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Objetivos económicos de las naciones europeas al circunnavegar los mares y que culminaron con el descubrimiento de América al final del siglo XV. Karen Fabiola Escalante Ramírez. 302823


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2016  •  Documentos de Investigación  •  12.693 Palabras (51 Páginas)  •  419 Visitas

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Facultad de Ciencias Politicas y Sociales UACH

Procedimientos Jurídico-Administrativos

M.A. Luis Herrera Trujillo

Grupo: 3 A- M

Fecha: viernes 30 de septiembre de 2016

1er Parcial

Integrantes:

Andrea Cecilia De la Vega Márquez 302693

Karen Fabiola Escalante Ramírez 302823

Mónica Analy Ruíz Regalado 302648

Jocelyn Trejo Terrazas 303174

Índice

3        Objetivos económicos de las naciones europeas al circunnavegar los mares y que culminaron con el descubrimiento de América al final del siglo XV.  Karen Fabiola Escalante Ramírez. 302823

15        Encomienda, repartimiento y la hacienda como modelos económicos de explotación de las riquezas de México y de los pueblos originarios por los españoles durante la época colonial.  Jocelyn Trejo Terrazas 303174

28        Motivos económicos que condujeron a Napoleón III a impulsar el segundo imperio mexicano con Maximiliano de Hapsburgo y porque los Estados Unidos no intervinieron para evitarlo. Andrea Cecilia De la Vega Márquez. 302697

35        Modernización de México bajo la dictadura Porfirista, la inversión extranjera y causas de la Revolución Mexicana. Mónica Analy Ruíz Regalado. 302648

44        Expropiación petrolera y la nacionalización de los bienes nacionales en manos extranjeras por Lázaro Cárdenas y la importancia de éstas para el desarrollo futuro de México. Andrea Cecilia De la Vega Márquez. 302697

Objetivos económicos de las naciones europeas al circunnavegar los mares y que culminaron con el descubrimiento de América al final del siglo XV.

El motivo de dicha expansión vino por la necesidad de acceder a las riquezas de Asia con las cuales contribuir al mercantilismo europeo, pero la causa o causas últimas siguen siendo discutidas. Durante estas exploraciones, los europeos llegaron a territorios habitados y deshabitados que anteriormente no conocían. Entre los exploradores más famosos de la era de las exploraciones se encuentran Cristóbal Colón, Vasco da Gama, Pedro Álvarez Cabral, Juan de la Cosa, Bartolomé Díaz, Juan Caboto, Diego García de Maguer, Fernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano, Andrés de Urdaneta, Diego de Almagro, García Joffre de Loaiza y Miguel López de Legazpi, Francisco Pizarro, Francisco de Orellana, etc. Sin embargo, impulsados por la esperanza de obtener fortuna personal, materias primas muy valoradas en los mercados, fundar una nueva sociedad o acrecentar los territorios de sus respectivos gobernantes, aquellos hombres realizaron expediciones que ensancharon el mundo conocido por los europeos y a menudo negativas consecuencias para los pueblos descubiertos y conquistados debido al choque cultural, las guerras y sobre todo las nuevas enfermedades. A partir del siglo XV, el reducido espacio en que se había desarrollado la vida de la Europa medieval fue sucesivamente ampliado por expediciones sistemáticas que descubrían nuevas tierras o abrían nuevas rutas. En poco más de dos siglos, civilizaciones hasta entonces desconocidas, y otras con las que solamente se habían establecido contactos a través de comerciantes y caravaneros, quedaron sólidamente unidas a Europa por mar. Las cuatro causas principales de la exploración europea son el descubrimiento de las rutas comerciales, la búsqueda de riquezas, los avances en la tecnología de navegación y un deseo de difundir el cristianismo.

Objetivos económicos de las naciones europeas al circunnavegar los mares.

Al comienzo de la Era de la Exploración, muchos de los países europeos se encontraban en una situación económica desesperada debido a las guerras. Los líderes de estas naciones vieron grandes oportunidades para la generación de riqueza en el Nuevo Mundo, y financiaron exploraciones con la esperanza de encontrar oro, especias y otros productos comerciales para reponer sus arcas agotadas. Cortés y Balboa, dos exploradores españoles, lanzaron campañas para descubrir oro en los imperios inca y azteca. Cortés tuvo éxito en la conquista de los aztecas y su renuncia al oro. Otros siguieron el ejemplo, estableciendo ciudades en las tierras de los nativos conquistados y enviando riqueza a las naciones europeas.

