México Y La Constitución De Cádiz
Enviado por amixchel • 12 de Marzo de 2013 • 2.486 Palabras (10 Páginas) • 522 Visitas
Introducción
La Constitución de Cádiz o Constitución Política de la Monarquía Española, fue la primera constitución española que reconoció el derecho de las colonias a tener representantes en las cortes y la primera constitución liberal en territorio español. Jurada por las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz y promulgada por el Consejo de Regencia el 19 de marzo de 1812 marca el quiebre del Antiguo Régimen y fija los inicios del constitucionalismo hispano.
Esta Constitución marcó el futuro de la metrópolis y su relación con las colonias. Se anticipó, con su espíritu de progreso a la irrupción de las ideas de la Ilustración en las guerras de independencia de Latinoamérica. Es también considerada el germen del federalismo mexicano.
Conocida popularmente como la Pepa, por haber sido instaurada el día de San José; oficialmente estuvo en vigor durante sólo dos años; desde su promulgación, hasta su derogación en Valencia el 4 de mayo de 1814, tras el regreso a España de Fernando VII.
La Constitución establecía soberanía en la nación, la monarquía institucional, la separación de poderes, la limitación de los poderes del rey, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos, entre otros. Incorporaba también, la ciudadanía española para todos los nacidos en territorios americanos.
Consagraba a España como Estado confesional católico, prohibiendo estrictamente cualquier otra religión (ahí entra el papel de la inquisición). Además, el rey seguía siéndolo “por la gracia de Dios y la Constitución”.
No contempló el reconocimiento de ningún derecho para las mujeres, ni siquiera la ciudanía, pero es entendible, por el contexto social de la época.
Las Cortes de Cádiz: el contexto español
La invasión de España por el ejército napoleónico en los primeros meses de 1808 desencadenó tres procesos:
1. El lanzamiento popular
2. Una larga y cruel guerra: “el Infierno de Napoleón” y
3. Una revolución política.
De los tres procesos, el de mayor impacto en la historia posterior española fue el tercero; el cual se definió por el paso del Antiguo Régimen, con un monarca en la cúspide del poder, al Nuevo Régimen liberal, radicalmente diferente.
Cádiz se erigió como la cabeza política y encerró entre sus muros una maqueta de España.
El primero de los protagonistas de 1808 que sostuvo la importancia estratégica de Cádiz fue Napoleón. Sus objetivos al invadir España se cifraron en la conquista de Madrid, por ser la cabeza política situada en una península con malas comunicaciones y la toma de Cádiz, en cuyo puerto se refugiaban los restos de la escuadra franco-española derrotada en Trafalgar, barcos imprescindibles, dada su inferioridad frente a la armada británica. Pero no fue el único.
A lo largo de la guerra, la importancia de Cádiz se reafirmó cada vez más, cuatro motivos contribuyeron a esto:
1. La lejanía de los frentes de combate en un país apenas articulado por caminos imposibles, lo que alargaba en tiempo las distancias. Para los franceses la extensión de sus líneas planteaba problemas logísticos complejos, y la capitulación de Bailén supuso en Julio de 1808 la primera advertencia seria de que el alejamiento de las bases constituía un desafío en caso de guerra larga.
2. La fácil defensa terrestre, puesto que la ciudad se levantó en una isla, unida al continente por una lengua de tierra. A sus muros llegaron los franceses en 1810 e iniciaron un aserio en el que comprobaron que se encontraban frente a una serie de obstáculos infranqueables.
3. La supremacía inglesa en el mar. Si difícil era el ataque terrestre, para los invasores, lo era aún más el marítimo, puesto que los ingleses eran dueños y señores de las rutas oceánicas y cerraron con su poderosa flota, la bahía gaditana.
4. El puerto de comunicación con América, en la circunstancia en la que empezaban a arder los fuegos independentistas, lo que multiplicaba el valor militar y político de Cádiz. Situado en el punto de confluencia de los dos grandes ejes de comunicación, el terrestre: Europa-África y el marítimo: Mediterráneo-Atlántico, ninguna otra población peninsular podía competir con Cádiz en su condición de base para los flujos económicos y humanos transoceánicos a principios de 1800.
Durante el reinado de Felipe V se trasladó de Sevilla a Cádiz de la Casa de Contratación, la institución más importante para regular el comercio con Ultramar. Los baluartes defensivos se disponían a lo largo de la muralla, en la que destacaban cuatro puertas: de Tierra, del Mar, de la Caleta y de Sevilla, baterías y cuarteles se distribuían a lo largo de sus instalaciones. La Isla sirvió de refugio en las semanas en que se intensificaron los bombardeos de la artillería francesa y fue elegido su Teatro Cómico como primera sede de las Cortes de 1810, hasta que en Enero de 1811 fue posible el traslado a Cádiz, en la Iglesia –oratorio de San Felipe Neri.
La proclama de la Junta de Cádiz, con fecha de 19 de Junio, hacía un llamamiento a los españoles y a continuación a los habitantes del mundo, porque todos estaban amenazados por “un devastador del universo y un usurpador del género humano”.
Incitadas por el avance de los invasores, las instituciones patrióticas, sucesivamente la Junta Central, la Regencia y las Cortes, se instalaron en Cádiz.
Los últimos días de Octubre de 1809 fueron emitidos varios manifiestos de la Junta Central a la nación española. El día 28 se anunció la elección de diputados a Cortes para el 1 de Enero de 1810 y su reunión efectiva para Marzo. Ante el avance de las tropas francesas en la campaña de Andalucía, la Junta Central abandonó Sevilla y en Enero de 1810 se instaló en Cádiz, pero ya estaba muy debilitada debido a los fracasos militares y a sus roces con las Juntas Provinciales, por lo tanto, decidió resignar sus poderes a favor de una Regencia, que en el nombre de Fernando VI sería la depositaria del poder ejecutivo. Sin embargo, había jun problema: la Regencia era un órgano estrictamente realista y, por lo tanto, no tenía ningún interés e la convocatoria de Cortes.
Rompería esta situación el factor Cádiz, puesto que el ambiente liberal de la ciudad resultó decisivo para inclinar la balanza hacia los renovadores. Con sus comerciantes abiertos al exterior, la variedad de su prensa, incluida la recepción de periódicos británicos y franceses, la presencia de intelectuales y el cuerpo diplomático, así como las tertulias de sus cafés y la avalancha de refugiados, entre ellos
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