No nacimos pa semilla

NO NACIMOS PA’ SEMILLA…

Este libro nos ilustra con testimonios verídicos, la realidad social de las bandas juveniles, relata la historia de los sicarios en Medellín y  todo Antioquia.

En el sueño febril de Antonio vienen imágenes de su ritual de iniciación en las bandas juveniles, él empieza a contar su historia de vida. Cuando yo era niño mantenía jodiendo con un trabuco, hasta que los duros de Lunar y Papucho me patrocinaron a su banda, comencé a robar y a matar en forma desde ahí todo el que tocaba conmigo le iba mal, pues eso lo aprendí de mi familia, mi madre que es una teza, mi padre murió hace 14 años, él era un duro, me enseño muchas cosas aunque era alcohólico y nos dejó embalados, entonces me tocó tirarme al rebusque, por eso me metí a la delincuencia. Lunar era el jefe era muy tezo y con mucha experiencia, el papucho era el otro fuerte de él aprendí las cosas en forma. Al principio fue muy difícil adaptarme al este nuevo rumbo pero después fue fácil, ahora soy el jefe, entonces empecé a ordenar acá nadie se puede faltoniar pues ese día se muere, esa es la ley de la delincuencia. Yo ya he hecho varios contratos, pero el cliente tiene que ser serio bien con el pago, pues uno está arriesgando la vida y la libertad. Nosotros teníamos muchos enemigos  los más fuertes eran los de las banda los Nachos y Capuchos aunque sabíamos mantenerlos firmes.

Doña azucena la madre de Antonio era una mujer trabajadora con un duro pasado y con 5 hijos Claudia, Diego, Antonio, Orlando y Nelly. Todos salieron maldadosos como ella, pero el más atravesado era Antonio aunque era su mejor hijo, Antonio siempre recordaba su dicho “No importa morirse, al fin uno no nació pa’ semilla”.

Hace dos años don Rafael y Ángel iniciaron la defensa del barrio. Don Rafael un campesino que ha pasado su vida de violencia en violencia, empezó a contar su historia de vida.Contó que miró con tristeza gran cantidad de personas  víctimas de masacres crueles ocasionada por bandas juveniles, lo cual con su amigo del alma Ángel decidieron hacer justicia por si solos. Se abrieron campamentos en los barrios, hicieron atracos a nombre del M-19, del EPL y del F-2; las personas se fueron con dolor y rabia, pero con mucho temor de estas bandolas. Tal vez la forma de lograr la paz entre la gente sea organizando la juventud para cosas constructivas y diciéndoles no a la violencia, ellos aprendieron que no podían tomarse la justicia pues afectaron a más de uno. Habían otras bandas con sicarios muy peligrosos quienes temían llegar a Bellavista una cárcel del circuito judicial de Medellín en 1976.Los prisioneros son muy creyentes a la Virgen de las Mercedes, la patrona de los reclusos quienes le rezaban con fé, para que les hiciera el milagro de volver a la libertad. En Bellavista pagando se entra lo que sea, droga, revólveres, pólvora entre otras, pues se hace comprando a los guardias ambiciosos o de la izquierda, en este caso el Faisán quien era el guardia en ese entonces.

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