o piensan, imaginan, sienten y actúan.

Mas personas entraran en el mercado de informaciones, perderán sus identidades privadas en ese proceso, pero surgirán con capacidad para interactuar con cualquier persona en la faz del globo. Referéndums electrónicos masivos y espontáneos atravesaran continentes. El concepto de nacionalismo declinara y también los gobiernos regionales caerán como consecuencia política de la creación de un gobierno mundial por satélite artificial. El satélite será usado como el instrumento mundial más importante de propaganda en la guerra por los corazones y mentes de los seres humanos.

Junto con la comunicación impresa, los medios electrónicos pasa a desempeñar el singular papel de intelectual orgánico de los centros mundiales de poder, de los grupos dirigentes de las clases dominantes. Esta claro que los medios de comunicación globales no son monolíticos; están atravesados por imposiciones locales, nacionales y regionales, así como para divergencias políticas, culturales, religiosas y otras. Expresan mucho de lo que sucede en el mundo, en la ola de integración y fragmentación, en el ámbito de las diversidades y desigualdades, el juego de los conflictos y de las acomodaciones.

La industria cultural también adquirió alcance global; atraviesa fronteras de todo tipo, geográfica, política, cultural, religiosa, lingüística y otras. Se transforma en un poderoso sector de producción, en el sentido de producción de mercancías, lucro o plusvalía.

En el ámbito de la aldea global, todo tiende a volverse representación estilizada, realidad pasteurizada, simulacro, virtualidad. El tiempo y el espacio ya no están restringidos al intercambio de informaciones. La aldea global de McLuhan es técnicamente realizable.

McLuhan vio la tecnología como una extensión del cuerpo. De la misma forma que la rueda es una extensión del ojo, así la red de comunicación es una extensión del sistema nervioso. Así como la red de comunicaciones se difundió por el mundo, así ocurrió con nuestra red natural.

En el ámbito de la sociedad mundial en formación, cuando son cada vez más numerosas y generalizadas las señales de la globalización, también se multiplican las pastiches, los simulacros y las virtualidades. Las más diversas realidades sociales, en sus expresiones económicas, políticas y culturales, adquieren configuraciones desconocidas e inimaginadas, no solo para el público en general, sino también para los científicos sociales.

La aldea global puede ser la metáfora es diseñada por todo un complejo de elementos dispares, convergentes y contradictorios. Estos elementos incluyen las relaciones, procesos y estructuras de dominación política y de apropiación económica que se desarrollan más allá de toda y cualquier frontera, desterritorializando cosas, gentes e ideas, realidades e imaginarios.

La informatización del mundo permite la transformación de los hechos; de repente, como un acto de magia, el caos se convierte en sistema, las configuraciones y movimientos de la sociedad mundial en la aldea global. La aldea global no seria intangible, como la realidad o como imaginación, sin la colaboración activa de toda una multitud de intelectuales que trabajan en todo el mundo, en las más diversas organizaciones y corporaciones públicas y privadas, nacionales, regionales, transnacionales y propiamente globales.

Se trata de los think-tanks de todo tipo, organizados para pensar la organización y la dinámica de la sociedad global, en su todo y en sus partes, en occidente y en oriente, en el norte y en el sur, en el centro y en la periferia, teniendo en cuenta la prosperidad y la crisis, el mercado y la planeación, lo previsible y lo inesperado, la casualidad y la elección racional, la paz y la guerra.

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