Nueva España Siglo Xviii
Enviado por anaagr • 16 de Septiembre de 2013 • 1.388 Palabras (6 Páginas) • 560 Visitas
Introducción
A continuación vamos a analizar el tema de la Nueva España en el siglo XVlll en los aspectos de mayo importancia como lo son económicos, sociales, cultures y políticos.
Aspectos generales:
•Contexto histórico y social:
- Siglo de las luces (uso de la razón)
- Reformismo en la política y en la ética transformándola en intelectual.
- Gracias al Reformismo, se desarrolla una sociedad qe se basa en la felicidad como equilibrio de la vida.
•Métodos del Reformismo
- Críticas (creación del periódico)
- Experimentación
- Se ordena y se divulga información
- Se crea la enciclopedia (Diderot)
•Reformas
- Despotismo ilustrado: “Todo para el pueblo pero si el pueblo”.
- Teoría del bienestar social
- Se desarrolla aún más la filosofía y la ciencia.
Desarrollo: La Nueva España en el Siglo XVlll
Durante éste siglo se gestó la terrible guerra por la independencia de la nación.
Economía: Durante la mayor parte del siglo, la agricultura, la ganadería y la minería crecieron notablemente, aunque sin uniformidad en el tiempo ni entre las distintas regiones del país.
Por una parte, el aumento de la producción estuvo sujeto a ciclos de crisis agrícolas que, con cierta regularidad provocaba gran carestía y hasta hambrunas tristemente célebres. Las grandes haciendas privadas procuraban acaparar o controlar la producción de cultivos básicos en su región, y en la medida en que lo lograban presionaban y amenazaban con arruinar los ranchos y los pueblos indígenas. La Iglesia católica era importante dueña de tierras y sobre todo, financiaba con frecuencia a los hacendados para la adquisición de nuevas propiedades o para reponerse de tropiezos económicos: este endeudamiento de los hacendados contribuía a perpetuar una situación desequilibrada e injusta en el agro, que a la postre resultarían fatal para el reino. La prosperidad agrícola no era igualmente benigna en todo el territorio: se concentraba especialmente en la región de Bajío, que llegó a ser considerada el “granero de la Nueva España”. La ganadería, por su parte, tuvo un gran desarrollo preferentemente en la región Norte.
La minería, y muy en especial la producción de plata, floreció como nunca antes en el reino, debido en parte al interés del gobierno español por apoyarla para obtener mayores dividendos de su colonia. En Zacatecas, Guanajuato y otras regiones productoras se registraron aumentos de producción, interrumpidos ocasionalmente por algunas fluctuaciones. La mayor parte de esta riqueza salía al extranjero por concepto del quinto real, o como pago de otros impuestos y de importanciones.
Durante cierto tiempo prosperaron también las manufacturas, sobre todo las textiles, pero hacia finales del siglo la Corona española trató de desalentarlas o incluso desmantelarlas, para la producción metropolitana.
En el comercio se ampliaron tanto el mercado interno, como el exterior, y el gobierno dictó medidas para debilitar el control monopólico que tradicionalmente habían ejercido los comerciantes del Consulado de la Ciudad de México. Se eliminó el sistema de flotas, se permitió el comercio directo con otras colonias hispanoamericanas, y en 1795 se autorizó la creación de dos nuevos consulados: en Veracruz y en Guadalajara.
En resumen, la mayoría de las actividades económicas experimentaron un relativo auge sin que mejorara significativamente el nivel de vida de las mayorías trabajadoras, y sin que dejaran de aflorar un serio conflicto entre los intereses de la colonia y los de su metrópoli.
Sociedad: Tanto testigos de la época (entre otros, el sabio alemán Alejandro de Humboldt) como historiadores actuales han subrayado repetidamente la amplia desigualdad e injusticia social que prevalecía en la Nueva España, no solamente por los niveles de riqueza, sino también por el racismo y los prejuicios de todo tipo que consagraban la dominación de la “minoría blanca” sobre la amplia mayoría de la población. Una pequeña élite de criollos y peninsulares concentraban la riqueza agrícola, ganadera, minera y comercial del reino, relegando a otros criollos y mestizos a una modesta subsistencia. La gran población de mestizos, castas e indios subsistía pobremente en los tiempos de prosperidad, y hasta podía morir de hambre en los años de depresión agrícola. Por lo demás, el crecimiento económico general que se observó durante casi todo el siglo no mitigó la desigualdad, sino que motivó nuevos conflictos. La pobreza y miseria de las mayorías eran tanto más irritantes cuanto más se observaba la opulencia y derroche de unos cuantos privilegiados. Las oportunidades de educación y mejoría social prácticamente no existían para los que no eran considerados
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