La demanda de objetos de lujo como la seda, marfil, joyas y de costosas especias, así como de metales preciosos necesarios para la creciente actividad mercantil, se acentuó con la recuperación económica de mediados del siglo XV. Pero estos productos llegaban de Oriente a Europa a través de multitud de intermediarios que los encarecían, sin contar con que el flujo se vio bloqueado por el dominio turco en el Mediterráneo oriental a partir de la toma de Constantinopla (1453). Fue la necesidad de buscar nuevas rutas para conseguirlos, junto a los avances en navegación y en la elaboración de los mapas, los que se combinaron para hacer posible la sucesión imparable de descubrimientos y conquistas. Portugal y España lideraron esta búsqueda, cuyos éxitos más notorios fueron conseguidos por Vasco de Gama, al alcanzar la India a través del mar, y por Cristóbal Colón, en pos del mismo objetivo, al encontrar por error un continente desconocido en Europa. Las ansias de riqueza de reyes, mercaderes y aventureros, más los deseos evangelizadores de la Iglesia, inauguraron un nuevo escenario mundial en el que Europa colonizaría vastas zonas del mundo.

Los efectos de la era de los descubrimientos no tuvieron precedente. Durante milenios fue la economía del Mediterráneo la más vibrante del continente. Así regiones como Italia y Grecia habían sido las más ricas y poderosas, le siguieron los dominios árabes y después Portugal y España. A partir del siglo XIX la economía del Atlántico pasó a estar dominada por los estados de Europa septentrional como Francia, Inglaterra y Holanda, algunos de los cuales siguen siendo los más prósperos y potentes del continente.

La etapa de las exploraciones fue seguida por una revolución comercial en la que el comercio transoceánico se generalizó. Las ciudades estado italianas perdieron su monopolio del comercio con Oriente, mientras que en los países del norte los señores feudales fueron perdiendo su condición de clase más poderosa de la sociedad, siendo reemplazados por los comerciantes y mercaderes, como ya había ocurrido en la Europa del sur varios siglos antes. Con el tiempo, en Gran Bretaña, Francia y otros países, la burguesía llegaría a hacerse con el dominio total de la política y el gobierno. Los países no ibéricos no reconocieron el Tratado de Tordesillas. Francia, los Países Bajos (tras su independencia de España) e Inglaterra contaban con una tradición marinera y pese a las prevenciones ibéricas las nuevas técnicas y los nuevos mapas acabaron llegando al norte. La primera de estas expediciones fue la de Juan Caboto, un navegante italiano, que había navegado con los castellanos, financiado esta vez por Inglaterra. Sería la primera de una serie de misiones francesas y británicas que exploraron América del Norte. En gran parte, España había ignorado la parte norte del Continente Americano ya que, poblado por tribus nómadas y sin grandes imperios, era mucho más difícil de dominar que América Central. Los viajes de Caboto, Jacques Cartier y otros pretendían encontrar el Paso del Noroeste y, mediante él, tener acceso a las riquezas de Asia, no tuvieron éxito: jamás se descubrió dicho paso, pero las exploraciones revelaron otras posibilidades y a principios del siglo XVII empezaron a asentarse los primeros colonos del centro y el norte de Europa en la costa oriental de Norteamérica. La exploración y la colonización portuguesas continuaron a pesar de la rivalidad con España. Los portugueses fueron los primeros occidentales que llegaron al Japón y establecieron comercio con él. Bajo el reinado de Manuel I la corona portuguesa inició un ambicioso proyecto para poner bajo su dominio los territorios y rutas comerciales que habían sido declarados suyos. El plan consistía en construir una serie de fuertes que permitirían a Portugal controlar las principales rutas comerciales hacia Oriente. De esta forma, se establecieron fuertes y colonias en la Costa del Oro africana, Luanda, Mozambique, Zanzíbar, Mombasa, Socotra, Ormuz, Calcuta, Goa, Bombay, Malaca, Macao y Timor. Los portugueses también dominaban Brasil, que había sido descubierto en 1500 por Pedro Álvarez Cabral, y que quedaba en parte en la zona portuguesa según el "reparto" del Tratado de Tordesillas de 1494. Portugal encontró dificultades a la hora de extender su imperio tierra adentro, más allá de las regiones costeras, en las cuales hubo de concentrarse. El tiempo demostró que el país era demasiado pequeño como para sostener la dotación económica y de hombres que eran necesarias para una empresa tan colosal. Las fortalezas establecidas por todo el mundo enfrentaban una falta de hombres y de equipamientos crónica. No fue posible competir con naciones más potentes que poco a poco fueron irrumpiendo en los dominios portugueses. Sus días de cuasi monopolio comercial con Oriente estaban contados. La hegemonía portuguesa en Oriente fue quebrada por los exploradores holandeses, franceses e ingleses, que no tomaron en consideración el reparto del mundo hecho por el Papa. En 1580 el rey español Felipe II accedió también al trono portugués como heredero a la Corona tras el fallecimiento sin descendientes de su primo Sebastián (Felipe II era nieto de Manuel I de Portugal). La combinación de ambos imperios era demasiado enorme como para seguir incontestada y también como para hacer frente al desafío de responder.

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