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Origenes Ideologicos


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2014  •  3.899 Palabras (16 Páginas)  •  257 Visitas

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LA FALTA DE LIBERTAD POLITICA

Conlleva la ausencia de organizaciones sindicales estables, como las existentes en Europa occidental.

La oposición al régimen zarista se fundamentaba en revueltas campesinas de tendencia anarquista. Kropotkin y Tolstoi contribuyeron a fortalecer el anarquismo ruso como teóricos del anarquismo pacífico.

Los socialdemócratas (marxistas) iniciaron su movilización en la organización de las masas obreras.

Casi desde su nacimiento, el Partido social-demócrata ruso se dividió en dos tendencias: mencheviques y bolcheviques, al principio como dos fracciones del partido; más tarde como dos partidos totalmente diferenciados.

Los mencheviques (minoría, en ruso) eran partidarios de la ortodoxia, la cual indicaba que para que se cumpliera la ley del materialismo histórico primero debía hacer su revolución los burgueses contra la aristocracia para que después el obrero proletario pudiera a su vez dialécticamente acabar con la burguesía.

Los bolcheviques, con Lenin a su cabeza, eran partidario de un nuevo enfoque de la teoría marxista por el cual el capitalismo se dirigía en su etapa avanzada hacia el imperialismo, fenómeno que no pudo observar Marx, lo que enfrentaba a los pueblos, no sólo a los proletarios, contra sus explotadores.

De esta manera se pretendía, desde la postura bolchevique, convertir la revolución democrática en revolución socialista, basándose en la alianza con el campesinado, y no limitándose a seguir en ella las iniciativas de la burguesía, sino encabezando ellos mismos la lucha por la democracia, desbordando el marco parlamentario y estableciendo una dictadura revolucionaria del proletariado.

Para ello se procedió a la organización del partido como un sociedad secreta, restringiendo la militancia a los que acataran el programa del partido y además participasen personalmente en las organizaciones. Lenin pensaba en militantes que estuviesen dispuestos a aceptar órdenes y a estar sujetos a una férrea disciplina pues al estar organizados en cédulas no podían ver los motivos de las decisiones de los dirigentes que utilizaban el sistema de la autocrítica para corregir sus equivocaciones. De esta manera el partido se preparaba para su lucha por el poder, que en las condiciones rusas pasaría necesariamente por la insurrección armada.

DICTADURA IDEOLOGICA

El error básico de la teoría Lenin-Trotsky es que ellos también, igual que Kautsky, oponen la dictadura a la democracia. “Dictadura o democracia”, es como plantean la cuestión tanto los bolcheviques como Kautsky. Este se decide naturalmente en favor de “la

Democracia”, es decir de la democracia burguesa, precisamente porque la opone a la alternativa de la revolución socialista oponiéndola a la democracia, y por lo tanto, a favor de la dictadura.

Lenin y Trotsky, por otro lado, se deciden a favor de la dictadura de un puñado de personas, es decir de la dictadura según el modelo burgués. Son dos polos opuestos, ambos igualmente distantes de una genuina política socialista. El proletariado, cuando toma el poder, no puede nunca seguir el buen consejo que la da Kautsky, con el pretexto de “la inmadurez del país”, de renunciar a la revolución socialista y dedicarse a la democracia. No puede seguir este consejo sin traicionarse a sí mismo, a la Internacional y a la revolución. Debería y debe encarar inmediatamente medidas socialistas, de la manera más enérgica, inflexible y firme, en otras palabras ejercer una dictadura, pero una dictadura de la clase, no de un partido o una camarilla. Dictadura de la clase significa, en el sentido más amplio del término, la participación más activa e ilimitada posible de la masa popular, la democracia sin límites. Pero la democracia socialista no es algo que recién comienza en la tierra prometida después de creados los fundamentos de la economía socialista, no llega como una suerte de regalo de Navidad para los ricos, quienes, mientras tanto, apoyaron lealmente a un puñado de dictadores socialistas. La democracia socialista comienza simultáneamente con la destrucción del dominio de clase y la construcción del socialismo. Comienza en el momento mismo de la toma del poder por el partido socialista. Es lo mismo que la dictadura del proletariado¡Sí, dictadura! Pero esta dictadura consiste en la manera de aplicar la democracia, no en su eliminación, en el ataque enérgico y resuelto a los derechos bien atrincherados y las relaciones económicas de la sociedad burguesa, sin lo cual no puede llevarse a cabo una transformación socialista. Pero esta dictadura debe ser el trabajo de la clase y no de una pequeña minoría dirigente que actúa en nombre de la clase; es decir, debe avanzar paso a paso partiendo de la participación activa de las masas; debe estar bajo su influencia directa, sujeta al control de la actividad pública; debe surgir de la educación política creciente de la masa popular. “Sin fijar nuestra atención en las mutaciones acaecidas en las ideas acerca de la Revolución durante el último tercio del siglo XX no sería posible entender el destino singular que ha tenido un libro como Los orígenes ideológicos de la Revolución norteamericana. Pues si, en el momento de su aparición, pudo parecer la obra de un señor con corbata de pajarita, un texto cuyo objetivo no iba más allá que el de realizar una erudita aclaración de ciertos aspectos pertenecientes a la parte más altamente retórica de una controversia histórica ya superada, en breve esa visión cambió. Y lo que una vez pudo ser considerado una indagación en un mundo intelectual muerto y enterrado, la invocación de una ideología burguesa, iusnaturalista e inevitablemente demodé, pronto pasó a ser visto como algo dotado de un sentido inaugural y del todo diferente: un texto que, contra las apariencias iniciales, tocaba de cerca aspectos básicos de la experiencia política moderna; que de verdad ofrecía aquello que prometía en su portada; un libro en el que se dilucidaban cuestiones importantes acerca de la ideología, de los orígenes e incluso de la propia Revolución

NUNCA FUIMOS ADORADORES FETICHISTAS

“Como marxistas —escribe Trotsky— nunca fuimos adoradores fetichistas de la democracia formal.” Es cierto que nunca fuimos adoradores fetichistas de la democracia formal Ni tampoco fuimos nunca adoradores fetichistas del socialismo ni tampoco del marxismo. ¿Se desprende de esto que también debemos tirar el socialismo por la borda, a la manera de Cunow, Lensch y Parvus si nos resulta incómodo? Trotsky y Lenin son la refutación viviente de esta respuesta.

“Nunca fuimos adoradores fetichistas de la democracia formal.”

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